El Govern defiende que los profesores lleven lazos amarillos

El gobierno catalán delega en los directores de los centros escolares la gestión de los conflictos que generan los lazos amarillos y otros símbolos

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La Generalitat defiende la “libertad de expresión” de los profesores de las escuelas públicas catalanas que lucen lazos amarillos en las aulas. Así lo manifiesta el consejero de Enseñanza, el republicano Josep Bargalló, en una respuesta parlamentaria a la diputada popular Andrea Levy.

En esta respuesta por escrito, a la que ha tenido acceso El Mundo, Bargalló avala que los profesores luzcan en las aulas este símbolo independentista “en legítimo derecho a su libertad de expresión”. Recalca que “la libertad de expresión es un derecho fundamental que, obviamente y como principio general, hay que respetar”.

Bargalló deja en manos de la dirección de los centros escolares la resolución de los conflictos que puedan originar la utilización de símbolos políticos. Serán los directores los que deberán establecer los “mecanismos pertinentes de mediación y promoción de la convivencia”.

El consejero de Enseñanza presume de que “el sistema educativo de Cataluña ejerce las funciones que le son propias con estricta neutralidad política”. Añade que se excluye “cualquier tipo de proselitismo o adoctrinamiento”.

Esta respuesta parlamentaria llega después de que, desde el mismo gobierno de la Generalitat, se alentara a los padres y alumnos a denunciar a los colegios que no cumplen con la inmersión lingüística.

Cuerpo de inspección propio

La Consejería de Enseñanza planea la creación de un cuerpo de inspección propio para estipular si se cumplen las horas de castellano que marca la ley de educación de Cataluña. Estos inspectores serán funcionarios de la Generalitat y no del Ministerio de Educación.

Recientemente, el gobierno de Quim Torra presentó un nuevo modelo lingüístico para las escuelas, que contempla más horas en castellano, aunque no aportó financiación complementaria para implantarlo. Este proyecto abrió una oleada de quejas entre los socios independentistas.

El documento que recoge el nuevo modelo establece que, en zonas en las que el castellano no sea preponderante, y siempre que no sea la primera lengua de «buena parte de los alumnos», habrá que hacer un «enfoque didáctico» específico. En otras palabras, «si el número de horas de exposición a esta lengua no fuera suficiente» para alcanzar el mismo nivel de catalán y castellano, el centro podrá «incorporar bloques de contenido curriculares en castellano y planificar actividades que potencien la expresión oral de los alumnos».

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