¿Por qué en España no crecen las empresas?

Hay casi tres millones y medio de empresas activas en nuestro país, de las cuales más del 80% tienen dos o menos trabajadores

El signo de los seres vivos, eso de nacer, crecer, reproducirse y morir, podría aplicarse perfectamente al mundo de la empresa. La primera fase y la última desde luego que se producen siempre, aunque la primera, en mi opinión, no de manera suficiente. Lo que ya no ocurre con tanta frecuencia es que las empresas crezcan, al menos lo necesario y suficiente. La mayoría de las empresas que perduran en el tiempo padecen el enanismo de la microempresa. Así las cosas, de la tercera fase ni hablamos, ya que son muy pocas las que acaban creando en su entorno un holding empresarial o el efecto locomotora, que tanto añoramos en muchas comarcas.

Evidentemente, no estoy criticando el hecho de que existan microempresas, ojalá hubiera muchas más, la cuestión que quiero tratar aquí no es otra que la de descubrir las razones que existen en España para que sea tan difícil crecer en nuestro entorno económico, y por qué es tan difícil pasar de microempresa a pyme, y luego de pyme a gran empresa.

La vida media de las empresas en nuestro país es de menos de ocho años

Para ponernos en situación, hagamos una radiografía rápida del panorama español en materia empresarial. Hay casi tres millones y medio de empresas activas en nuestro país, de las cuales más del 80% tienen dos o menos trabajadores. Solo el 2% de las empresas tienen más de 20 asalariados. También es interesante destacar que poco más del 16% de las empresas superan los 20 años de vida. La vida media de las empresas en nuestro país es de menos de ocho años.

La regla de las ces

Teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto, me gustaría utilizar como método nemotécnico la regla de las ces, que resume de manera sencilla las razones por las cuales en España es tan difícil mantenerse y hacer crecer una empresa.

Clientelismo. Como definición podríamos decir que es una práctica política de obtención y mantenimiento del poder asegurándose fidelidades a cambio de favores y servicios. Creo que no hace falta entrar en detalles sobre esto, ya que cualquier empresario pequeño y no tanto, lo ha sufrido en sus carnes en algún momento.

Corrupción. En el contexto de organizaciones de todo tipo, pero especialmente en las públicas, es una práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho económico o de otra índole de sus gestores. Que no es otra cosa que un soborno o un cohecho y que, en estos momentos, por mor de que muchos políticos, directivos y empresarios han dado con sus huesos en la cárcel, está más contenida.

Los bancos son meros prestamistas a cambio de garantías lo más seguras posibles, casi nunca apuestan por un proyecto empresarial

Crédito. Que se define como un préstamo que se pide a una entidad bancaria debiendo garantizar previamente su devolución. En nuestro país, los bancos son meros prestamistas de dinero, a cambio de garantías lo más seguras posible. Prácticamente en ningún caso apuestan por un proyecto empresarial y se arriesgan en la iniciativa. Los bancos, en líneas generales, se comportan como auténticos depredadores sin cuartel ni religión. Ante la más ligera sospecha de una posible insolvencia, y haciendo valer los leoninos contratos que hacen firmar a sus clientes, intentan recuperar por tierra, mar y aire su dinero, sin importarle el alcance de lo que están haciendo, ni el futuro de la empresa o de sus trabajadores.

Complejo. Conjunto de ideas, emociones y tendencias generalmente reprimidas y asociadas a experiencias del sujeto, que perturban su comportamiento. Sin entrar en demasiados detalles para no caer en una absurda y estéril discusión, cada país y cada cultura, en muchos casos, es lo que cree que puede ser, y alcanza lo que cree que puede alcanzar. Si te crees mediocre, es muy posible que jamás dejes de serlo. También es muy útil tener en cuenta que pasarse de frenada en la estimación y confianza en uno mismo, puede tener consecuencias devastadoras.  Este complejo está escrito en el ADN de nuestro país, representado por Pazos en la película de Juanma Bajo Ulloa Airbag cuando refería: “Que preparados vienen los de fuera”.

Canibalismo. Que no es otro cosa que la ferocidad o inhumanidad propia de caníbales, y que en el mundo empresarial se representa cuando una empresa grande subcontrata a una microempresa, le absorbe todo su conocimiento y energía, para luego mandarla a dormir el sueño de los justos. A este tipo de comportamiento empresarial, hace mucho tiempo que lo denomino efecto clínex, que se aplica para empresas de usar y tirar.

Cultura. Por la razón que sea en nuestro país no hay una cultura del emprendimiento. Sólo hay que peguntarles a los jóvenes lo que quieren ser de mayores, y nos encontraremos con las respuestas de siempre, que se podría resumir en la consecución de un buen empleo, preferentemente público que privado. Desgraciadamente, pocos son los que apostarían por ser dueños de su propio proyecto empresarial, dueños de su propio sueño y futuro. Este factor cultural tampoco ayuda para nada a salir del enanismo empresarial.

Es difícil encontrar una ventaja competitiva cuando las pequeñas empresas carecen de economías de escala y departamentos de I+D

Capacitación. Esto tiene que ver con la apuesta por la mejora continua y la formación de todos los componentes de la empresa, independientemente del departamento o el trabajo que realicen.  La formación, como otras cuestiones inherentes a la competitividad, es contemplada desgraciadamente como un coste, y no como una inversión.

Ciencia. La ciencia y la aplicación de esta, que es la tecnología, es otro factor clave en lo que nos ocupa. Las empresas pequeñas observan, al igual que en el apartado anterior, la inversión en ciencia y tecnología como un gasto y no como una inversión. Siendo las consecuencias de esta política, a medio y largo plazo, catastróficas.

Competitividad. La competitividad vista, como no puede ser de otra manera, como la capacidad de mostrar ventajas frente a la competencia, se ve mermada en un ambiente “ecoempresarial” como el que estamos planteando. Difícil encontrar una ventaja competitiva en una situación en la que las pequeñas empresas carecen de economías de escala y de un departamento de Investigación y Desarrollo que les pueda permitir diferenciarse.

Competencia. Toda la suma y resta de las características anteriores convierten a una empresa en competente y esto, en este tamaño de empresas, es muy difícil de conseguir. Está claro que la clave de supervivencia en una empresa es la competitividad, pero al final lo que tenemos que conseguir es una empresa competente, que es bastante parecido, pero no es lo mismo.

 

No pretendo sentar ninguna cátedra con la regla de las ces, simplemente intento hacer un ejercicio de reflexión que pueda servir para detectar los ítems en los que estamos fallando, y así poder corregirlos en la medida de lo posible. Alguno de estos ítem no dependen para nada de nosotros. Otros los podemos compartir con un tercero. Pero la mayoría pasan por corregir o reorientar nuestros planteamientos en materia empresarial.

De la suma de estas ces, unas u otras en mayor o menor medida, debería extraerse un elixir, del que más tarde destilado y procesado pudiera sintetizarse el antídoto vitamínico que permitiera conseguir un crecimiento saludable para nuestras empresas, especialmente para las pequeñas y medianas.