‘Islas del abandono’: así recupera la naturaleza lo que el hombre destruye
Envenenados por químicos o radiaciones nucleares, destruidos por la guerra o el colapso económico, este viaje a 13 de los lugares más devastados del mundo habla de la recuperación de la naturaleza cuando los humanos se marchan

Flyn viajó dos años a los lugares más devastados del mundo para escribir ‘Islas del abandono’. Foto: Cal Flyn by Rebecca Marr.
Un antiguo yacimiento de petróleo, un campo de batalla abonado con armamento químico, la que fuera una de las zonas más militarizadas del mundo, un bosque envenenado con arsénico, gigantescas factorías abandonadas o el lugar que padeció el mayor desastre nuclear de la historia. Islas del abandono, de Cal Flyn, retrata 13 lugares devastados por la mano del hombre y en los que, pese a todo, la naturaleza se ha apresurado a llenar los vacíos con nuevos y sorprendentemente nutridos ecosistemas dejando constancia de su poder salvaje.
“Islas del abandono es un libro sobre ecología y psicología de lugares abandonados” explica su autora, la escritora especializada en no ficción literaria y periodismo de investigación.
Si en su primer libro, Thicker than water (Más espeso que el agua), exploraba cuestiones del colonialismo y la culpa intergeneracional -fue el libro del año 2016 en el Times-, el segundo, Islas de abandono (Capitán Swing), es una exploración de los lugares en los que la naturaleza está recuperando la tierra que antes ocupaba la actividad humana.
Paisajes posthumanos
No son lugares cualesquiera, sino algunos en los que el hombre parece haber puesto todo su empeño en lograr la máxima destrucción. Barrios enteros de Detroit convertidos en zombis de hormigón cuando las gigantescas fábricas de automóviles cerraron, los terrenos irradiados de Chernóbil, la zona desmilitarizada que separa las dos Coreas.
Dañados y después abandonados, algunos durante años y otros durante décadas, ya sea como consecuencia de la guerra, la catástrofe, la enfermedad o el declive económico.
Durante dos años, Flyn viajó a algunos de estos lugares, que se cuentan entre los más desolados del planeta, para encontrar lo que ella denomina un “isla” de nueva vida. Sitios donde, contra todo pronóstico, la naturaleza se ha regenerado, superando incluso las expectativas más optimistas de los científicos y dando lugar a nuevos ecosistemas de extraordinario valor medioambiental.
Lo que me interesaba descubrir, apunta Flyn, es qué pasa con la naturaleza cuando nosotros no estamos.
Durante dos años, Cal Flyn viajó a algunos de los lugares más desolados del planeta para encontrar ‘islas’ de nueva vida
Naturaleza y redención
Lo que la periodista pudo comprobar con sus propios ojos es que en los terrenos irradiados de Chernóbil ha resurgido una variedad de vida silvestre que no se había visto en mucho tiempo.
COMPRAR ‘Islas del abandono’ en Amazon (20,90€)
En la zona desmilitarizada de la península de Corea, un exuberante bosque alberga miles de especies extinguidas o en peligro de extinción en cualquier otro lugar del planeta.
En West Lothian, Escocia, cinco gigantescas montañas de residuos procedentes de la extracción de mineral para su transformación en combustible se han transformado mientras nadie prestaba atención en epicentro de vida silvestre, algo similar a lo ocurrido en el atolón Bikini, en las las islas Marshall, donde Estados Unidos detonó una bomba termonuclear con una fuerza siete mil veces superior a la bomba lanzada en Hiroshima.
En las colinas de Verdún (Francia), donde tuvo lugar una de las más cruentas y largas batallas de la Primera Guerra Mundial que dejaría el lugar absolutamente aniquilado, crecen bosques de pinos negros e, incluso, en el claro en que se enterraron y detonaron las armas químicas sobrantes cuando terminó el conflicto, conocido como la Place à Gaz, un lugar absolutamente envenenado de arsénico y metales pesados, crecen musgos, hierbas y enredaderas.
Bien documentada, no escamotea la autora datos sobre la degradación del medio ambiente en estos lugares, con cifras que se entretejen en la historia, pero sí pone el foco en la redención: en cómo incluso los lugares más contaminados de la Tierra tienen la capacidad de rehabilitarse.
El poder de la naturaleza
Tras dos años visitando paisajes destruidos por la guerra, las catástrofes nucleares, los desastres naturales, la desertificación, la toxificación, la irradiación y el colapso económico, el libro que ha escrito Flyn, sin embargo, no es tanto un libro de oscuridad como de esperanza.
“Este debería ser un libro sobre la oscuridad, una letanía de los peores lugares del mundo. Pero, en realidad, es una historia de redención, de cómo los escenarios más contaminados del planeta -asfixiados por las mareas negras, reventados por las bombas, envenenados por la lluvia radiactiva o totalmente despojados de sus recursos naturales- pueden rehabilitarse a través de procesos ecológicos”, apunta.
Reconforta, en medio de la crisis climática que es imposible no ver, esta chispa de optimismo, esta constatación de que la naturaleza tiene la capacidad de regenerarse cuando los humanos se marchan, solo con tiempo y espacio.
Y es que, como sostiene Flyn en el prólogo, “la ausencia de personas, sorprendentemente, demuestra ser más beneficiosa para el entorno que lo perjudiciales que puedan ser la contaminación o los campos minados”.
Mejor Libro de Viajes de 2021 (The Washington Post) y ganador del Premio Joven Escritora del Año (Sunday Times) Islas del abandono. La vida en los paisajes posthumanos es también, en cierta medida, un libro de viajes, viajes a lugares que nunca más deberíamos poder ver y que nos recuerdan nuestra responsabilidad en un planeta para el que no tenemos recambio.