Siete motivos para viajar a Noruega en primavera
En Noruega estos meses hay menos turismo, pero sus bosques y fiordos estallan de colores. El deshielo genera un sinfín de cascadas y las ciudades se animan con sus terrazas y festivales

En primavera los fiordos de Noruega vuelven a la vida. Foto WallpaperCave
Tras haber pasado varios meses encerrados, con días fríos y con pocas horas de luz, los noruegos aprovechan la primavera a fondo.
Todo el país florece y no solo en términos de naturaleza, sino también sociales, con la conquista de las terrazas para disfrutar de las primeras cervezas, la realización de eventos comerciales y culturales como, y la posibilidad de realizar actividades como bucear o caminar en glaciares.
Ya llega la primavera a Noruega, y estas son siete citas que nadie se puede perder.
Saborear el primer utepils
Con la mejora del clima las terrazas se llenan de vida, encontrar una mesa en un café es una gimcana urbana, y aunque sea con una manta en las piernas, todo el mundo busca la caricia del sol.
Y una de las experiencias más apreciadas es disfrutar del primer utepils de la temporada.
Así se llama a la cerveza al aire libre, que en Oslo se puede disfrutar en los puestos del mercado de Vippa, en los modernos muelles de Tjuvholmen y Sørenga, o en el vanguardista barrio de Aker Brygge.
El muelle de Bryggen también es otro sitio muy popular, mientras que en Stavanger el sitio indicado es el puerto de Vågen.
Aunque el frío es mayor, en restaurantes como Verrtshuset Skarven o el Skirri, de Tromsø, se puede tomar una copa mientras se contempla el sol de medianoche.
Ver los fiordos en flores
El momento ideal para viajar por los fiordos noruegos es a mediados de mayo. ¿La razón? Que miles de árboles frutales florecen en estas lenguas de bosques que se internan en el mar, en un hermoso paisaje que se corona por los picos siempre nevados.
Los fiordos, llenos de flores, cuentan con un microclima que permite el cultivo de manzanas y frutos rojos
El reflejo del sol en el agua genera un microclima único en estas zonas, aprovechado por los pobladores para cultivar frutos rojos y manzanas, que permite elaborar sidras y el eplemost, un zumo de esta fruta 100% natural.
Uno de los sitios recomendados para ver esta explosión de flores es el fiordo de Hargander, hogar de las aldeas de Ulvik, Lofthus y Kinsarvik; o también puede ser el fiordo Sognefjord.
Sentir la fuerza de las cascadas
Con el calor llegan los deshielos, y por lógica, los saltos de agua de los bosques en mayo y junio se convierten en potentes cascadas.
Entre ellas está la de Vøringsfossen, no muy lejos de pueblo de Eidfjord, en Hardanger, que es una de las más espectaculares, donde también hay modernos miradores para verlas con calma.
Un dato a tener en cuenta: de las 30 cascadas más altas del mundo, diez están en Noruega. Es momento de ir a descubrirlas.
Espiar a las aves en sus santuarios
No solo los noruegos salen de sus hogares: con la primavera cientos de miles de aves migratorias y otras que han nacido hace semanas invaden los bosques, y sus cantos es la mejor música que se puede escuchar cuando se realiza senderismo.
Algunos de los mejores sitios para observar las aves son las islas de Runde, Lovund y Røst, hogar de multitudes de frailecillos que regresan a sus nidos.
En tanto un inmenso número de eiders reales o de Steller, pigargos y gerifaltes -entre otras especies- llegan a Varanger, al norte de Noruega. Para fotografiarlos, hay una serie de modernas casetas diseñadas por el estudio Biotope que permiten espiarlas con discreción.
Deleitarse con los festivales gastronómicos
Desde hace unas semanas en los pueblos noruegos han regresado los mercadillos de agricultores, donde la sostenibilidad y los sabores auténticos son sus sellos de distinción.
En Oslo, Stavanger y Trøndelag durante primavera y verano se organizan festivales gastronómicos, algunos vegetarianos, otros de cocinas del mundo o de sabores noruegos
También hay varios eventos gastronómicos, como el festival vegetariano de Oslo o el Spis & Drikk, también en la capital del país.
Entre primavera y verano, otros festivales a tener en cuenta es el de la cerveza en Trøndelag, el gastronómico de Gladmat, en Stavanger (con un variado despliegue de comidas del mundo) y el multitudinario de Matsfreif, también en Oslo, centrado en las delicias de diferentes rincones de Noruega.
Bucear en aguas transparentes
No hay que tener miedo que las aguas sean frías: con un traje de neopreno el cuerpo mantiene su temperatura.
Pero la primavera es la época ideal para bucear entre los fiordos, para descubrir la fauna oceánica, porque las aguas están tan cristalinas como en el invierno, y ya en verano se encontrarán más turbias.
Entre los sitios recomendados están la isla de Hattan, dueña de una valiosa biodiversidad; o el estrecho de Salstraumen, cerca de Bodø, para ver la vida del Ártico.
Otra opción es llegar a Narvik y bucear en el cementerio de barcos de la Segunda Guerra que yacen en el lecho, tras la batalla entre alemanes y británicos por el control de este puerto.
Caminar entre glaciares
Con los hielos invernales en retroceso, es el momento recomendado para ir de trekking por los glaciares, para maravillarse con esos caminos de hielos blancos y turquesas.
Uno de ellos es el de Jostedalsbreen, de 60 km de largo, donde hay circuitos para expertos y otros para aficionados.
Otros glaciares donde se ofrecen excursiones entre mayo y junio son los de Nigardsbreen en Sogn og Fjordane, el de Folgefonna en Hargander, o el Svartisen, en Nordland.