Así rodó Emirates el anuncio más audaz del momento
Una tripulante sonríe en la antena del edificio más alto del mundo mientras un A380 pasa muy cerca. La nueva publicidad de Emirates es una arriesgada proeza técnica sin efectos especiales

No hay efectos especiales: la azafata está a 868 metros de altura. Foto Emirates
Las escenas de la tripulante de cabina de Emirates sosteniendo carteles en el extremo del edificio más alto del mundo, mientras un A380 pasa detrás suyo, son impactantes. Pero cuando la compañía informa que allí no se usaron ni cromas ni recreaciones digitales y ningún otro efecto especial, la sensación es de vértigo. Aunque uno esté a miles de kilómetros de Dubái.
“Emirates lo ha vuelto a hacer” dice la línea aérea. Y tiene razón, porque este anuncio que promociona la Expo Dubái es la continuación de la publicidad que se había emitido en el verano.
Una azafata sin sentido del vértigo
Tanto en uno como en otro la protagonista es la misma: Nicole Smith-Ludvik, que además de ser azafata de Emirates también es paracaidista profesional. Y por lo visto, no tiene ningún sentido del vértigo.
La protagonista es la azafata Nicole Smith-Ludvik, que también es paracaidista profesional
Con su sonrisa impecable, con su uniforme con sombrero y zapatos de tacón, está parada en una plataforma de 1,2 metros cuadrados en la antena de un edificio que mide 828 metros.
Lo que no se ve es el arnés oculto en el uniforme, una medida de seguridad vital para evitar cualquier accidente.
Cinco horas en el techo de Dubái
Para llegar al extremo del Burj Khalija Smith-Ludviky un asistente iniciaron la ascensión antes del amanecer desde el piso 160 del rascacielos, lo que les llevó poco más de una hora.
En total estuvieron cinco horas entre el montaje del arnés de seguridad, ajustando detalles y realizando las diferentes tomas de la publicidad.
El vuelo del A380
No tan arriesgada como la performance de la azafata, pero el vuelo del A380 también requirió de una importante planificación.
El A380 realizó 11 pases cerca de la azafata que no se movía de la plataforma ubicada a más de 800 metros de altura
El gigantesco avión voló a una altura de 822 metros, casi la misma altura del Burj Khalija, y a una velocidad de 268 km/h (cuando su velocidad crucero es de 888 km/h), lo que le permitió aproximarse al rascacielos a la distancia deseada.
En total el avión tuvo que realizar 11 giros alrededor de la azafata, que seguía sonriendo, hasta lograr la toma ideal.
La producción detrás del vuelo
Da la sensación que el A380 pasa muy cerca de la tripulante, pero en realidad está volando a 800 metros de ella.
Para lograr estos pases los pilotos realizaron varios entrenamientos en los simuladores de vuelo de Emirates y coordinaron la ruta junto con los organismos de control aéreo de Dubái, que cerraron el espacio aéreo de la ciudad los días 13 y 14 de octubre al amanecer para garantizar la seguridad de la producción.
La millonaria campaña de Emirates
El único efecto, en la postproducción, ha sido reescribir los mensajes de los carteles que Smith-Ludvik sostiene, que se tradujeron a 12 idiomas.
Este anuncio forma parte de la campaña publicitaria en la que Emirates invirtió 17,6 millones de euros para promover los vuelos y las visitas a la Expo Dubái, evento que finalizará el próximo 31 de marzo.