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Un nuevo informe elaborado por PwC y CSFI alerta de los riesgos tecnológicos en el sector asegurador
Preocupa especialmente el aumento de un mal uso o de una gobernanza defectuosa de la IA, que gana cada vez más peso en el ranking
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El aumento de los riesgos relacionados con la tecnología ponen en alerta al sector asegurador. El informe Banana Skins 2025, elaborado por PwC y el Centre for the Study of Financial Innovation (CSFI), analiza los riesgos y tendencias que marcarán la próxima década en el mundo del seguro.
Para el sector financiero y asegurador, este análisis se torna imprescindible para entender los desafíos que plantea el sector y aprovechar las oportunidades que definirán el éxito en la era digital.
Por primera vez en catorce años de historia, el informe Banana Skins sitúa tres riesgos de naturaleza tecnológica en las máximas posiciones de preocupación para las compañías aseguradoras a nivel global.
Ciberataques, inteligencia artificial y la velocidad del cambio tecnológico encabezan el ranking de amenazas tras consultar a más de 700 directivos de 42 países. No solo se mantiene el cibercrimen como el mayor reto —motivados por el auge del ransomware como servicio o el uso fraudulento de IA—, sino que el propio mal uso o una gobernanza deficiente de la IA escala posiciones, convirtiéndose en la segunda amenaza que más inquieta al sector.
La disrupción tecnológica, lejos de ser una cuestión de innovación, se redefine ya como una cuestión de supervivencia estratégica.
Las aseguradoras están llamadas a fortalecer la ciberresiliencia e implementar modelos de gobernanza que aprovechen todo el potencial de la IA, evitando los riesgos regulatorios o reputacionales asociados a su adopción desacertada.
Entorno desafiante
El socio responsable de Seguros en PwC, Pedro Díaz Leante, aborda el tema y afirma que “el tablero de riesgos del sector asegurador ha girado definitivamente hacia la disrupción tecnológica. El Cibercrimen, la inteligencia artificial y la modernización de sistemas no son ya asuntos de innovación, sino de supervivencia estratégica. En paralelo, la macroeconomía y el cambio climático siguen presionando los balances y obligan a replantear los modelos de negocio y de capital”.
El estudio recoge un repunte extraordinario de la preocupación por los riesgos macroeconómicos en el sector asegurador, considerándolos los más graves de la última década. Inflación persistente, tipos de interés volátiles e inestabilidad geopolítica dificultan la planificación estratégica y la sostenibilidad de los balances.
En este entorno, la accesibilidad y asequibilidad de los productos de seguro se ven amenazadas, generando incertidumbre en el consumidor y en la reputación de las compañías.
El riesgo regulatorio también gana protagonismo, ante la brecha cada vez más en aumento entre la capacidad de reacción legislativa y la rapidez con la que emergen nuevas amenazas, especialmente aquellas impulsadas por el cambio tecnológico.
Los profesionales del seguro piden una gobernanza más ágil y visionaria, que respalde la innovación sin comprometer la integridad del mercado, y subrayan la necesidad de congruencia y calidad en la aplicación regulatoria actual.
El camino a seguir para los líderes del sector es claro, solo aquellas aseguradoras que integren resiliencia tecnológica, escalabilidad y visión regulatoria en el centro de de su estrategia económica y empresarial, sin perder de vista el impacto del cambio climático, serán capaces de preservar la confianza del cliente y la relevancia de la industria en la próxima década.