La sanidad catalana sólo ofrece los nuevos fármacos a menos de 400 enfermos de hepatitis C

La consejería de Boi Ruiz saca pecho de invertir 22 millones en esta enfermedad tras el encierro de varios afectados en el Hospital Josep Trueta de Girona

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Los enfermos de hepatitis C están en pie de guerra. Primero protagonizaron un encierro en el hospital 12 de octubre de Madrid y ahora, también, en el hospital Josep Trueta de Girona. Reclaman el acceso a los nuevos tratamientos por parte de todos los enfermos y no sólo de aquellos que están en una fase más avanzada. De momento, la sanidad catalana ha respondido a estas protestas asegurando que 393 catalanes enfermos de hepatitis C ya reciben los nuevos tratamientos.

Además, ha sacado pecho de la inversión que realiza para suministrar los fármacos. El departamento que lidera Boi Ruiz insiste en que se han destinado 22,1 millones de euros en tratamientos para esta enfermedad.

De los menos de 400 pacientes que han recibido los nuevos tratamientos, 174 han obtenido el fármaco Simeprevir y 219 el Sofosbuvir, dos nuevos antivirales aprobados por el sistema nacional de salud.

Una cifra insuficiente

Sin embargo, para los que padecen esta enfermedad no es suficiente. Por ello, una quincena de enfermos siguen encerrados en el hospital Trueta hasta que convoquen una asamblea este sábado en la que decidirán las próximas protestas que realizarán.

Tachan de insuficiente el número de pacientes tratados en 2014 en Cataluña y piden mayor transparencia en las cifras a la Conselleria. De momento, han recogido unas 1.500 firmas de apoyo en 24 horas de movilización.

Con el encierro defienden su «derecho a la vida» y critican que se prioricen los «intereses especulativos de las farmacéuticas y los criterios económicos antes que la salud de las personas».
 Según la Asociación de Afectados por la hepatitis C de Catalunya (ASSCAT), en España se estima que hay más de 481.000 personas que tienen hepatitis C crónica y que el 80% de ellos no tienen síntomas. Estos pueden tardar hasta 30 años en manifestarse y, cuando lo hacen, suele ser signo de que existe daño hepático avanzado.



Costes muy elevados en comparación con otros países

Los afectados explican que, inicialmente, el tratamiento costaba unos 60.000 euros y tras muchas negociaciones se ha reducido a 25.000 euros, cifra muy por encima de otros países, en los que está en el entorno de los 1.000 euros.



También critican que aunque el nuevo tratamiento tiene eficacia en el 90% de los casos, sólo se concede en las fases más avanzadas, cuando se está en espera de trasplante de hígado o se padece cirrosis o cáncer de hígado, y que en muchos de estos casos ya no se puede hacer nada para frenar la enfermedad.

Economía Digital

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