Bugatti Centodieci: Fabricada la última unidad del hiperdeportivo de los ocho millones

El décimo y último Bugatti Centodieci ha sido entregado a su comprador, lo que concluye la producción de este exclusivo modelo cuyo precio partía de los ocho millones de dólares

La última unidad fabricada del Bugatti Centodieci, en la sala de inspección final de la fábrica de Molsheim.

La última unidad fabricada del Bugatti Centodieci, en la sala de inspección final de la fábrica de Molsheim.

Hace casi un cuarto de siglo, Volkswagen decidía resucitar Bugatti, la mítica marca de automóviles deportivos fundada en 1909. La empresa creada por el italiano Ettore Bugatti en la alsaciana localidad de Molsheim (por aquel entonces perteneciente a Alemania) no pudo superar la crisis que supuso la destrucción de su fábrica durante la II Guerra Mundial.

En 1987, el empresario italiano Romano Artioli adquirió los derechos de la marca y levantó una nueva fábrica en Campogalliano (Módena, Italia), donde entre 1991 y 2002 llegó a fabricar 132 ejemplares de un único modelo, llamado Bugatti EB 110, antes de entrar en bancarrota.

Bugatti EB 110, a la izquierda, y Bugatti Centodieci, a la derecha.
Bugatti EB 110, a la izquierda, y Bugatti Centodieci, a la derecha.

El nacimiento del Bugatti Veyron

Conscientes de que había una demanda desatendida, en Volkswagen decidieron hacerse con los derechos de la firma, erigir una moderna fábrica en la hoy francesa localidad de origen y abrir la caja de Pandora de los vehículos “hiperdeportivos”, creando el automóvil más rápido, potente y lujoso que jamás se había fabricado en serie para usarse en vías públicas.

Así, en 2005 nacía el Bugatti Veyron, del cual se fabricaron 450 unidades durante los 10 años que estuvo en producción. Los 1.001 CV y 408 km/h que desarrollaba originalmente hacían de él un llamativo objeto de deseo que conseguía que su valor de reventa fuera muy superior a los 1,22 millones de euros que Bugatti estableció como precio base oficial y que no tardó en duplicar lanzando variantes exclusivas y aumentando la potencia hasta los 1.201 CV, mientras la velocidad máxima superaba los 431 km/h.

Bugatti Veyron 16.4 Super Sport a la caza del récord de velocidad en el circuito italiano de Nardo.
Bugatti Veyron 16.4 Super Sport a la caza del récord de velocidad en el circuito italiano de Nardo.

Volkswagen había creado un monstruo cuyo crecimiento era imparable. El Veyron seducía tanto a quienes deseaban tener el automóvil más potente y veloz del mundo como a quienes lo veían como un símbolo de estatus, y con el tiempo se ha convertido en una especie de “valor refugio” para los coleccionistas de coches, ya que sus precios apenas fluctúan, moviéndose entre el millón de dólares y los 2,6 millones en función de la exclusividad y el estado del vehículo.

En 2016 llega el Bugatti Chiron

Tras el Veyron, en 2016 llegó el Chiron, del que Bugatti ha prometido fabricar un total de 500 unidades. Hasta la fecha, ya ha producido 400, y en el próximo par de años está planeado fabricar el centenar restante.

El Bugatti Chiron doblaba la apuesta del Veyron, con un precio base de 2,4 millones de dólares, justificados por su notable incremento de prestaciones, ya que su motor de 16 cilindros, ocho litros y cuatro turbocompresores desarrolla 1.500 CV.

Bugatti Chiron Super Sport en el circuito alemán de Ehra-Lessien.
Bugatti Chiron Super Sport en el circuito alemán de Ehra-Lessien.

Por limitaciones técnicas de los neumáticos, la velocidad máxima está “capada”, y el vehículo no puede sobrepasar los 420 km/h, si bien Bugatti desarrolló una variante modificada y dotada de 1.600 CV que es capaz de alcanzar los 483 km/h, equivalentes a 300 mph, toda una barrera psicológica para el mundo angloparlante.

Para disfrutar de esta velocidad punta, los afortunados poseedores del Chiron Super Sport 300+ deben acudir al circuito de pruebas de Ehra-Lessien (Alemania), donde los responsables de Bugatti preparan y deslimitan sus vehículos para la ocasión, permitiendo a sus conductores vivir una experiencia al alcance de muy pocos mortales.

El Bugatti Centodieci y la era de los “one-off”

Llegados a este punto, ofrecer más y más potencia así como versiones más y más veloces se convierte en una vía muerta. Bugatti tiene los medios técnicos para alcanzar los 2.000 CV o más y para desarrollar vehículos capaces de permanecer pegados al suelo a velocidades más propias de la aeronáutica que de la automoción, pero no hay fabricantes de neumáticos dispuestos a garantizar que el calor y la fuerza centrífuga generados a semejantes velocidades no acabarán haciendo colapsar sus ruedas. Lo que sí hay son compradores capaces de pagar prácticamente lo que sea por hacerse con el vehículo más exclusivo posible. Y aquí surgen los “one-off” o las series ultra-limitadas, como la del Bugatti Centodieci.

