La Constitución se muere. ¡Viva la Constitución!

Este 6 de diciembre, Día de la Constitución, con este acuerdo presupuestario que prolonga la legislatura, cabe afirmar que la carta magna se debilita

En el momento de aprobarse en el Congreso los Presupuestos Generales del Estado para 2021, Gabriel Rufián, ufano, proclamó la llegada de, nada más y nada menos, “una nueva era en la que la pauta la marca el independentismo vasco y catalán”. A continuación, Adriana Lastra nos anunció que este gobierno “iba para largo”

Lastra es una portavoz de memoria breve y olvida que Rajoy aprobaba con el PNV unos presupuestos y, al día siguiente, el mismo PNV se unía al Frankestein para derrocarlo. En política, un “para largo” es un suspiro.

Un tweet difundido desde la cuenta del PSOE celebra el voto de Bildu y ERC como “valiente y patriótico”. En especial, esa segunda afirmación seguro que no ha sido bien acogida por los socios de Sánchez. Los bilduetarras, en un reciente debate en el parlamento vasco, marcaron diferencias con el PNV al aclararles que su papel en el Congreso consistía en la demolición del Estado. Por su parte la diputada de ERC, Montserrat Bassa, tuvo un fugaz instante de gloria al afirmar que a su partido “le importaba un bledo la gobernabilidad de España”.

Más que valientes, ERC y Bildu son inconscientes. Sánchez, en cuanto no les precise, hará como los Pimpinela: “Olvidará su nombre, su cara, su casa y pegará la vuelta” y si te visto no me acuerdo.

Más que valientes, ERC y Bildu son inconscientes. Sánchez, en cuanto no les precise, hará como los Pimpinela: “Olvidará su nombre, su cara, su casa y pegará la vuelta” y si te visto no me acuerdo.

Este 6 de diciembre, Día de la Constitución, con este acuerdo presupuestario que prolonga la legislatura, cabe afirmar que la carta magna se debilita. Cuando durante la campaña electoral vimos a Pablo Iglesias citar en los debates la Constitución cual libro rojo de Mao ya deberíamos haber temido lo peor. Nada es más cínico que usarla como argumento para vaciarla de contenido.

No es solo que el Gobierno de España se sustente en aquellos que tienen como fin político la destrucción de España, es que la política emanada de dicho gobierno tiende a la destrucción del marco constitucional, y con él el de los derechos, obligaciones y libertades que de ella emana.

La constitución empieza a morir cuando Iglesias prente que el Rey rectifique

La constitución empieza a morir cuando el partido del vicepresidente pretende que el Rey en su discurso de Navidad rectifique su brillante e imprescindible intervención del 3 de octubre en Cataluña, en la que garantizo la vigencia del Estado de Derecho mientras se estaba cometiendo un golpe de Estado y amparó a los ciudadanos españoles residentes en Cataluña víctima de dicho golpe al estárseles sustrayendo sus derechos y garantías.

La constitución sigue muriendo cuando el partido del vicepresidente pacta con el ministro de Fomento la imposibilidad de llevar a cabo desahucio alguno generado así inseguridad jurídica y vulnerado el derecho de propiedad privada.

La Constitución agoniza cuando se profundiza en la desigualdad entre españoles al blindar privilegios de unos ciudadanos residentes en ciertas comunidades frente a los que viven en otras solo porque votan a partidos que no son del agrado del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

La Constitución llega a sus estertores cuando se denigra a lo común, como la lengua y se restringe la libertad de los padres de elegir el modelo educativo para sus hijos.

Perpetuación por encima de los principios democráticos

En definitiva, aunque pueda parecer etéreo y poco práctico, la Constitución está al límite de su extinción, porque el objetivo del poder actual es la perpetuación por encima de principios democráticos. “Ustedes nunca más volverán al gobernar”, dijo Iglesias a Casado desde la  tribuna parlamentaria.

Cuando el principal leitmotiv del gobierno es debilitar las estructuras del Estado y anular sus contrapoderes con el fin de tener la máxima capacidad de mando, mucho más allá de las limitaciones derivadas de la propia Constitución, es que el objetivo es el gobierno absoluto desde la arbitrariedad y el atropello.

En una España tristemente procesizada, la penúltima batalla de la Constitución por sobrevivir se librará en las elecciones del 14 de febrero del próximo año en Cataluña.