La silicona y el ‘skimming’: los fraudes más comunes en cajeros automáticos

Estos son los métodos para evitar la silicona y el 'skimming', los principales métodos de fraude en cajeros automáticos

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Sacar dinero en cajeros automáticos sigue siendo una de las operaciones más comunes al utilizar nuestras tarjetas bancarias y, por lo tanto, una de las ocasiones más propicias para los fraudes. La silicona, el skimming y el timo del buen samaritano se colocan entre los fraudes más comunes en cajeros automáticos, explica el comparador de productos financieros HelpMyCash.com.

A pesar de que en el tercer trimestre de 2017, el número de operaciones en terminales de punto de venta (más de 885.000) superó con creces el número de operaciones de retirada de efectivo en cajeros (casi 240.000), los cajeros fraudulentos siguen a la orden del día entre las principales amenazas que enfrentan los clientes.

Cómo detectar un cajero fraudulento

Teclados falsos, cámaras ocultas, silicona o incluso lectores de bandas magnéticas… Los fraudes en los cajeros automáticos pueden ir desde los más rudimentarios a los más sofisticados y sirven para quedarse con el dinero que los clientes quieran sacar, conocer su pin o incluso copiar la tarjeta. Pero existen pequeños trucos que debemos tener en cuenta y que nos ayudarán a detectarlos.

Uno de los fraudes más comunes es el skimming, una técnica que consiste en colocar un grabador de bandas magnéticas en la ranura donde se inserta el plástico y un teclado falso para obtener el pin o una cámara camuflada en una caja de folletos.

El skimming permite a los estafadores copiar el plástico y utilizarlo a su gusto en cualquier momento y es la más peligrosa, ya que los clientes pueden sacar el dinero y recuperar nuestra tarjeta sin problemas. Los ladrones incluso podrán utilizar el plástico de manera fraudulenta mucho tiempo después, haciendo más complicada su detección.

Para evitarlo debe moverse el teclado y el lector antes de utilizar el cajero para asegurarse de que no se muevan, buscar pequeños detalles como que no haya una caja con folletos en el propio cajero o que el conector para los auriculares coincida con su apertura, y siempre tapar con una mano el teclado cuando se introduce el número secreto.

Además, como medida extra de seguridad, siempre es recomendable revisar las compras y operaciones con las tarjetas de manera habitual, para detectar cualquier irregularidad lo antes posible.

La silicona y el ‘buen samaritano’

La estafa de la silicona es la más rudimentaria, ya que simplemente consiste en que traban con un trozo de silicona la ranura por donde el cajero da el dinero, haciendo que no pueda salir. En estos casos, si el dinero no sale, el cliente no debe alejarse del cajero automático, ya que ese es el momento en el que los ladrones aprovechan para abrir la ranura de los billetes y quedarse con el dinero.

Para recuperar el dinero mediante la técnica de la silicona se debe llamar al teléfono de atención al cliente que todos los bancos imprimen en el propio cajero y comunicarles la incidencia. Y si alguien ofrece ayuda, es importante cuestionarse si ayudará o empeorará la situación, porque la ayuda no siempre es buena.

De hecho, algunos delincuentes, a través de un dispositivo electrónico, retienen las tarjetas en la ranura del cajero para que un «buen samaritano» acuda a socorrer al cliente en problemas, y para ello piden el número pin para poder sacarla. Cuando el cliente se va ante la imposibilidad de recuperar el plástico, el ladrón recuperará su dispositivo junto con nuestra tarjeta y conociendo el número pin.

En estos casos no se debe compartir el número pin bajo ninguna circunstancia y es necesario ponerse en contacto con el número de atención al cliente para cancelar la tarjeta en el momento. Así, aunque el ladrón se haga con el plástico, éste ya no será un riesgo.

Economía Digital

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