El Bugatti Centodieci durante sus tests en carretera.
El Bugatti Centodieci durante sus tests en carretera.

El Centodieci (Ciento Diez, en italiano) es un hiperdeportivo derivado del Bugatti Chiron que sirve para homenajear al Bugatti EB 110 que, como ya hemos visto, fue el modelo lanzado por Romano Artioli en 1991 en la que fue la primera resurrección de la marca. Su nombre no solamente hace referencia al de aquel modelo, sino que conmemora el centésimo décimo aniversario de la firma creada por Ettore Bugatti.

A pesar de que su producción es de solamente 10 unidades, el Centodieci se diseña, desarrolla, prueba y pone a punto como cualquier otro modelo, lo que supone que sus 10 compradores han de sufragar unos gastos de desarrollo que en el Chiron se amortizarán entre 500 clientes. Básicamente este hecho y la exclusividad que supone poseer un automóvil del cual solamente hay otros nueve ejemplares, es lo que eleva la tarifa base del Centodieci a los ocho millones de euros.

Interior del Bugatti Centodieci.
Interior del Bugatti Centodieci.

Dicho esto, lo cierto es que buena parte de ese desarrollo es común con el Chiron, por lo que ya está amortizado, y además las 10 unidades del Centodieci se intercalan entre la producción del Chiron. Esto supone que en unos pocos meses Bugatti factura más de 80 millones de euros por fabricar una decena de exclusivos hiperdeportivos; casi cuatro veces lo que hubiera facturado fabricando 10 unidades del Chiron. No parece un mal negocio.

Así es el Bugatti Centodieci

Pero lo cierto es que el Centodieci tiene suficientes argumentos para hacer que sus propietarios desembolsen entusiasmados lo que cuestan sus exclusivos hiperdeportivos. De entrada, se trata de un vehículo con un diseño extraordinariamente refinado, que reinterpreta de forma magistral el lenguaje de diseño original del Bugatti EB 110, con innumerables guiños como la parrilla frontal con la pequeña herradura característica del EB 110, las tomas de aire tras las ventanillas laterales, las taloneras truncadas con una depresión que se abre hacia la zona trasera o la zaga seccionada, guiños al modelo de los años 90 que continúan en el interior, revestido en cuero con un patrón similar al del veterano superdeportivo francoitaliano.

Montaje artesanal del motor W16 del Bugatti Centodieci.
Montaje artesanal del motor W16 del Bugatti Centodieci.

Técnicamente, el Bugatti Centodieci adopta el motor de 16 cilindros “en W” del Chiron más potente, con 1.600 CV, asociado al habitual cambio de siete velocidades y embragues alternos del Chiron a cuya salida se reparte el par entre las cuatro ruedas del vehículo.

Con semejante cadena cinemática, el Centodieci tarda 2,4 segundos en llevar sus dos toneladas de cero a 100 km/h, alcanza los 200 km/h en 6,1 segundos, llega a 300 km/h en 13,1 segundos y, poco después, logra su velocidad máxima, limitada a “solamente” 380 km/h.

Bugatti W16 Mistral.
Bugatti W16 Mistral.
Bugatti Bolide.
Bugatti Bolide.

Hace unos días, Bugatti anunció que ha entregado la décima y última unidad producida del Centodieci, lo que nos ha dado una excusa perfecta para contar su historia. Cerrado el capítulo de este “one-off” o más bien, de esta serie ultra-limitada, la fábrica artesanal de Molsheim se centrará ahora en producir los 100 Chiron que aún están pendientes de fabricar, a los cuales seguirán las solamente 99 unidades que se producirán del Bugatti W16 Mistral y las 40 previstas del Bolide.

El Bugatti W16 Mistral promete convertirse en el descapotable más rápido del planeta, y probablemente también en el más caro, con un precio base de cinco millones de euros, mientras que el Bolide es un modelo creado exclusivamente para circular en circuitos que costará en torno a cuatro millones de euros y supondrá el fin de la producción del motor 8.0 W16.

Seguramente cualquiera de ellos será una buena inversión para los coleccionistas y amantes del automóvil, pero es probable que pasen unos cuantos años hasta que Bugatti vuelva a fabricar un modelo tan exclusivo y deseable como este Centodieci.

La primera unidad del Bugatti Centodiece, en primer plano, con el Bugatti EB 110 detrás.
La primera unidad del Bugatti Centodiece, en primer plano, con el Bugatti EB 110 detrás.

Las claves del Bugatti Centodieci

  • Hiperdeportivo basado en el Bugatti Chiron.
  • Producción limitada a 10 unidades.
  • Dimensiones: 4.544 x 2.038 x 1.212 mm.
  • Peso en orden de marcha: 2.051 kg.
  • Motor 8.0 W16 de 1.600 CV.
  • Sobrealimentado por cuatro turbocompresores.
  • Cambio automático de doble embrague, 7 velocidades.
  • Tracción total.
  • Aceleración 0-100 km/h: 2,4 segundos.
  • Aceleración 0-200 km/h: 6,1 segundos.
  • Aceleración 0-300 km/h: 13,1 segundos.
  • Velocidad máxima: 380 km/h (limitada electrónicamente).
  • Precio base: 8 millones de euros.
Pablo J. Poza