El plan de El Pozo para superar la crisis del maltrato animal

El Pozo pretende escapar de la crisis de imagen por el maltrato animal mediante dos pasos concretos: minimizar la polémica y seguir creciendo

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El Pozo busca limpiar su imagen tras la revelación del maltrato animal que se sufría en las instalaciones de uno de sus proveedores. Su primer paso es minimizar la polémica; restarle cuanta importancia sea posible. «En bienestar animal no hay que volverse locos, sabemos que todo el mundo es verde hasta que toca pagarlo», dijo a Efe el director general adjunto de la empresa, Rafael Fuertes.

Según Fuertes, la crisis de imagen que generó a El Pozo la transmisión de Salvados de Jordi Évole tuvo un impacto muy leve en la compañía y supuso apenas la pérdida temporal de «dos o tres clientes» extranjeros que regresarán una vez pasada la temporada de escándalo. «No nos ha afectado en gran medida» en ventas, comentó. A su parecer, el tema «se sacó de contexto para generalizar» a todo el sector cárnico.

Después de la polémica de ‘Salvados’, El Pozo quiere duplicar su tamaño y aumentar sus ventas anuales en un 7%

«La profilaxis ya está hecha», agregó Fuertes. «Hicimos una reflexión interna para que no vuelva a ocurrir, hemos hecho de la necesidad una virtud», dijo en referencia a la decisión de dejar de colaborar con dicho proveedor y mejorar sus estándares de bienestar animal como respuesta inmediata al reportaje de Évole.

El director general adjunto también recordó que, si bien la preocupación por los animales es un movimiento mundial al que deben ajustarse, conviene diferenciar entre los animales de compañía y «los nacidos para dar de comer al ser humano».

Paso dos: crecer

«En El Pozo queremos duplicar nuestro tamaño, con una tasa anual de crecimiento (de ventas) del entorno del 7%. Queremos un crecimiento orgánico acelerado», manifestó Fuertes, quien no descarta la posibilidad de realizar operaciones de compra para conseguir el objetivo. La empresa generó ingresos de 1.129 millones de euros en 2017, lo que supuso un crecimiento del 8,4%.

Una quinta parte de sus ganancias provienen de las exportaciones, una división que Fuertes espera que aumente en el 40% o el 50% durante la próxima década. La empresa fija su mirada en Asia para la venta de carne y en América para el trueque de los embutidos, e incluso baraja la posibilidad de fabricar en el exterior.

Entre su ruleta de posibilidades para continuar creciendo pese a la polémica, El Pozo no descarta la opción de producir embutidos sin carne, una tendencia que aumenta a nivel mundial. «A lo mejor al consumidor le chirriaría mucho verlo con la marca El Pozo, pero tenemos otras enseñas», dijo Fuertes.

«Si hay gente que quiere tener un producto que se asemeje al cárnico sin llevar carne, nosotros no lo descartamos», concluyó.

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