Mapa político para una legislatura agotada

La “lluvia fina” que se está aplicando desde el PP comienza tanto que si hoy se produjeran las elecciones el Partido Popular alcanzaría un número de diputados similar al conseguido por Mariano Rajoy en su última investidura

Pedro Sánchez y Pablo Casado se saludan en la última reunión pública que mantuvieron en La Moncloa, el pasado el 2 de septiembre de 2020 | EFE/FV/Pool/Archivo
Pedro Sánchez y Pablo Casado se saludan en la última reunión pública que mantuvieron en La Moncloa, el pasado el 2 de septiembre de 2020 | EFE/FV/Pool/Archivo

Estamos en el comienzo del curso político más importante de los últimos años, un periodo que va a determinar quién gana y quién pierde las próximas elecciones.

Las decisiones estratégicas que tomen los partidos durante los próximos 12 meses van a ser determinantes para que en el peor de los casos el PP gane las elecciones de forma ajustada, permitiendo esto una repetición del gobierno frankenstein que llevó a Sánchez y a Iglesias a la moncloa con la aquiescencia en algunos casos y el apoyo explícito en otros de todo el independentismo irrendento de nuestro generoso país o consiga una victoria holgada que produzca un cambio de signo político en el el palacio de La Moncloa

Pero antes de comenzar con los considerandos, creo que es necesario aclarar el punto en el que nos encontramos tras un año tan complejo como 2020, el año del virus feroz, y para ello no hay mejor herramienta que las encuestas, la media de las cuales nos aporta dos datos cuantitativos tremendamente relevantes:

1.- Que el PSOE se encuentra entre 2 y 4 puntos por debajo del porcentaje de voto alcanzado en las pasadas elecciones, algo que no le permitiría llegar a los 100 diputados.

2.- Que el PP ha subido entre 7 y 9 puntos y hoy superaría holgadamente los 130 escaños, lo cual indica que la “lluvia fina” que se está aplicando desde la dirección del partido de Pablo Casado comienza a calar de forma tal que si hoy se produjeran las elecciones el Partido Popular alcanzaría un número de diputados similar al conseguido por Mariano Rajoy en su última investidura.

Asimismo es importante señalar que si bien los pactos con Podemos e independentistas han conseguido apalancar a Sánchez en la Moncloa, también han producido una curiosa externalidad que hace que cada nuevo pacto con el conglomerado independentista que le refuerza como gobierno, le perjudica electoralmente, haciendo que cada mes de estancia del Sánchez en el gobierno, las posibilidades de ganar las próximas elecciones se reduzcan.

Por tanto, y a pesar de los esfuerzos titánicos que está realizando el nuevo equipo a cargo de la estrategia y la comunicación monclovita, la realidad es que su capacidad de maniobra se reduce cada día que pasa, dejando que tras el trampantojo del nombramiento del nuevo gobierno y el reparto de los evanescentes los fondos europeos comience a verse el cartón de las miserias que subyacen tras este prodigio de imaginería política que no es otro que nos hallamos ante un gobierno débil que transita los últimos tramos de una legislatura agotada.

Un gobierno que a pesar de sus intentos de hacer olvidar al país su pecado original está en franca minoría y va a sufrir cada mes que pase más dificultades para aprobar su agenda política (si es que tal cosa existe) además de salirle cada vez más caros los votos de los partidos nacionalistas e independentistas, sabedores de que sin ellos Sánchez debería disolver las cortes.

Y por si fuera poco, un gobierno que ha dejado escapar una legislatura que ya se encuentra claramente agotada y en vía muerta, una legislatura cuya única posible salida no es ya el desarrollo de una agenda parlamentaria mínimamente decente sino convertir el tiempo que le queda en el poder usando todas las herramientas a su alcance para impedir la ya nítida desmovilización de sus votantes.