Las constructoras amenazan con parar el AVE a Galicia por los impagos de Adif

El gestor de infraestructuras lleva desde enero sin certificar obra por falta de fondos, lo que compromete la llegada de la alta velocidad a la comunidad en 2018

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El principal pilar de la construcción de obra pública en España, Adif, debe cerca de 700 millones de euros a las constructoras y contratistas que se han hecho con sus jugosos concursos. El malestar es generalizado entre las empresas, que amenazan con paralizar las obras si los fondos públicos no vuelven a fluir. Si nada cambia, a finales de este mes remitirán un preaviso indicando su postura. Muy clara: si no llega el dinero no continúan las obras.

El primer efecto será el lógico retraso en la construcción de la infraestructura que debe hacer llegar el AVE a Galicia en 2018. Ese fue el compromiso de Mariano Rajoy en 2012, adquirido cuando Núñez Feijóo se jugaba la butaca presidencial en San Caetano. Fuentes próximas a la empresa pública aseguraron a Expansión que de continuar las tensiones de tesorería “se pondrá en peligro el cumplimiento de ese mandato”.

Batalla entre Fomento y Adif

Adif se financia fundamentalmente con emisiones de deuda que le han hecho soportar compromisos de pago que alcanzan los 15.000 millones de euros. Está dinámica casa mal con la dirección marcada por Cristóbal Montoro en el Ministerio de Hacienda, que habría vetado, según indica el diario económico, tanto un crédito del Banco Europeo de Inversiones de 600 millones de euros como una segunda emisión de bonos de 1.000 millones de euros.

Mientras no se arreglen entre Fomento y Hacienda, la caja de Adif continúa acumulando telarañas. El departamento que dirige Montoro asegura que el gestor de infraestructuras está incumpliendo el programa de inversiones previsto y licita tramos del AVE a Galicia que no estaban en la hoja de ruta. La empresa dependiente del Ministerio de Fomento lo niega y argumenta que esas licitaciones son necesarias para cumplir con el calendario de la alta velocidad gallega.

Mientras tanto, la financiación sigue bloqueada y las constructoras no están dispuestas a seguir pagando los platos rotos. “No podemos seguir financiando a nuestro cliente”, reconoció un empresario a Expansión.

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