¿Por qué los comerciantes catalanes no llevan a Fraile a los tribunales? 

La cúpula de la CCC guarda en un cajón la denuncia contra el ex secretario general tras hablar con el administrador concursal

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La crisis de la Confederació de Comerç de Catalunya (CCC), hasta ahora principal patronal del comercio catalán, estalló en junio con la destitución de su histórico secretario general, Miquel Àngel Fraile. Como explicó este medio, tras el cese había un agujero de 2,6 millones de euros, sueldos y dietas cuestionables y hasta unas cuentas que no se correspondían con la realidad.
 
Por todo ello, la presidenta de la CCC, Maria Rosa Eritja, y la cúpula de la organización, cargaron toda la responsabilidad sobre Fraile. Eritja lo dijo públicamente: se habían llevado un gran disgusto cuando se dieron cuenta del déficit de la Confederació; habían vivido engañados, afirmó.  

Sin embargo, esta contundencia en las declaraciones públicas no se ha trasladado, por ahora, a los juzgados. A pesar de anunciar que tomarían medidas legales contra Fraile, por ahora ni la CCC, ni los miembros de su junta, ni los gremios y asociaciones a los que pertenecen, ni los socios de la patronal han dado el paso. Reina la prudencia ante las posibles consecuencias que pudiera tener ir contra el ex secretario general.  

Fuentes cercanas a la presidenta de la CCC y de varios gremios afectados coinciden en explicar que prefieren, por ahora, ser prudentes respecto a las medidas legales. El motivo, aunque lo dicen con la boca pequeña, es que la denuncia se les pueda girar en contra. A pesar de su palabra de que Fraile les estaba engañando, tienen dudas sobre si el juez les podría considerar corresponsables del agujero de la patronal, por lo que prefieren esperar a la evolución del concurso.  

Denuncia en el cajón

A principios de septiembre, la Confederació de Comerç aprobó su liquidación y unos días más tarde presentó el concurso de acreedores. Entonces, fuentes de la organización aseguraron a Economía Digital que se estaba preparando una denuncia contra Fraile. Unos días más tarde, apuntaron que la querella sería por falsedad documental, por presentar a la junta unas cuentas anuales que no se ajustaban a la realidad.  

Como avanzó este medio, el ex secretario general presentó, en la memoria de 2014, pérdidas insignificantes, comparadas con las reales, también difundidas por ED. En concreto, el citado documento recogía unas pérdidas de 18.000 euros en 2014 y 136.000 en 2013. En realidad, la CCC perdió 930.000 euros en 2014 y 1,5 millones en 2013.  

A pesar de estas evidencias, las denuncias se han quedado en el cajón. La CCC, en liquidación, no ha dado el paso, y algunas fuentes argumentan que deben ser los socios y miembros de sus órganos de gobierno. El Consell de Gremis, que estuvo en ellos hasta 2014, también estudiaba hacerlo, pero también prefirió esperar, para ver que hace la Confederació.  

Pendientes del concurso

La versión oficial de por qué no han ido todavía a los juzgados es que las cuentas de la CCC ya lo están. El concurso de la patronal ya ha entrado en el juzgado mercantil número 2 de Barcelona y se le ha asignado administrador concursal. Esta semana, los administradores han entrado en la sede de la patronal con Eritja y han tomado posesión.

Según las fuentes consultadas, tras una conversación con los administradores, los abogados de la CCC han decidido esperar a que la administración concursal actúe proactivamente y mande la documentación a la fiscalía. Parece una hipótesis muy probable. En ese caso, no haría falta que la patronal actuara.  

Miedo

Pero este no es el único motivo. Existe entre los miembros de la junta de la CCC el miedo a que una denuncia se les gire en contra. Si Fraile pudiera demostrar que fueron cómplices, aunque fuera por omisión, de la mala gestión de la organización, podrían ser considerados también responsables y tener que responder por su alta deuda.

No está claro si las juntas aprobaban o no las cuentas de Fraile, aunque el hecho de que las últimas no estuvieran auditadas apuntan a que el ex secretario general jugaba al engaño. Sin embargo, es vox populi que, con Pere Llorens en la presidencia, Fraile manejaba a su antojo la organización. De hecho, fue con la llegada de Eritja en 2015, tras la muerte de Llorens, y los primeros impagos de nóminas, cuando saltó todo por los aires.

Sin embargo, la última presidenta no las tiene todas consigo. Antes de suceder a Llorens, fue durante muchos años su vicepresidenta. Además, según algunas fuentes, cuando se postulaba para presidenta fue advertida de que había «cosas raras». De hecho, el Consell de Gremis echó a Fraile, que también era su secretario general, unos meses antes. Pero Eritja no hizo caso.
 
Ahora la pelota está en el tejado de los administradores concursales. Si actúan proactivamente, la CCC, su cúpula y sus socios podrían cerrar con llave el cajón en el que guardan la posible denuncia. Si no, probablemente tengan que presentarla para no tener que responder por el agujero de la patronal, que según las últimas auditorías, llegaría a los cinco millones de euros.

Xavier Alegret

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