¡Pues atrévase, señor Torra!

Advertir, retar, apercibir, conminar y desafiar son los verbos preferidos de Quim Torra cuando de España se trata

No repuestos, aún, quienes participaron en las jornadas del Cercle d’Economia, de su visión sobre Europa – “Rusiñol y Charles Deering charlando en la terraza del Palau Mauriciel (de Sitges), tomando una taza de café mirando al horizonte”, dijo literalmente- Quim Torra,  vicario general en Catalunya del huido Carles Puigdemont, el presidente legítimo, según aseveró en su investidura, ha vuelto a amenazar al Estado.

Es decir, nos amenaza a todos con reincidir en los hechos protagonizados por quienes han sido objeto de juicio oral en la sede del Tribunal Supremo y avanzar hacia la culminación del proceso independentista.

Solo Cuixart fue valiente: él sí lo sabía, como también era conocedor de sus consecuencias

Nada nuevo en su pequeño horizonte. Lo hace siempre que puede y hasta cuando no debe, pues su supremacismo no tiene fronteras. Advertir, retar, apercibir, conminar y desafiar son sus verbos preferidos cuando de España se trata.

Pero esta vez lo ha hecho en sede parlamentaria y tras el “visto para sentencia” pronunciado por el magistrado Marchena.

En lo substancial, ha reiterado lo que dijeron – excepción hecha de Santi Vila– los reos en su alegato final ante el Tribunal que debe emitir veredicto, después de afirmar que nada sabían de los hechos acontecidos en Cataluña en los meses de setiembre y octubre de 2017, de los que, en buena parte, fueron sus principales protagonistas.

A juicio de algunos letrados defensores de los enjuiciados por el Tribunal Supremo nunca hubo proclamación de la República de Cataluña

Solo Cuixart fue valiente: él sí lo sabía, cuando sucedieron, como también era conocedor de sus consecuencias. Su sinceridad dejó en cueros a todos sus compañeros de bancada por mentirosos.

El portavoz de Cs en el Parlament, Carrizosa, intentó que el vicario Torra concretase su repetitivo gallear, más propio de las brujas de Llers que de un gobernante, pero el hombre atrapado por la historia novelada de Cataluña tan sólo llegó a reiterarse asimismo.

“Lo volveremos a hacer, ¿no entiende la frase?”, le espetó. Fue el momento en que su vicepresidente, Pere Aragonés, alzó su cabeza e intentó leer los ojos de su superior inmediato.

“¿Se atreverá?”, parecía preguntarse. En su retina imperaba previsiblemente el “tenemos que hablar”, casi imploratorio, que Oriol Junqueras dijera a Pedro Sánchez en la sesión de constitución del Congreso de los Diputados.

A juicio de algunos letrados defensores de los enjuiciados por el Tribunal Supremo nunca hubo proclamación de la República de Cataluña, como afirma Puigdemont desde Waterloo y corean miles de locos por las redes sociales, atendido que a lo dicho en sede parlamentaria no le siguió su publicación en el Diario Oficial de la Generalitat.

Para mí que su publicación/promulgación no era necesaria porque no se inscribía en el derecho administrativo, sino que constituyó una proclama unilateral de autoseparación de una parte de un todo único, innovando así en materia de derecho internacional público.

El atrevimiento de Quim Torra

Sin embargo, puestos a aceptar la primera de las tesis, el vicario Torra lo tiene bien fácil: atendido que, como él dice por doquier, el referéndum del primero de octubre sigue siendo válido, y atendido que, como también repite, hubo proclamación de Catalunya como estado propio, independiente y configurado como república, Torra puede y debe promulgar la República de Catalunya, conforme a sus convicciones.

¿Se atreverá a pasar de su cotidiano vuelo gallináceo al más libre de todo pájaro? Yo apuesto por el no, ya que cada día que transcurre le veo más enfrascado como feriante, llevando el teatrillo y sus muñecos, que como héroe irredento de las tragedias griegas.

Pero ya se sabe que la locura es un agujero negro y, en consecuencia, el interrogante permanecerá.

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