Sánchez recibe el orden del día de Torra

Los contactos telefónicos entre la Moncloa y la Generalitat avanzan. El presidente catalán se mantiene inflexible con la autodeterminación y la represión

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La relación entre Pedro Sánchez y Quim Torra va tan rápido como vuelve. Parecía que Sánchez ya daba a Torra por suficientemente conocido y saludado después de que el presidente de la Generalitat embocara el final de la legislatura en Cataluña. Pero no. El Gobierno de España, amonestado por sus socios de ERC, rectificó su adiós muy buenas del jueves y este viernes los gabinetes presidenciales reanudaron sus contactos como si nada hubiera pasado.

No solo hay fecha para la entrevista de Sánchez y Torra (jueves, 6 de febrero), sino que ahora también hay lugar (Palau de la Generalitat), hora (12.00) e incluso orden del día. Al presidente del Gobierno ya le constan los temas que quiere tratar Torra y no están precisamente relacionados con sus dos últimas conversaciones telefónicas, una a cuenta de la explosión mortal en la petroquímica de Tarragona y otra a propósito de la fatídica borrasca Gloria. No.

El gabinete de Torra comunicó al de Sánchez que hay dos puntos ineludibles para el presidente de la Generalitat, puesto que ése es el compromiso previo que ha alcanzado con ERC, la CUP, Òmnium Cultural y la ANC. Es decir, que el presidente catalán ha configurado su agenda con jefe del Ejecutivo a partir de una reunión exclusiva con actores independentistas. Nada que no haya pasado por el filtro de la estelada cabe en sus prioridades.

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Su orden del día, inamovible, es «el ejercicio al derecho de autodeterminación» y «el fin de la represión y la amnistía». Por si no fuera suficientemente claro, Torra se dedicó este viernes a escandalizarse por la oposición de la fiscalía a conceder otro permiso a Jordi Cuixart de 72 horas para salir de la cárcel. «Es indecente, perverso y siniestro», dijo. Con argumentos como estos se va a encontrar Sánchez el jueves que viene.

Los márgenes de Sánchez

Aparentemente, los presidentes protagonizarán un diálogo de sordos en cuanto a la autodeterminación porque, al menos hasta ahora, Sánchez ha dado un no rotundo. No así con lo relacionado con el encarcelamiento de los dirigentes independentistas, puesto que el PSOE está más que dispuesto a explorar una reforma del código penal para modificar el delito de sedición y así acortar las condenas de Oriol Junqueras y del resto de presos soberanistas.

Torra no piensa conformarse en esta ocasión con la hueca retórica del diálogo que el gobierno del PSOE y Podemos practica de lunes a domingo. No hay día en que no aparezca un ministro para evangelizar con el asunto, con independencia de que el contexto sea convulso, aciago o simplemente irrespirable.

«En todo proceso de negociaciones siempre existen complicaciones y eso hay que asumirlo. La obligación del Gobierno es apostar claramente por el diálogo», dijo este viernes el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, uno de los grandes profetas del diálogo.

Con esta bandera piensa aparecer Sánchez en el Palau de la Generalitat, pero Torra exige bastante más. Exige «garantías» sobre la autodeterminación y la amnistía bajo amenaza de torpedear la mesa de diálogo entre Gobierno y Generalitat, convertida por ERC en el eje de la legislatura española.

Las lecciones del Estatut

El órdago es inasumible para Sánchez, sobre todo respecto a la autodeterminación, de imposible encaje constitucional. El Gobierno quiere moverse en la vaguedad de un futuro acuerdo de la mesa de diálogo que pueda someterse a votación de los catalanes. Pero Torra no está dispuesto a que se la den con queso. «No creo que la movilización de millones de ciudadanos durante estos años por el proceso de independencia sea para que negociemos una reforma del Estatut», ha dicho en alguna ocasión.

Y Torra no anda desencaminado del todo porque la historia de cómo se pactó el Estatut ha cobrado vigencia estos días en los cuarteles socialistas. Los viejos del lugar recuerdan que aquel pacto se cerró rompiendo al nacionalismo catalán: CiU aceptó y ERC se descolgó.

Han pasado 15 años de aquel acuerdo entre PSOE y CiU, y hay socialistas convencidos de que la única manera posible de alcanzar algún entendimiento con el soberanismo catalán es fracturándolo, ya que siempre habrá algún actor exigiendo el todo.

Pero para eso quedan muchas etapas. Antes, Sánchez debe clasificar a Torra. Decía Josep Pla que había tres maneras de hacerlo, entre amigos, conocidos y saludados. Veremos.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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