Dos trofeos en la pared
Todo el mundo sabe que Manuel Chaves (1945) y José Antonio Griñán (1946) son dos ex ministros y ex presidentes de la Junta de Andalucía a un paso de retirarse de la política. Nadie se acordaría de ellos si no fuera porque la jueza Mercedes Alaya se ha empeñado en imputarles en el sumario de los EREs fraudulentos.
Chaves es diputado en el Congreso, y dejará de serlo en cuanto se disuelvan las Cortes, previsiblemente en otoño. Griñán representaba al anterior Parlamento andaluz en el Senado, por lo que su mandato ya está agotado.
Podemos y Ciudadanos pusieron como condición para apoyar la investidura de Susana Díaz la cabeza de los dos viejos socialistas, un trofeo de caseta de feria, la verdad. Si todas las dificultades que tiene que superar la correosa Díaz son de este nivel, le espera una carrera espléndida, además de cómoda.
Hasta ahora, poner ese precio al apoyo a la investidura movía un poco a risa, pero lo que no tiene nombre es que ambos partidos, y especialmente Podemos, hayan tratado de capitalizar la renuncia de Griñán y Chaves a renovar unos cargos ya vencidos.
O quieren tomar el pelo a la gente o se han creído su propio teatrillo. No sé qué es peor. Pero tanto unos como otros deberían saber que puede haber ciudadanos dispuestos a convivir con los corruptos, incluso a votarles de nuevo. Pero es mucho más difícil que apoyen a gente que hace el ridículo de esta forma, que antes de gobernar ya adopten los vicios de los políticos más veteranos. De continuar así, Podemos y Ciudadanos corren el riesgo de que su gran éxito se quede en las encuestas.