Fondos Next Generation y acción de Gobierno

Los problemas anteriores a la guerra no pueden ser explicados en base a ésta. Necesitamos una política reformista intensa y que prepare a España para un aprovechamiento eficaz de los fondos europeos que van a venir

Es cierto que los fondos Next Generation son una gran oportunidad para la economía española y que, sin duda, pueden ayudar a modernizar nuestra estructura productiva. La pregunta es si vamos a saber aprovechar esta gran oportunidad.
La recuperación definitiva de la dura crisis de 2008 se ha visto frenada por la pandemia de la Covid-19 y ahora la dramática guerra de Ucrania ha venido a complicarnos las cosas. Se han puesto en evidencia problemas estructurales de fondo, que vamos arrastrando de gobierno a gobierno sin abordarlos en profundidad.

Nuestro modelo energético no está claramente definido, razón por lo cual el precio de la electricidad que pagan nuestras empresas es más alto que el coste que soportan las empresas de nuestros vecinos comunitarios, lastrando así nuestra competitividad.

Se han puesto en evidencia problemas estructurales de fondo, que vamos arrastrando de gobierno a gobierno sin abordarlos en profundidad.

Josep Sánchez Llibre

Ahora el precio de la energía y del gas ocupan las portadas de los periódicos como consecuencia del encarecimiento que han sufrido por causa del conflicto bélico desencadenado por el presidente Putin, y toda Europa, España la última, ha tomado medidas coyunturales para paliar el efecto negativo del encarecimiento, pero el problema de fondo sigue vivo en España y hay que recordar que el encarecimiento de la energía eléctrica y de los hidrocarburos es anterior al inicio de la guerra. Nuestra competitividad sigue siendo baja en comparación a nuestros socios comunitarios y la pandemia ha hecho aflorar de nuevo nuestro bajo crecimiento de la productividad. Seguramente, hubiese sido necesaria una reforma laboral más ambiciosa que nos ayudara a acercarnos más a la media europea.

Crear un puesto de trabajo sigue teniendo unos costes excesivos, sobre todo por los de la Seguridad Social, superior a los de nuestros competidores, sin que los gobiernos, de uno y otro signo, aborden en serio la imprescindible reforma de las pensiones.
Tampoco podemos escudarnos en la guerra para justificar la escalada inflacionista, que es muy anterior al estallido del conflicto bélico. De no frenarse la constante subida de precios, el coste social será enorme.

Quiero decir con todo ello que de poco van a servir los fondos Next Generation si no abordamos los problemas estructurales que viene padeciendo nuestra economía, como los que he enumerado. No podemos plantearnos más subidas fiscales, que empresas y familias ya no pueden soportar más, sin una profunda reforma de nuestras administraciones públicas para hacerlas más eficientes y que no signifiquen, como ocurre en muchos casos, un freno a nuestra competitividad. La fiscalidad es un gran instrumento de política económica que debe utilizarse para incentivar la economía productiva y redistribuir la riqueza con equidad. No debe ser en ningún caso un instrumento para simplemente cuadrar las cuentas públicas.

Es necesaria una profunda reforma de nuestras administraciones públicas a todos los niveles, que evite duplicidades, que se digitalice para ser ágil y eficiente. España necesita que se evalúen la eficiencia del gasto y las inversiones públicas a través de instituciones independientes, como la AIREF. No se pueden pedir más sacrificios a los ciudadanos sin este requisito previo. Es una exigencia comunitaria y una obligación moral por parte de la Administración, cuando se está planificando una nueva subida fiscal a partir del informe de los expertos.

El retraso en tomar decisiones es injustificable y convierte al Gobierno en un factor de desestabilización. La sociedad española está desconcertada y angustiada, y muchas empresas al borde del cierre

Josep Sánchez Llibre

En fin, he enumerado cuestiones que a mi juicio deben abordarse sin más demora si queremos que los fondos Next Generation den los frutos que todos esperamos, dando prioridad a los PERTES sobre las subvenciones, destinándolos a los sectores con más futuro y con mucha transparencia. El Gobierno de España no está liderando la situación. El retraso en tomar decisiones es injustificable y convierte al Gobierno en un factor de desestabilización. La sociedad española está desconcertada y angustiada, y muchas empresas al borde del cierre. Confiar en que la Unión Europea nos sacará del atolladero es una temeridad; los tiempos no van en esa dirección.

Debemos aprovechar esta gran oportunidad. Los fondos Next Generation pueden situar a la economía española en condiciones óptimas para el futuro. Estoy seguro de que podemos hacerlo, pero no debemos olvidar las reformas que debemos emprender para asegurar que eso sea así, y para ello es imprescindible un Gobierno fuerte capaz de liderar y de tomar medidas.