¿Qué esconde la histórica bajada del paro en 2016?

La transformación del mercado laboral y la caída de las prestaciones alejan de las oficinas de empleo a muchos parados. Además, la calidad de los nuevos contratos sigue en entredicho

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El dato es histórico. Nunca antes desde que se tienen registros el paro en España había bajado de una manera tan brusca. En los doce meses de 2016 el número de desempleados registrados disminuyó en 390.534 personas. Con la prudencia de un Gobierno que todavía tiene más de 3,7 millones de parados oficiales, el ejecutivo, con Mariano Rajoy a la cabeza, mantiene el discurso optimista de que la recuperación ha llegado también al mercado laboral.

A cada cifra positiva, sin embargo, es posible encontrarle un reverso oscuro. Casi siempre vinculada a una precariedad que viene marcada por el altísimo porcentaje de contratos temporales (el 91,4% de los 19,98 millones que se firmaron el pasado año) o la cada vez más baja tasa de protección por desempleo (el 44,3% de los parados no recibe prestación alguna).

Recientemente fue la propia OCDE (Organización para la Cooperación y el desarrollo Económicos) quien dio un cachete a España sobre los cambios estructurales, para mal, que estaba viviendo el mercado laboral de nuestro país. La principal queja, la baja calidad de los nuevos contratos creados.

Contratos cada vez más temporales

Este punto viene a empañar la otra gran cifra que muchos destacaron este miércoles: el incremento en la afiliación a la Seguridad Social durante 2016. El Ministerio de Empleo que lidera Fátima Báñez luce, respecto al 1 de enero de 2016, 540.655 nuevos cotizantes, la mayor subida anual en una década.

El problema es que para ello ha sido necesario firmar cerca de 20 millones de nuevos contratos en este tiempo, lo que da una idea de la cantidad de acuerdos laborales por semanas, días o incluso horas que ahora mismo se cierran en España. Otro dato preocupante: del total de cotizantes por cuenta ajena el 40,2% son trabajadores temporales o con contratos a tiempo parcial.

Un registro público poco fiable

Francesc Castellana, presidente de la Fundació Utopía y experto en políticas de empleo, hace una clara diferenciación entre los datos de afiliación, que atribuye claramente al «crecimiento económico» –con subidas típicas en diciembre en el comercio y la agricultura, pero con caídas en sectores como la industria o la construcción–, y los datos del paro registrado, cada vez menos fiables en este nuevo modelo de mercado laboral.

¿Por qué? «La gente se apunta al paro por dos razones, por la prestación o por los servicios al empleo». Si no le sirve ninguna de ellas (la cobertura va en descenso y las fórmulas alternativas de búsqueda de empleo ya son mayoritarias) los desempleados pierden cualquier motivación para apuntarse al registro.

A la espera de la EPA

Una argumento reforzado por otro dato correspondiente al último mes del año. En diciembre el descenso en el paro registrado (86.849 personas) fue mayor que el número de nuevos afiliados (68.531 cotizantes más), lo que supone que una parte de los parados existentes desaparecieron de la estadística, a pesar de no encontrar un empleo, tal y como destacan desde Comisiones Obreras.

Así, habrá que ver los números que arroja la última Encuesta de Población Activa (EPA) del año. Un estudio que, aunque previsiblemente no variará demasiado en los grandes titulares, sí arrojará más luz sobre un mercado laboral muy diferente al de antes de la crisis.

Economía Digital

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