7 rutas para conocer un Toledo diferente
Hay un Toledo de la herencia musulmana y otro de la judía, está la ciudad dedicada al Greco, la de los patios y los miradores, la de los conventos y la imperial. En estas rutas descubrimos sus diferentes caras

La belleza de Toledo al atardecer. Foto Alvaro | Flickr
Hay un Toledo de la herencia musulmana y otro de la judía, está la ciudad dedicada al Greco, la de los patios y los miradores, la de los conventos y la imperial, entre otras. En estas rutas descubrimos sus diferentes caras
A pesar de su pequeña extensión en términos urbanísticos, sorprende la riqueza histórica y arquitectónica de Toledo, un catálogo de estilos y esplendor acumulados en 2.000 años de historia.
Declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en todo su devenir ha ocupado un lugar de importancia en el pasado de España: fue municipio romano, capital del reino visigodo, plaza fuerte del emirato de Córdoba, ciudad adoptiva de El
Greco, y conocida como la Ciudad de las Tres Culturas por la armonía entre cristianos, judíos y musulmanes.
En el siglo XVI fue la sede temporal del reinado de Carlos V, quien la designó como “ciudad imperial y coronada”, lo cual ha quedado reflejado en numerosos palacios y conventos.
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Hay muchas maneras de descubrir Toledo, y no todas tienen que ser caminos por su centro histórico.
En estas siete rutas conocemos algunas de las múltiples caras de la antigua ciudad imperial.
Carlos V y el esplendor imperial de Toledo
Carlos V, al absorber tantos territorios de sus abuelos e incluir las extensiones de América, decidió elegir Toledo como sede de su corte.
La elección de Carlos V de Toledo como ciudad imperial le brindó un gran esplendor en sus palacios, iglesias y conventos
No llegó solo: también el arzobispado local ganó en influencia y poder, como se ve en la adopción del arte renacentista en sus palacios y templos en el siglo XVI.
Testigos de aquellos años son el fastuoso Alcázar, el interesante Museo de la Santa Cruz, la Puerta de la Bisagra (con recomendadas vistas en las terrazas de la azotea) y el Hospital de Tavera, también de influencia renacentista.
La herencia judía de Toledo
Durante la Edad Media Toledo fue la ciudad castellana con la mayor comunidad judía, con 10 sinagogas en su trazado.
De la antigua Judería Aljama han quedado las dos sinagogas de estilo mudéjar más importantes de Europa, que son la de Santa María la Blanca y la Del Tránsito, actual Museo Sefardí; edificios que simbolizan la armonía de culturas que había en la ciudad.
Las huellas de la presencia hebrea también se pueden ver en la Casa de Judío (con reserva previa) y en los restos arqueológicos de la Sinagoga del Sofer.
Descubriendo el arte mudéjar de Toledo
Así como sucede con la cultura judía, el legado hispanomusulmán y mudéjar es el más variado y rico de la ciudad de Toledo.
El rico arte mudéjar se puede ver en iglesias, así como en antiguas mezquitas y sinagogas
Este se puede ver en sinagogas, mezquitas, iglesias, en puertas y detalles que invitan a ser descubiertos, en un fascinante despliegue de elementos como ladrillo, yeso, piedra, madera, pintura y azulejos.
Las antiguas mezquitas que conservan interesantes vestigios son las del Cristo de la Luz, de Tornerías y la del Salvador, así como en las iglesias de Santiago del Arrabal y la de San Román. Y en los Baños Árabes, por supuesto.
La historia en la ruta por el río Tajo
No todo está concentrado en el centro de la ciudad. Toledo se construyó en una elevación natural, un enclave estratégico para su defensa y el control de rutas, y en donde se aprovechó el cauce del río Tajo para proveer de agua a la población.
La fosa que el río ha formado alrededor de la ciudad ha sido sorteada en la historia con la construcción de puentes, presas y aceñas, que se puede conocer como parte de una senda ecológica que, ya en territorios menos urbanizados, permite descubrir la variada flora y fauna local.
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Entre los puentes más interesantes para ver están el de San Martín y el de Alcántara, en un recorrido que sigue por el Baño de la Cava, el acueducto, los restos arqueológicos de la presa y el molino de agua.
Cómo Toledo inspiró a El Greco
Doménikos Theotokópoulos, o sea El Greco, adoptó a Toledo como lugar de residencia y allí creó sus obras más sublimes, un reflejo del profundo sentimiento de espiritualidad que vivía la ciudad imperial en los siglos XVI y XVII.
El arte de este pintor se puede encontrar en media docena de sitios, en una ruta que transcurre por el monasterio de Santo Domingo de Silos el Antiguo, la sacristía de la Catedral y la pequeña iglesia de Santo Tomé, donde está el famoso Entierro del Conde de Orgaz.
La visita al Museo del Greco es casi obligada, con un paso posterior por el Museo de Santa Cruz, el Hospital de Tavera y la Capilla de San José.
El encanto de los patios de Toledo
Durante la Edad Media gran parte de la vida social transcurría puertas adentro, en los patios en los palacios y casas particulares, y en los claustros en los conventos.
Estos espacios, que podían tener algo de vegetación en el centro y con galerías a los lados para ofrecer sombra ante el intenso sol castellano, fueron decorados en estilos renacentistas y barrocos.
Los patios y claustros de Toledo presentan un interesante despliegue de estilos renacentistas y barrocos
Para descubrirlos se puede realizar una ruta que comienza por el patio de Santa Cruz y sigue por el de la Casa de la Moneda, los claustros Del Tesoro y el Real de San Pedro Mártir, el de Palacio de Fuensalida y los patios de casas privadas, que suelen estar abiertos en la fiesta de Corpus Christi. Uno de ellos es el de la calle Santa Isabel 20.
Descubriendo Toledo desde sus miradores
Una de las formas más fascinantes de contemplar la majestuosidad de Toledo es desde las torres de algunos templos y en los miradores que se despliegan en los alrededores.
Hay tres templos que permiten subir hasta sus campanarios para ver el dédalo de callejuelas que se abren bajo los pies, como el de la Iglesia de los Jesuitas, el de la Catedral y la torre de San Román.
Entre los atalayas recomendados, ya sea de día como de noche, están el de paseo de San Cristóbal, el de Paseo del Tránsito, el de la Virgen de Gracia y el de Valle, al que se accede con el bus turístico.
La imagen de la ciudad con sus cúpulas es, sin duda, el mejor recuerdo que se puede tener de Toledo.