Había Marea y hay Tsunami
Había marea. Claro que la había. Y ha golpeado con fuerza la escollera de la política gallega, con un PP incapaz de convertirse en ese rompeolas que solo podía construir a base de mayorías absolutas. La Galicia urbana pide cambio, y lo hace con contundencia, lejos de firmar, además, un cheque en blanco para los socialistas, que aumentan concejales y porcentaje de voto total, pero caen en número de papeletas, en algo más de 24.500. El golpe de efecto, con la irrupción de las mareas y las fuerzas alternativas, lleva a la formación de Gómez Besteiro a situarse como tercera fuerza en cinco de las siete ciudades.
Sin embargo, los bastiones de las diputaciones, con la excepción de Ourense, serán para los socialistas, que obtienen una visibilidad abrumadora en la Galicia provincial frente al PP. Ese puede ser el camino del cambio. La Galicia atlántica, y sobre todo urbana, siempre suele ser un indicador adelantado de lo que está por venir. En A Coruña, desde Culleredo Julio Sacristán ya se plantea el salto a la presidencia de la Diputación. Hará valer su peso entre los socialistas coruñeses, de quienes es presidente provincial.
Siendo el partido más votado, en Galicia y en España, la derrota del PP también es la de Núñez Feijóo. Bastó con comprobar en la noche electoral los rostros de sus exconselleiros, con batacazo en Vigo y sorpresón en Santiago. Elena Muñoz y, sobre todo, Agustín Hernández, lo tendrán muy difícil incluso para hacer oposición con ese resultado.
Pero más allá de las plazas emblemáticas, tiene razón Núñez Feijóo cuando asegura que el PP logra en Galicia, proporcionalmente, más apoyos que en España. Concretamente ocho puntos. Pero conviene matizar. También el PSOE alcanza en Galicia más representación que en España, con algo más de un punto por encima. Frente a las municipales de 2011, los populares se dejan nueve puntos (diez y medio Rajoy en el cómputo global), y los socialistas recuperan casi medio. El PP baja en concejales. El PSOE aumenta. Es la lectura que no quiso hacer Feijóo.
Es la hora de las mareas, que gobernarán en A Coruña y Santiago con margen. Es la hora de la alternativa, de las nuevas caras, que combinan, pese a todo, dos elementos: la frescura, tan necesaria ante tantos casos de corrupción de baja y alta intensidad como los que hemos sufrido, y la inexperiencia política, que en algunos casos puede alejarnos de las grandes avenidas de la responsabilidad y llevarnos por las veredas de la imprudencia. Xulio Ferreiro, en A Coruña, apela al sentidiño. Él mismo lo ha dicho. Es su obligación.