Una antigua estación eléctrica renace como el hotel más impactante de Oslo

Antigua sede de la Oslo Lysveker, Sommerro es un hotel con 231 habitaciones, cuatro restaurantes, un teatro y la primera piscina con sauna en una azotea de la capital noruega

Sommerro Hotel, Oslo. Foto: Lars Petter Pettersen.

Promete ser una de las aperturas hoteleras del año en Europa y, aunque habrá que esperar al próximo mes de septiembre, la transformación de Sommerro ya es una realidad. Antigua sede de Oslo Lysverker –la compañía eléctrica original de la ciudad–, un ambicioso proyecto ha devuelto a la vida su estructura art dèco para alojar lujosas habitaciones, pero también un teatro, cuatro restaurantes y tres bares y la primera piscina y sauna en una azotea de la capital noruega.

Propiedad de Nordic Hotels & Resorts e incluido en el sello independiente Preferred Hotels & Resorts, el compromiso con la ecología ha marcado esta renovación, uno de los mayores proyectos de conservación abordados en el país, a cargo del estudio local LPO Architects en colaboración con el estudio GrecoDeco, con sedes en Nueva York y Londres.

Referente hotelero de Oslo y Noruega

Homenaje al patrimonio industrial y cultural noruego (Sommerro es uno de sus edificios más emblemáticos de Oslo), el nuevo hotel, casi una ciudad, está basado “en el espíritu clásico y creativo del barrio de Frogner”, explica su director general, Jarle Moen.

El hotel ha restaurado elementos art dèco originales. Foto: Chris Aadland.

Con 231 habitaciones y 56 residencias, pero también espacios para eventos con capacidad para 150 personas y un teatro con 100 asientos, Sommerro Hotel mira también a la comunidad local: “será una casa abierta para todos, donde los visitantes y los lugareños trabajarán, dormirán, comerán, jugarán y recargarán las pilas”.

Entre las que experiencias que se proponen van desde pasar la noche o tener una reunión de trabajo a asistir a una proyección de cine o una cata de vino en la biblioteca. Por supuesto, sin olvidar disfrutar de las impresionantes vistas panorámicas sobre Oslo.

Art dèco y minimalismo nórdico

En su nueva etapa, los detalles arquitectónicos originales del edificio se han restaurado meticulosamente, recuperando elementos como el suelo de parqué de roble, los muebles a medida, tapizados con motivos noruegos de los años 30 y los elegantes cuartos de baño con azulejos personalizados.

Sommerro Hotel. Foto. Lars Petter Pettersen.

Ahora, además, el hotel está sembrado de obras de arte originales del noruego Per Krohg, con piezas únicas que incluyen un fresco gigante en la pared y un mural en el techo que hace un guiño a la herencia del edificio y celebra la vida después del maravilloso invento de la electricidad.

Zonas (nada) comunes

Entre las zonas comunes de Sommerro, destaca la terraza que corona el edificio, una azotea que estará abierta todo el año y que alberga el restaurante contemporáneo Tak Oslo. Pero también una piscina llamada a convertirse en el refugio exclusivo de los huéspedes y en la que disfrutar de aperitivos en verano y tratamientos en la sauna en los meses más fríos.

Otro de sus tesoros se llama Lysverker Scene, un coqueto teatro decorado en tonos dorados con 100 butacas que acogerá eventos íntimos abiertos al público.

Sommerro Hotel. Foto: Lars Petter Pettersen.

Por su parte en el subsuelo, Vestkantbadet, uno de los pocos baños públicos que quedan en toda Noruega, ha recuperado su antiguo esplendor y se ha ampliado hasta convertirse en un paraíso de bienestar de 2.000 metros cuadrados, el mayor en todos los hoteles urbanos de los países nórdicos.

Abierto a los huéspedes del hotel y al público, este espacio de bienestar incluirá salas de tratamiento, baños romanos, un gimnasio con sauna de infrarrojos y una piscina de inmersión fría que ofrece una experiencia de termoterapia nórdica tradicional.

Las mesas más codiciadas

Con un fuerte enfoque gastronómico, Sommerro contará con cuatro restaurantes diferentes entre los que destacan Plah, uno de los restaurantes más populares de la ciudad que ofrece una cocina muy refinada a cargo del considerado mejor chef tailandés de Noruega, Terje Ommundsen, o Barramon, un bar de tapas y vinos españoles.

En la última planta estará Tak Oslo. Foto: Nordic Hotels & Resorts.

Ekspedisjonshallen, que ocupa el lugar donde antiguamente se pagaban los recibos de la luz, ofrecerá una cocina estilo brasserie ininterrumpida durante todo el día, a la vez que acogerá actuaciones regulares de DJs, mientras To Søstre será el lugar para tomar el té de la tarde aderezado por mimosas y servido en carritos de pasteles bajo las notas de conciertos de música clásica.

La planta central del edificio se convertirá en un animado bar presidido por el inmenso mural de Per Krohg y, en el séptimo piso abrirá sus puertas Tak Oslo, un restaurante nórdico-japonés de la galardonada chef sueca Frida Ronge, centrado en platos hiperlocales y de temporada con productos noruegos sostenibles y mariscos.

De hecho, explican sus responsables, todas las propuestas gastronómicas del hotel priorizan los productos saludables, orgánicos y locales.

To Søstre, en Sommerro Hotel.

Trabajar… y jugar

Entre los espacios más originales se encuentran Storstua, una zona de descanso que sirve almuerzos para llevar; Biblioteket, una acogedora biblioteca llena de libros con caprichosos toques nórdicos; y Kinoen, una íntima sala de proyecciones.

En la planta Heritage se podrán alquilar ocho salas históricas equipadas con tecnología para realizar cualquier tipo de reunión o evento y adornadas con murales originales de Per Krohg.

Sommerro es, asimismo, el lugar ideal para explorar el barrio de Frogner, en el West End de Oslo, plagado de museos, galerías de arte, tiendas de antigüedades, boutiques especializadas y restaurantes.

El edificio es uno de los más populares de Oslo. Foto: Chris Aadland.

A escasos metros del hotel se encuentra el parque Frogner, el mayor espacio verde del centro de Oslo, y el parque de esculturas Vigeland, que alberga más de 200 esculturas del famoso escultor noruego Gustav Vigeland.

A dos minutos a pie de la estación de tren local, lo que facilita el acceso al aeropuerto de Oslo y a otros lugares, está también muy cerca de algunas de las principales atracciones de la ciudad como la Ópera de Oslo y Munch.

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