La ruta en moto más alucinante por la Costa de la Luz

Desde Conil de la Frontera hasta Algeciras, esta ruta de 120 km permite disfrutar de la Costa de la Luz en la más placentera libertad

La Costa de la Luz en moto. Foto: Turismo de Andalucií.

Sentir cómo el viento acaricia el casco, el pecho y los brazos, escuchar el ronroneo de la moto que vibra entre las piernas, ser consciente de qué manera el cuerpo desafía a la ley de la gravedad en cada curva.

Y, lo mejor, la sensación de libertad, de ver cómo tras el visor se suceden las playas de arena que parecen no tener fin, las calas y los campos verdes con las manchas amarillas de los piornos, los bosques de pinares que se repiten una y otra vez.

Eso es lo que nos espera mientras recorremos kilómetros y kilómetros en moto, una forma de viaje que quizás no sea para todos los gustos. Pero para los enamorados de las dos ruedas, no hay nada igual.

Por la Ruta del Estrecho

Es el caso de Pedro Pardo, apasionado por este tipo de vehículos y autor de varias guías y libros de viaje para hacer en dos ruedas, como ‘España en moto’ (Anaya Touring), a quien seguimos para descubrir la Ruta del Estrecho, un recorrido de casi 120 km desde Conil de la Frontera hasta Algeciras y uno de los itinerarios más bonitos que se pueden hacer en la fachada atlántica de la provincia de Cádiz.

Llegada a Vejer de la Frontera. Foto: Turismo de Andalucía.

“Masas de pinos y alcornoques ocupan las llanuras y las suaves laderas de los montes, formando uno de los pocos paisajes litorales vírgenes que quedan no solo en Andalucía sino en España”, precisa Pardo.

Casi todo el recorrido –excepto el acceso a Algeciras– son tierras bajas, con carreteras en buen estado donde a lo sumo hay que estar atento a la arena que se puede acumular en algunas curvas.

En este viaje, sugiere, no se puede dejar de lado la cocina andaluza, con sus aceites de oliva, sus jamones y chacinas de cerdo, los maricos y los pescados, sobre todo el atún rojo de almadraba; técnica de pesca usada en Zahara de los Atunes, Barbate y Conil.

Así es el paisaje por la Ruta del Estrecho. Foto: Turismo de Andalucía.

Por las costas gaditanas

El punto de partida es Conil de la Frontera, donde vale la pena desviarse para conocer el embrujo que desprende el pueblo blanco de Vejer de la Frontera, y luego seguir por la carretera que cruza la masa pinar del Parque Natural de la Breña y las Marismas de Barbate, donde hasta Zahara de los Atunes se transita por una carretera de arena blanquísima.

Parte de la Ruta del Estrecho pasa por “uno de los pocos paisajes litorales vírgenes que quedan en Andalucía”, dice Pedro Pardo

“De hecho, casi toda la costa es un ininterrumpido arenal”, apunta, donde las playas recomendadas son las de El Palmar de Vejer, la de Caños de Meca –con sectores nudistas- y la de Yerbabuena.

Las infinitas playas de Tarifa. Foto: Turismo de Andalucía.

A Zahara de los Atunes

Son paisajes de vientos fuertes, con poca precisión urbanística, que conservan “una soledad primitiva”.

Tras Los Caños de Meca, que en agosto suele estar masificado, se llega al puerto de Barbate, donde el escaso interés de su núcleo urbano se compensa con la belleza de sus playas.

La parada final de la primera etapa es Zahara de los Atunes, una antigua aldea de pescadores reconvertida en potencia turística; por lo que poco más hay para descubrir que no sea descansar.

Vejer de la Frontera. Foto: Turismo de Andalucía.

El reino del viento

La segunda etapa, hacia Algeciras, se inicia con una carretera que va bordeando las sierras de la Plata y de Fates, zonas donde el viento es aprovechado por gigantescos molinos eólicos, y también por los amantes de los deportes náuticos como el windsurf o el kitesurf que se concentran en la gigantesca playa de Tarifa.

Los fuertes vientos convierten a Tarifa en una meca de deportes como el windsurf y el kitesurf

Por ello, sugiere, hay que tener cuidado con las rachas que pueden traer algún susto en la moto.

El viento es rey en estas comarcas. Foto: Turismo de Andalucía.

Con vistas a África

De los siguientes 25 kilómetros “hay muy pocos sitios en el mundo donde es posible rodar por un continente teniendo a la vista otro”, apunta, con las panorámicas de Marruecos del otro lado de las Columnas de Hércules. O sea, el estrecho de Gibraltar.

Esa distancia parece más pequeña cuando se sube al mirador de las ruinas medievales que hay en Tarifa, una ciudad de casas blanquísimas desconchadas por el viento y la humedad, apunta Pardo.

Desde Algeciras, punto final de esta ruta, se divisa la mole del famoso peñón, donde están todos los servicios necesarios para cruzar el Estrecho o seguir viaje por otros rincones de Andalucía.

a.
Ahora en portada