París se rinde al científico que abrió las puertas del Antiguo Egipto

Jean-François Champollion fue el historiador y lingüista que logró descifrar los jeroglíficos egipcios. 200 años después de su gran hito, la traducción de la Piedra Rosetta, París inaugura una exposición sobre su fascinante trabajo

La famosa piedra Rosetta será protagonista de una muestra en el British Museum. Foto: EFE.

Pieza estrella del British Museum de Londres, la enigmática piedra Rosetta se considera el primer texto plurilingüe (en jeroglíficos egipcios, escritura demótica y griego antiguo) antiguo. Fue, además, la llave que permitió descifrar los hasta entonces incomprensibles jeroglíficos, un logro del historiador y lingüista francés Jean-François Champollion en 1822.

Ahora, cuando se cumplen 200 años de este gran hito, una gran muestra en la Biblioteca François Mitterand (BnF) de París recupera su figura a través de un viaje por su singular trayectoria.

El secreto de los jeroglíficos

Conocer los nombres de los faraones que construyeron las grandes pirámides de Egipto, descifrar los Libros de los Muertos encontrados en sus tumbas o comprender los mensajes tallados en los templos fueron algunos de los regalos que Champollion, con apenas 32 años, ofreció al mundo.

Jean-François Champollion pintado por Léon Cogniet. Imagen: Wikimedia Commons.

Nacido en Figeac en 1790, Champollion inauguró una nueva manera de traducir textos, el ‘método Champollion’ y fue una de las grandes figuras de la ‘egiptomanía’ desatada a principios del siglo XIX en Francia y Gran Bretaña.

Tras lograr descifrar los jeroglíficos, viajó a Egipto en 1829 donde pudo leer muchos textos nunca antes traducidos. Murió en 1832, con solo 41 años, y no tuvo tiempo de ver traducida su gramática del egipcio antiguo, publicada póstumamente.

Las técnicas de traducción centran gran parte de esta nueva muestra sobre su trabajo, que lleva por título La aventura Champollion, dentro del secreto de los jeroglíficos e incluye 350 piezas entre manuscritos, grabados, fotografías, papiros y esculturas procedentes de los fondos propios de la biblioteca, pero también préstamos excepcionales, como el sarcófago interior de Tanethereret, del Louvre, o una inscripción dedicada a la diosa Hathor Nebethetepet, del Museo Egipcio de Turín.

Papiro mitológico de Tanytamon. Imagen: ©BnF.

Desde un punto de vista científico, la exposición aborda las traducciones de uno de los padres de la egiptología y no solo de los jeroglíficos, sino en sentido amplio, analizando su enfoque e influencias hasta la actualidad.

Curiosidad y lenguas olvidadas

También se hace hincapié en su personalidad, su pasión e inmensa curiosidad, motores de su trabajo, y se tienden puentes con investigaciones actuales realizadas sobre lenguas perdidas.

Autodidacta, precoz y perseverante (comenzó a estudiar sobre Egipto con 12 años y a los 19 hablaba copto), “sin él, el conocimiento del Antiguo Egipto no sería el mismo”, explica Helène Virenque, especialista en literatura y arte de la BnF y una de las comisarias de la muestra.

Notas manuscritas de Champollion para la La Grammaire égyptienne. Imagen: ©BnF.

Por ejemplo, apunta, no conoceríamos los roles de dioses como Anubis (deidad de las momificaciones), Apis (de la agricultura y la fertilidad) u Osiris (de la resurrección).

Las notas manuscritas de Champollion

La BnF tiene 88 volúmenes de notas y dibujos del propio Champollion en sus colecciones que integran la espina dorsal de esta muestra y sobre ellos se reconstruye su trabajo, desde cómo logró descifrar los jeroglíficos de la piedra Rosetta a cómo contribuyó a dar forma a una nueva ciencia, la egiptología.

Dividido en tres partes, el itinerario sigue los pasos de Champollion en el desarrollo de su propio método de traducción de jeroglíficos, especialmente a partir de la piedra Rosetta, de la que se expone una copia, que le permitió cruzar y comparar lenguas ya que muestra el mismo texto en tres diferentes.

Un texto, por cierto, que decretaba el culto real del rey Ptolomeo V de Egipto, un año después de su coronación.

La Piedra Rosetta puede verse en Londres desde 1802. Foto: British Museum vía EFE.

Copiando, comparando y traduciendo incansablemente jeroglíficos, descubrió que estos eran en realidad mezcla de elementos alfabéticos, determinativos y silábicos, consiguiendo sentar las bases para desentrañar un tipo de textos que habían sido incomprensibles durante siglos.

Sus influencias: de Astérix a Indiana Jones

Después se ahonda en el trabajo de campo tal y como lo entendía Champollion y cómo ha evolucionado después, a partir de la fotografía y las técnicas digitales.

Además de los volúmenes escritos de puño y letra de Champollion, destacan los papiros (algunos datan del año 1.000 a.C.), guardados en los archivos de la Biblioteca Nacional francesa y que impresionan por su perfecta conservación.

©Museo Egizio (Turin).

Por último, la muestra revela el impacto que la egiptología fundada por Champollion ha tenido en la cultura contemporánea.

Libros como Tintín, Astérix y Obélix, películas como Stargate o la saga de Indiana Jones o incluso los juguetes Lego se han inspirado en la fascinación del Antiguo Egipto, en sus pirámides y momias.

«Ningún pueblo, ni antiguo ni moderno, ha concebido un tipo de arquitectura en una escala tan sublime, tan enorme, tan grandiosa, como el lograron los antiguos egipcios», se admiró Champollion al término de su viaje durante un año y medio a Egipto (1828-1829).

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