De puente en puente por pueblos y valles de Cantabria
Modernos como el viaducto de Montabliz, medievales como los de Liérganes o en medio de pueblos como el encantador de San Cayetano, los puentes cuentan otra historia de Cantabria

Puente de San Cayetano, en el pueblo de Potes. Foto ELG21 – Pixabay
Cruzada por tranquilos arroyos y agitados ríos en su pequeña geografía, los puentes de Cantabria han unido pueblos y comarcas durante generaciones. Algunos se encuentran desde tiempos inmemoriales, otros son diseños vanguardistas de factura reciente.
Viajamos por estas tierras del norte de España, siguiendo las sugerencias de Turismo de Cantabria, para conocer ocho puentes que guardan las historias de sus tierras.
Puente de Liérganes
Comenzamos por este puente de la localidad de Liérganes que atraviesa el río Miera, en el corazón de los Valles Pasiegos.
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Aunque se lo conoce como el ‘puente romano’ se trata de una obra de principios del s.XVII, y comunica con un antiguo molino que actualmente alberga un centro de interpretación sobre la leyenda del hombre pez, el extraño caso de un hombre que todo el mundo lo dio por ahogado y fue hallado cinco años después en Cádiz.
Puente de Treto
Para sortear la ría de Treto durante años entre las orillas de Colindres y Bárcena de Cicero hubo una plataforma impulsada por cables.
El puente giratorio de Treto es una admirada obra en hierro que tiene un aire a las construcciones de Gustav Eiffel
Este sistema fue reemplazado por el puente construido por Eduardo Miera entre 1897 y 1905, que permite girar en 90 grados para permitir el paso de las embarcaciones.
A una corta distancia está el elegante viaducto de Colindres, que forma parte de la Autovía del Cantábrico, que alivia el tránsito que pasaba por el puente de Trento.
Viaducto de Montabliz
Es una de las obras de ingeniería civil más elegantes de Cantabria y presume de ser el viaducto más alto de España y el sexto de Europa.
Inaugurado a principios de 2008 tiene 721 metros de largo y alcanza los 145 metros de alto en su punto máximo, al punto de sobrepasar a la localidad de Bárcena de Pie de Concha, en la comarca de Besaya.
Puente de Oruña
Entre Oruña y Arce, para sortear el río Pasajeros en 1585 se construyó este puente de piedra que pasó a integrar el Camino Real de Reinosa a Santander.
A pesar de ser una obra contemporánea a los primeros tiempos del barroco, tiene una austeridad absoluta, sin un detalle de ese estilo ni del renacentista que le precedió.
Puente de Rente
Es un puente medieval de nueve arcos de medio punto que comunica a la localidad de Rente tras su paso por el río Saja. Se construyó muy cerca del cauce porque no podría aguantar las crecidas.
Allí cerca está la Fuentona, que es el nacimiento de un río en la roca caliza. Lo extraño es que cada tanto el flujo deja de manar -a veces por minutos, a veces por horas- y luego vuelve a emerger; fenómeno que la imaginación popular adjudica a los hechizos de una anjana, un hada de la mitología cántabra.
Puente de Golbardo
Entre los pueblos de Golbardo y Barcenaciones se levanta este puente sobre el río Saja que a la vista tiene pocos atractivos.
El puente de Golbardo fue el primero construido en hormigón en España
Pero destaca porque se trata del primer puente de hormigón de España y el primero en utilizar el sistema de armadura rígida “como soporte del encofrado” en el país, precisan en Turismo de Cantabria.
Puente de la Maza
Es uno de los más famosos de la comunidad autónoma, debido a su llamativa longitud de 500 metros para la época en que se construyó, en el siglo XV.
Con 28 ojos en su estructura, salva la extensa ría de San Vicente, al lado de San Vicente de la Barquera.
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La leyenda dice que al que lo atravesara aguantando la respiración se le cumplirían sus deseos. Y no es fácil correr medio kilómetro sin dejar entrar al aire.
Puente de San Cayetano
El nombre de Potes proviene del Pontes romano, y su nombre se honra con los diferentes puentes que atraviesan los tres ríos que pasan por la localidad.
Ellos son el Bullón, el Quiviesa y el Deva, pero nos quedamos con el San Cayetano, una estructura medieval en el casco antiguo de este pueblo de la comarca de Liébana, que comunica la ermita dedicada a este santo con los barrios de Fuente La Riga y el Tullo con el Barrio del Sol.