El 15-J de 1977: el sueño es realidad

«Hay algo que ha surgido de  ustedes que asombra, que trastorna, que reniega de todo lo que ha hecho de nuestra sociedad lo que ella es. Se trata de lo que yo llamaría la expansión del campo de lo posible. No renuncien a eso». Jean-Paul Sartre. Mayo de 1968.

Era un miércoles soleado del mes de junio del año 1977, y en la ciudad olívica donde vivía siendo un adolescente la mencionada fecha tendría que marcar un camino en la realidad social, política y económica de mi país que  delimitaría definitivamente mi realidad vital y mi entorno personal para futuras décadas.

Nuestra militancia de base nos llevó a reivindicar por la calles de Vigo, de manera lúcida y festiva, el día de la gran fiesta democrática después de 40 años, reclamando el voto para los jóvenes mayores de 16 años. Y lo hicimos con unas urnas de cartón que portábamos, a la manera anglosajona de protesta, con la única finalidad de que todos los jóvenes menores de 21 años que no podían votar ejercieran el máximo derecho democrático.  

Recuerdo como si fuera ayer mismo a un periodista sueco que le llamó la atención nuestra actividad, y que, al indagar y preguntarnos por su significado, recibió como respuesta, en tromba, todas nuestras reivindicaciones: amnistía  política y laboral, legalización de todos los partidos políticos, derechos de la mujer… Y lo que directamente nos afectaba, como era la supresión de la Selectividad y la mayoría de edad a los 16 años.

Recuerdo con nostalgia la actividad de los compañeros de los institutos de Vigo en aquellos momentos, concretamente  en el Santa Irene, donde cursaba el entonces denominado BUP y tenía de compañeros a Xavier Vence, en ERGA; a Lois Castrillo, por el MGR; a Manuel M. Barreiro, por los troskos, a Xerardo Abraldes… Y compañeros que sin aplicarse la frase de aquellas de  moda (¿dónde estás organizado?) daban al día a día sentido común, debate y tolerancia. Era el caso de mi compañero de correrías y actual colega de profesión Cesar Gil Otero, y también de Pedro Pablo Rey Vera, gran empresario emprendedor y actual dirigente de la CEOE.

Pero la festividad democrática pronto se eclipsó de manera trágica con un poco menos del millón de parados. A corto plazo, como estudiantes, nos comimos un año más de bachiller por la Ley Palasí, y enterramos tristemente la decimonónica Ley Moyano.

Lo sucedido a posteriori lo podemos telegrafiar: desencanto encarnado en pasotismo, coqueteo con sustancias que dejaron demasiadas cruces en cementerios, un presunto golpe de estado, un movimiento de estética sin ética denominado movida, y, finalmente, como gran colofón, la «pax socialista». Y, entonces, Armagedon. Cuando vas sumando años los mejores sueños se convierten en pesadillas y debajo de los adoquines puede haber granito.

P.D. Un compañero de tertulias mañaneras de los cafés de Cuatro Caminos, el médico Javier Vázquez Domínguez, me recordó nuestros tiempos en aquel mítico año 1977 en el referido instituto. Él finalizaba el COU, junto a un compañero inolvidable, Enrique X. Macías, gran compositor musical, animador cultural y persona entrañable, que a los pocos años nos abandonó. DEP

Manuel Meiriño es abogado