Dónde comer en Conil: atún rojo, arroz y cuchareo en la costa de Cádiz

De los arroces de un campeón mundial de paellas al atún de almadraba en todos sus cortes y elaboraciones pasando por el cuchareo menos conocido, estos son los restaurantes de Conil para tener en el radar

Restaurante Feduchy Conil

Una ruta para comerse Conil. Foto: Feduchy Grupo.

Los atunes lo tienen claro. Y, desde hace milenios, cada primavera emprenden un larguísimo viaje de más de 2.500 millas desde las frías aguas del Atlántico Norte para llegar a Cádiz. Nada les detiene en ese trayecto en el que buscan las cálidas aguas mediterráneas para reproducirse y cuyo instinto, ya conocido por fenicios, griegos y romanos, dio lugar a una técnica de pesca -la almadraba- y una industria atunera que ha llegado a nuestros días.

Y, como los atunes, también nosotros buscamos los pueblos costeros de Cádiz en los que la almadraba es religión. Es el caso de Conil de la Frontera donde incluso un museo, el Centro de Interpretación del Mar, el Atún y las Almadrabas, permite adentrarse en esta fascinante historia desde La Chanca, precisamente el edificio que fue durante cinco siglos fue el epicentro de la industria almadrabera en la zona.

Aunque, para descubrir historia y técnicas de pesca, especies y posibilidades gastronómicas alrededor de este manjar lo mejor es pasar de la teoría a la práctica, por ejemplo en los restaurante que mejor preparan el atún en Conil.

Restaurante Atunante en Conil
No hay razon para no darse un festin de atun rojo de almadraba. Foto: Atunante | Barceló Conil Playa.

El Roqueo

La ruta bien puede empezar en El Roqueo. Especializado en pescado fresco, atún de almadraba, arroces y carnes a la brasa, lo encontramos sobre los acantilados de El Roqueo en dirección a la magnífica playa Fuente del Gallo.

Con una apetecible terraza con césped y hermosas vistas al mar y chiringuito a pie de playa en los meses de verano, El Roqueo es el feudo del chef José Sánchez, donde ofrece una carta de mercado con una cocina básicamente andaluza pero que no duda en revisar y actualizar a golpe de imaginación y creatividad, por supuesto, sin sacrificar la extraordinaria calidad del producto que sirve.

Por las mesas desfilan pescados y mariscos, sin olvidar carnes de la zona como el retinto ni el atún de almadraba, la auténtica estrella. Tampoco las estrellas de la afamada (y con razón) huerta conileña. Los postres caseros y la bodega son otras dos buenas razones para visitar este restaurante.

Restaurante El Roqueo, Conil.
Foto: Restaurante El Roqueo.

La Fontanilla

Seguimos la pista del mejor atún en La Fontanilla (Avenida de la Playa S/N), en la playa del mismo nombre en Conil de la Frontera.

Poco más que un chozo cuando lo pusieron en marcha Fernanda Rubio y Pedro Pérez en los años sesenta, hoy, gestionado por sus hijos, Antonio y Pedro Pérez, mantiene la ubicación inmejorable frente al Atlántico y la esencia de la cocina de sus padres, pero ahora con instalaciones más modernas y confortable.

La conexión con la pesca que antaño se descargaba en la misma orilla en que se levanta el chiringuito sigue siendo el leitmotiv de La Fontanilla, que ofrece cada día una selección de pescados de roca, piezas frescas de atún rojo de las almadrabas de Conil y Barbate y todo tipo de guisos (a destacar la urta a La Fontanilla y el guisote) y sabores marineros.

Restaurante La Fontanilla en Conil.
Foto: Restaurante La Fontanilla.

Mariscos, carnes de retinto y verduras de la huerta conileña completan su despensa, con la que elaboran una cocina sincera, donde brilla la materia prima sin artificios.

Cooking Almadraba

Y verdadero culto al atún rojo de almadraba se rinde también en Cooking Almadraba (Plaza Blas Infante) en este caso en el centro de Conil.

Y es que una empresa enteramente dedicada al atún, Petaca Chico, está detrás de este restaurante, inaugurado en 2018 y con el chef Mauro Barreiro (de La curiosidad de Mauro, en Cádiz) al frente.

Más un templo que un restaurante erigido en torno a este manjar, el local se atreve a experimentar con cortes novedosos y nuevas técnicas para trabajar este túnido.

Croqueta nigiri en Cooking Almadraba
Croqueta nigiri. Foto: Cooking Almadraba.

Con varios salones, mesas altas y bajas y también terraza, el trabajo en los fogones se puede ver gracias a la cocina vista, de donde salen platos con un punto diferente gracias a la creatividad de Barreiro, que no duda en tirar de influencias para sacarle todo el jugo al atún.

Entre los grandes hits, el croissant picante con atún en crudo a la roteña, el tartar de lomo negro y gamba blanca con tomate verde de Conil, la ventresca de atún con tomate en escabeche y ajo blanco, la parpatana a la brasa acompañada de papas arrugás y pimiento del padrón o la croqueta nigiri, una croqueta de atún en tomate con una irresistible loncha de crudo encima.

