El saber sí ocupa lugar

Lo importante no es qué sabes, sino saber para qué sabes lo que sabes. Antes el saber se atesoraba, pero ahora no ocupa lugar porque está en la red

Expresión más que conocida y utilizada hasta la saciedad, curiosamente con intención pedagógica, es que “el saber no ocupa lugar”. Pues sí, sí que ocupa sí, y mucho; bien lo saben todos aquellos que hayan realizado una mudanza y entre sus pertenencias se encuentren un número importante de libros. No en vano, a dichas unidades se les denomina tomos e incluso, cuando tienen un peso importante, humorísticamente, “plomos”; término que también se utiliza cuando el volumen va en relación con un contenido soporífero.

Si al final vamos a acabar hablando de fútbol, empecemos ya

Hay personas, e incluso personajes, que, de no existir, habría que inventarlos; tal es el caso del inefable David Vidal. Por cierto, como casi todo el mundo sabe, inefable significa que no se puede definir con palabras, dada su especificidad. Vaya, que no es nada peyorativo, que es el sentido que suele dársele. Autor de cifras asombrosas, lleva dirigidos a más de 15 equipos en cinco categorías, y con unos vitales 70 años a cuestas, todavía sigue en activo. Vamos, lo que se dice el fútbol de verdad, el fútbol con bigotazo. Y entre otros logros trascendentales, consiguió poner a Portosín en el mapa, aun no siendo verano, lo cual no deja de ser casi milagroso.

Perfil pintoresco, genio y figura, carisma y vehemencia a partes iguales, su verbo ágil y rápido suele contener igual número de ideas que de imprecaciones. Pero entre los arrebatos léxicos, en ocasiones nos deja incisivos y hondos pensamientos como este: En el fútbol ya no me extraña nada: todos creen saber, pero pocos entienden. (…) Nos hemos quedado antiguos, con un fútbol feo y que ni siquiera es eficaz. Compañeros, ¡al otro área! También en el fútbol, el de Portosín, ¡pero qué razón tiene!

Saber y entender

Tiempos aquellos en los que el saber, además de ocupar sitio, servía para algo. Pues no, ¡ahora hay que entender, compañeros! El conocimiento se ha vuelto gaseoso y, como tal, fruto de su procedencia acuosa, incoloro, inodoro e insípido. ¡Pero si está todo en Internet! Ya no hay discusiones familiares que valgan. ¿Qué donde está Portosín? ¡Pero dónde va a estar, hombre, dónde va a estar; pues al lado de Porto do Son! Lo dice la Wikipedia.

 El acceso al conocimiento se ha hecho prácticamente universal. Es el uso que se hace de ese conocimiento el que sustenta el dominio

Y esta será la gran revolución que nos depara el futuro e insistimos en negarnos a ello: el saber no ocupa lugar, porque está en la red; nada de pensar, sentir, sentir es lo que importa; arte, humanidades, cultura, ¡estudia algo útil, chaval; vete a clase de informática!; ahora sin inglés no vas a ninguna parte, no seas paleto y deja el gallego; no chapes, sé creativo…

La historia nos demuestra, o, al menos, nos muestra, que la dominación por parte de las clases superiores se dio siempre a través del conocimiento, al cual accedían muy pocos (¡Que sí Marx, que sí, también por la economía, pesado!). Pero en la actualidad, el conocimiento es un derecho y el acceso al mismo se ha vuelto prácticamente universal. Y es el uso que se hace de ese conocimiento el que sustenta el dominio. Lo importante no es qué sabes; lo es saber para qué sabes lo que sabes. Antes, el saber se atesoraba y, como tal tesoro, solo era visible a unos pocos y privilegiados ojos.

Pero todo eso cambió ya y quienes parecen no darse cuenta todavía son las élites, que siguen creyendo que el saber es lo fundamental y se empeñan en obtenerlo a través del Big Data. Aprendices de trileros con vasos de cristal transparente. ¡Pero no ves que te estamos viendo la bolita, atontao!

A modo de anécdota, ejemplo vivo de la metáfora, y perdón por intercalar una situación personal: compré una silla de despacho por Internet. Pues bien, desde el día en el que me llegó, recibo todos los días información sobre ofertas de sillas de la misma empresa. ¡Pero no te das cuenta de que yo ya compré una silla de las tuyas! Si es que no saben qué hacer con la información, no entienden lo que pasa y, además, tampoco saben explicarlo. Bien lo sabe el virus…

¡Por favor, para cuando un anuncio de Gadis con David como protagonista! Como ratifica el látigo incisivo del ilustre sinense Vidal, entiendo el futbol y sé explicarlo. ¡Punto!”. Y pelota.

 

P.D.El principal problema de la humanidad hoy es que tenemos mentes paleolíticas, instituciones medievales, y tecnología de los diosesE. O. Wilson