El micro reinado que desafía a la corona británica
Isabel II no es la única monarca de Gran Bretaña. La pequeña isla de Piel, al oeste del país, conserva un título de rey por una anécdota histórica
En la costa noroeste de Inglaterra, no muy lejos de Lancastershire, la pequeña isla de Piel cuenta con un castillo en ruinas, una hostería con más de 300 años de antigüedad, un par de casas y algo que solo tiene el palacio de Buckingham: una familia real.
La monarquía de la Isla de Piel son esas casas reales que reclaman la soberanía de un micro país, en una reivindicación anecdótica que aprovecha un curioso hecho histórico.
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Esta isla, que tiene presencia humana desde la época neolítica, en la Edad Media pasó por manos de varias órdenes monacales, y en el siglo XIV se construyó un castillo para proteger las cosechas y a los barcos de la región frente a las incursiones de los piratas.
La misión suicida del falso rey
El 4 de junio de 1487 un ejército de 2.000 mercenarios alemanes conducidos por Martin Swartz llegó desde Irlanda en apoyo de Lambert Simmel, quien lideró una rebelión para destronar a Enrique VII.
El trono del rey de Piel, esculpido. Foto: English Heritage
En recuerdo de la fracasada rebelión de Lambert Simmel contra la monarquía de Enrique VII en la isla de Piel se corona a un rey cada vez que una persona toma posesión de la hostería local
El joven que aseguraba ser el heredero de la corona inglesa fue ungido en Dublín como Enrique VI por un grupo de nobles que querían sacar al verdadero rey del trono.
Al final Simmel, Swartz y los nobles rebeldes fueron derrotados en la batalla de Stoke y el falso aspirante terminó como prisionero de Enrique VII.
La historia siguió adelante
La isla luego pasó de mano en mano de varias casas nobles, y adquirió una relativa importancia como punto de recaudación de impuestos a las mercancías.
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Desde 1920 la propiedad de la isla es de la cercana ciudad de Barrow-in-Furness, mientras que el castillo quedó en manos de la organización pública English Heritage.
El nuevo rey de Piel es ungido entre bebidas. Foto English Heritage
La pequeña casa real
Pero allí también hay una posada con un pub cuyo origen se pierde en la historia. Se trata del Ship Inn, creado para socorrer a los pilotos y tripulantes que bordeaban las peligrosas costas de este rincón de Inglaterra.
Desde que Edward Postlethwaite tomó posesión de la propiedad en 1746 se instauró la tradición de nombrar a un rey y a sus caballeros cada vez que el establecimiento cambiaba de dueño.
Esta monarquía de cotillón se creó como un homenaje para las aspiraciones reales de Lambert Simmel y el paso de su ejército de mercenarios camino a una causa imposible.
La ceremonia del nuevo rey
La ceremonia es una atracción para los residentes de Barrow-in-Furness y los pueblos vecinos: el nuevo rey calza un yelmo en su cabeza, se sienta en una silla de roble centenaria, y es ungido con un cóctel de bebidas alcohólicas.
La antigua posada Ship Inn, donde reside el rey. Foto Piel Island
Esta monarquía de cotillón se tomó la molestia de crear un gabinete con primer ministro y establecieron las reglas para ser nombrado caballero
En 1914 se tomaron el trabajo de crear un gabinete con un primer ministro, un lord mayor y una familia real, conformada por un rey y caballeros que debían, sobre todas las cosas, proclamarse como “libres de fumar, beber y amar al sexo contrario”.
Nuevas reglas
Los nuevos reyes, Steve y Sheila Chattaway, mantienen la insólita tradición pero cambiaron las exigencias para pertenecer a esta casa real: ahora no hacía falta presumir de sus vicios, sino haber hecho algo significativo por la comunidad.
Vista aérea del pequeño reinado de Piel Island. Foto English Heritage
Así, fueron nombrados turistas que se convirtieron en clientes habituales o personas que han salvado a otras en naufragios en las traicioneras aguas del lugar.
De hecho, en el Ship Inn se mantiene la ancestral tradición de brindar alojamiento y comida gratis al marino que haya tenido problemas con su barco.