Las enfermeras olímpicas de la sanidad catalana

Profesionales de los nuevos edificios del Hospital de Bellvitge recorren hasta 9 km durante su jornada laboral por tratarse de instalaciones semivacías

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No se están preparando para la alta competición deportiva. Simplemente están trabajando. Son enfermeras del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB), especialmente las del edificio tecnoquirúrgico, que caminan una media de entre 8 y 9 kilómetros durante su jornada laboral de 7 horas. Una aplicación en sus teléfonos móviles les indica la distancia recorrida.

Más allá de este dato, que puede parecer anecdótico, hay una realidad: el nuevo edificio tecnoquirúrgico sigue semivacío. Este hecho provoca que los profesionales sanitarios tengan que recorrer largas distancias por sus pasillos interminables. No obstante, estos profesionales no se quejan del cansancio, de los kilómetros que recorren a diario, sino del despilfarro que supone tener amplios espacios desocupados, a los que no se da ningún uso y que se están deteriorando a ojos vista.

Una inversión infrautilizada de 86 millones de euros

En el edificio tecnoquirúrgico se han invertido 86 millones de euros. Se acabó de construir en 2012, pero la mayor parte de sus cuatro plantas, con cerca de 45.000 metros cuadrados, continúan vacías. De manera gradual, se han trasladado servicios a estas instalaciones, como el hospital de día médico, el hospital de día quirúrgico (para intervenciones que no requieren ingreso), los gabinetes de exploración neurofisiológica o urgencias, este último en noviembre de 2014, aunque todavía no se ha completado.

De manera inexplicable, la unidad de reanimación de urgencias, donde se atienden a accidentados en estado crítico, todavía continua en el antiguo edificio general, en unas condiciones que dejan mucho que desear.

Los espacios cerrados se están deteriorando

El nuevo edificio debería concentrar toda la actividad de cirugía y de curas intensivas, pero nunca se han trasladado y, de momento, no hay fecha para hacerlo. Estos espacios están cerrados y presentan un progresivo deterioro. Estos días se están realizando reparaciones en el área donde se ha proyectado que se instalarán los nuevos quirófanos porque los techos se estaban cayendo.

La doctora Teresa Fuentelsaz, presidenta de la junta de personal del Hospital de Bellevitge, considera un «derroche sin sentido» que el nuevo edificio tecnoquirúrgico este «infrautilizado», con muchísimos espacios totalmente vacíos.

La junta de personal reclama inversiones urgentes al consejero Comín

En la última visita que el consejero Toni Comín realizó al Hospital de Bellvitge, el 25 de julio pasado, desde la junta de personal se le reclamó «inversiones urgentes» en el edificio tecnoquirúrgico, también conocido por el personal de la casa como «Fase II». Comín les aseguró que era una «prioridad», pero, de momento, no se ha movido nada.

En la reunión con el consejero de Salud, la doctora Fuentelsaz propuso trasladar las unidades de críticos del edificio general al tecnoquirúrgico. Ello permitiría remodelar las obsoletas instalaciones del edificio general, de principios de la década de los setenta del pasado siglo, conocido por sus torres cilíndricas, para destinarlas a unidades de semicríticos.

Los pacientes dan un suspenso al antiguo edificio

Tal como se refleja en los informes de AQuAS, la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitaria de la Generalitat, los pacientes dan un sobresaliente al personal del Hospital de Bellvitge, pero suspenden las instalaciones del edificio general. Sus habitaciones son pequeñas e incómodas. Ni tan siquiera tienen ducha.

Teresa Fuentelsaz insiste en que el departamento de Salud debe realizar una inversión urgente para trasladar todos los servicios previstos al nuevo edifico tecnoquirúrgico. «Somos el hospital más maltratado de Cataluña», asegura la doctora.

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