Arrozante

Y aunque también tienen un restaurante especializado en atún, de nombre Atunante, venimos al Hotel Barceló Conil Playa (calle El Roqueo) elevado sobre las preciosas arenas doradas de la playa Fuente del Gallo para cambiar de tercio y probar su excelentes arroces en Arrozante.

Restaurante Arrozante en Conil.
Arrozante. Foto: Barceló Conil Playa.

Abierto a alojados y no alojados, se trata de un concepto diseñado en en exclusiva para la cadena hotelera por el campeón mundial de paellas Carlos Otaola (Restaurante Otaola, Sevilla) y el chef José Luis Chaparro (Restaurante Casa Chaparro, Valencia).

Con la variedad bombita cultivada para Barceló por Molino Roca en arrozales valencianos se preparan deliciosos arroces como el del senyoret, de calamares y gamba roja, negro con carabineros, paella ibérica con presa, chorizo y jamón, con bogavante y alcachofas o el caldoso, además de fideuás como la de pato, boletus y foie.

Además, se puede aprender a hacerlos, gracias a un sabroso taller de elaboración que incluye la receta, los ingredientes y una clase práctica y que termina, cómo no, degustando la propia creación.

Arroz en el restaurante Arrozante.
Culto al arroz en Arrozante. Foto: Barceló Conil Playa.

Venta Melchor

Hay que alejarse diez minutos en coche de Conil para acercarse a Venta Melchor (El Colorado, km 18 de la N-340), que se define a sí mismo como “una olla de variedades”.

Lo de olla no es un decir porque el cuchareo está en la base de la oferta gastronómica que comanda Petri Benítez, jefa de cocina y esposa de Juan Carlos Almazo, cuyos padres fundaron la venta en 1960.

Platos tradicionales casi olvidados como los garbanzos con rabo de toro o con langostino de Sanlúcar conviven en la carta con alcauciles con habas, perdiz de monte encebollada o chícharos de temporada.

Calamares en Venta Melchor, Conil.
Calamares al estilo de Conil. Foto: Venta Melchor.

Y, aunque más de interior que los anteriores, también hay pescados –el omnipresente atún incluido, exquisito encebollado y en tartar-.

El establecimiento cuenta con un pequeño ultramarinos para llevarnos algunos de sus excelentes productos y organiza reputadas jornadas gastronómicas, como las del calamar de potera, el tomate de Conil, la caza o el cuchareo.

También destaca una buena bodega con referencias de vinos D.O Jerez-Xérèz-Sherry y Vinos de Indicación Geográfica Protegida Tierra de Cádiz.

Feduchy Conil

De vuelta en Conil encontramos, frente a la puerta de la villa, Feduchy (Pascual Junquera, 2) que se alza en un señorial edificio del siglo XVIII, la antigua Casa del Conde de Cinco Torres.

Con otro recomendable establecimiento a pie de playa en La Fontanilla (el tardeo es magnífico), este, más de tipo gastrobar, es perfecto para tapear, tomar unos tacos, una tabla de quesos de la Sierra de Cádiz, una ensaladilla de pulpo al ajillo, un tiradito de atún rojo con ají amarillo y trufa o unos nigiris de huevo de codorniz con panceta al cobijo de un hermoso edificio de piedra ostionera.

Feduchy Conil.
Foto: Feduchy Grupo.

Buena carta de cócteles y excelente ambiente.

La Cachorra Perdida

También con la etiqueta de gastrobar-lounge se presenta La Cachorra Perdida (Herrería, 3D) que ocupa una casa con tres siglos de historia en el centro de Conil.

Daniel Carreño es el cocinero e ideólogo de una carta en la que conviven en armonía verduras de la huerta conileña, albóndigas o brochetas morunas de atún, sardinas ahumadas y canelón de retinto de la Janda con queso payoyo con bowls de poke o ramen.

Plato de La Cachorra Perdida en Conil.
Brochetas morunas de atún de almadraba. Foto: La Cachorra Perdida.

El Escondite

Oculto en el patio interior de una casona del siglo XIX está el que posiblemente sea el restaurante más coqueto de Conil. El Escondite (Gral. Gabino Aranda, 13) es un proyecto del chef madrileño Iñigo Oller, que lleva más de una década trabajando en Andalucía y, más concretamente, en Cádiz.

En el exuberante patio y otros dos salones también llenos de encanto sirve una propuesta de cocina de mercado muy centrada en los productos de proximidad, especialmente verduras, que toman forma en platos para compartir.

Siempre hay platos fuera de carta, así que mejor preguntar. También opciones sin gluten y carta vegana, y una enorme cantidad de vinos servidos por copa, así como originales postres, helados y cócteles.

Anca Massa

Y como a veces hay que cambiar de tercio, proponemos también una trattoria y pizzería, Anca Massa (Cadiz, 6), donde tomar las mejores pizzas de Conil.

Elaboradas con masa madre que se fermenta más de 24 horas para lograr un mejor sabor y una textura más ligera y crujiente, haciéndolas además mucho más digestivas, destacan las elaboraciones gourmet o las preparadas sobre base negra.

No olvides dejar sitio para el postre, por ejemplo, unos deliciosos canoli sicilianos.

a.
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