¿Dos estrategias soberanistas?

Quienes se crean que ERC tiene por finalidad sustituir a JxCat en su decadencia, van listos. Aquí no hay dos estrategias, sino un reparto de papeles

La estrategia de la sinrazón y la estrategia de lo razonable aparecen confrontadas en el seno del independentismo catalán.

La primera se halla representada por el fugado Puigdemont; su vicario general en Cataluña, Torra; la imputada Borràs; y con ellos JxCat, en evolución permanente hacia el azucarillo que se derrite en un café exprés, aunque todos ellos piensen en Domingo de Resurrección. 

La segunda, por el preso Junqueras, el vicepresidente Aragonès, los Tardà y Rufián, y, en general, todo el elenco de ERC, o esta vez así lo parece. La pregunta es: ¿En verdad son dos estrategias distintas o una sola serpiente, pero con dos cabezas, imitando las leyendas? This is the question. Analicémoslo.

Es objetivamente cierto que ante nuestros ojos aparecen dos escenarios y un mismo objetivo final. Puigdemont, comandante en jefe del artefacto denominado JxCat, no sólo desea la independencia de Cataluña por la vía unilateral, sino también la destrucción del Estado, español por supuesto, y así lo viene diciendo y repitiendo. No deja margen para la duda. En este doble propósito, para quienes lo conocemos desde hace decenios, es de lo más coherente. Casi se acerca a Francesc Macià y a su penoso ejército penetrando en España por los Pirineos para tomar Madrid.

Junqueras, jefe supremo de ERC, no habla de dinamitar España, pero sí de alcanzar la independencia de Cataluña respecto de la misma, que es una forma un tanto vaticanista de decir lo mismo que Puigdemont.

¿O acaso amputar España no es una forma de deshacerla? ¡Seamos serios! Añade hoy, que no ayer, cuando la proclamación unilateral de independencia de Cataluña en sede parlamentaria, que “irse” del Reino de España debe hacerse tanteando la posibilidad de llevarlo a cabo de forma pactada. ¿No está diciendo lo mismo que su oponente oficialista al saberse por boca del propio inquilino de La Moncloa que “nunca es nunca” se llegará a acordarse el desgaje de Cataluña de España? ¿Entonces? 

Si en el independentismo mayoritario – lo de la CUP es un OVNI en versión tabloide – se diesen dos estrategias, la partidaria del diálogo/negociación política con el Gobierno de España y la instalada en la confrontación permanente, ¿no cree el lector que la primera, personalizada por ERC, daría alguna señal de futuro respecto a la venidera presidencia de la Generalitat y su gobierno? Pues por no haber señal, no hay ni la de humo, la más antigua del mundo entero. Callan; luego otorgan a rehacer el actual acuerdo ni que sea con mediador internacional.

Eso sí, tanto en Perpiñán el otro día, como en el Parlament hace poquísimo, se nos ha ofrecido nuevas aparentes muestras de ruptura total entre JxCat y ERC. (Por cierto, vicario Torra, el presidente del Parlament puede quitar la palabra a un diputado, puede reprenderle, puede expulsarle del hemiciclo, pero lo que no puede es “protestar” por su intervención. “Protestar”, ¿a quién? ¿Asimismo? ¡Hombre!). Pero aparentar es lo contrario de ser. En consecuencia, aquí hay una perfecta mise en scène theâtrale, como diría la consellera Villalonga, consistente en hacer ver lo que no es.

Porque cuando las estrategias son coincidentes en el fondo, poco o nada importa la forma. Quienes se crean que ERC tiene por finalidad sustituir a JxCat en su decadencia, van listos. Aquí no hay dos estrategias, sino un reparto de papeles para que todo siga igual. Si no fuera así, ¿a qué se debe que ERC, tenido todas las encuestas a su favor y la sartén en su mano, no abandone el gobierno, éste caiga y se convoquen elecciones ya? No hay excusa alguna para no hacerlo salvo que todo sea otro gran engaño. Y facilitar o inducir a hablar de dos estrategias, lo es.  

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