El negocio del gran naturópata: 4,4 millones en charlas pseudocientíficas

Enric Corbera multiplicó su facturación hasta los 4,4 millones de euros gracias a la polémica bioneuroemoción

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Enric Corbera sigue haciéndose de oro. La bioneuroemoción, método millonario y polémico a partes iguales, reportó el pasado año 4,4 millones de euros en la cuenta de resultados de su centro de operaciones, el Enric Corbera Institute. El resultado supone una mejora del 47,7% respecto a 2015 (2,97 millones de euros). Así, la firma se embolsó 964.000 euros de beneficio, el 32% más que en el ejercicio precedente, cuando registró 794.000 euros.

Corbera, que ahora reparte la participación de su negocio a partes iguales (33%) entre su mujer Remei y su hijo David, imparte formación a través de cursos que cuestan más de 1.000 euros y sesiones que llegan a 90 euros por una hora, además de libros en los que se explica los fundamentos de su método, que vincula el origen de las enfermedades con las emociones.

Gran parte de sus ingresos provienen de fuera de España. Es profesor de las universidades de Torreón (México) y la de Rosario (Argentina), donde su doctrina está reconocida y tiene tal acogida que le ha llevado, en parte, a tener más de 15.000 alumnos y 55 docentes. 

Las polémicas

En España, en cambio, la bioneuroemoción se ha ganado un séquito de detractores. Como el Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña (COPC), que deslegitima su método por falta de “rigor científico” y estudia abrirle un expediente; la Organización Médica Colegial (OMC), que plantea pedir ante la fiscalía el cierre de su web, y el Ministerio de Sanidad, que recientemente contestó a una pregunta parlamentaria que ve indicios de delito en este tipo de actividades.

Sus conferencias, además, se han cancelado en las universidades de ZaragozaValencia. Mientras, el contenido de uno de sus libros le ha costado una demanda por plagio por la que, en principio, tiene que pagar 11.867 euros. La resolución está pendiente de un recurso de casación ante el Tribunal Supremo y todavía no es firme.

Enric Corbera está denunciado por un presunto delito contra la salud pública

El último frente ha sido una querella por un presunto delito contra la salud pública. En el recurso, presentado ante la Fiscalía General del Estado y al que ha accedido este diario, se entrecomillan controvertidas declaraciones que Corbera realizó en conferencias sobre enfermedades y maneras de combatirlas, además de vídeos que posteriormente eliminó de la red

También se señala a sus empleados, conocidos como ‘acompañantes’. La denuncia transcribe una conversación que uno de los trabajadores del Enric Corbera Institute tuvo con una periodista que se hizo pasar por paciente y a la que aseguraba que “el cáncer viene de un conflicto de falta de protección (…) un bulto en el pecho derecho tiene que ver con amigos (…) en el izquierdo tiene que ver con conflicto de la familia”.

Algunos de estos presuntos ilícitos se recogen en el dossier de RedUne, organización encargada de la prevención del abuso de debilidades y derivas sectarias. El trabajo, elaborado desde 2014 y de acceso público, recopila la actividad de Corbera, sus primeros pasos como naturópata y su evolución hasta convertirse en una persona mediática. 

La respuesta de Corbera

Corbera tampoco se ha quedado de brazos cruzados. Consciente del daño reputacional que puede sufrir, ha puesto a trabajar a su gabinete jurídico y se ha querellado contra RedUne y contra uno de sus vocales, Emilio Molina, quien precisamente ha presentado la última querella mencionada.

El catalán quiere que se elimine el contenido de este documento de más de 300 páginas. En concreto, exige la retirada de informaciones que le atacan y suponen “un presunto delito de injurias y/o calumnias», según consta en el recurso presentado en el juzgado de primera instancia nº34 de Madrid. También se explora la vía de «interponer contra él (Emilio) una demanda de protección del honor”.

Desde el Enric Corbera Institute recuerdan que «la bioneuroemoción no es ni una terapia ni un tratamiento porque su objetivo nunca ha sido curar o aliviar una enfermedad o sintomatología». 

Cristian Reche

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