Campings, bicis, historia y naturaleza en el corazón de Navarra

Nos vamos de escapada al corazón de Navarra para recorrer sus valles en bicicleta, y aprovechar el verano para desconectar en los campings de la región

En bici por las sierras de Navarra. Foto Mendi E-Bike

“Menos mal que existen las bicicletas eléctricas” pensaba mientras en pocos segundos subía una cuesta que con mi vieja BH mecánica me hubiera costado unos cuantos minutos de sudor y varias lágrimas. Al llegar, el camino de gravel termina en un campo de trigo a un lado y cebada al otro, que eran un prólogo dorado al paisaje centralizado por el embalse de Alloz, en las tierras navarras de Iranzu.

Ese espejo de agua turquesas o verdes (según el caudal) de 9 km2 es uno de los epicentros del turismo de naturaleza más interesantes de Navarra. Rodeado de micropueblos con su habitual iglesia medieval y sus casas de balcones con geranios, el embalse cuenta con numerosas infraestructuras para los deportes náuticos y aéreos como el parapente.

Pero nosotros vinimos a andar en bici, y aprovechar que el espacio BTT Tierra Estella-Lizarraldea, donde se encuentra este paraje, “es uno de los más extensos de España, con más de 2.200 kilómetros de varias dificultades y durezas”, dice un cartel de la Asociación de Campings de Navarra.

Cabe puntualizar que el próximo 21 de septiembre Turismo de Navarra participará por primera vez en la feria Sea Otter Europe en Girona, donde presentará su oferta de cicloturismo enfocada a todos los públicos, combinando aventura, cultura y gastronomía. El evento reúne a las principales marcas del ciclismo y sirve como espacio para que los profesionales del sector intercambien conocimientos y experiencias.

Ruta por el embalse de Alloz

Precisamente nuestra base fue el Camping Aritzaleku, que como la docena de alojamientos de esta asociación, están catalogados como Centros de Cicloturismo, donde se ofrecen servicios de reparación, limpieza, custodia y abundante información sobre las 9 (o más) rutas que salen desde cada uno.

Cruzando la presa del embalse de Alloz. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Aunque muchos amantes de las dos ruedas llegan con sus bicicletas bien dotadas de piñones y platos para subir como cabras por las cuestas, también está la opción de alquilar rodados en el camping (22 euros por día) o contratar alguna agencia especializada para recorrer los valles navarros.

Si no se tiene una BTT o una bici eléctrica se puede contratar una agencia de cicloturismo para recorrer los valles navarros

Y eso hice con la gente de Mendi E-Bike, donde Javier Azpilicueta junto con Juan Ignacio Azcona me acompañaron por un recorrido de 23 km que rodea el embalse, en donde pedalear con la ayuda de la tracción eléctrica me parecía una bendición. Fueron dos horas que se me pasaron en un instante, y como todo turista pretendía parar en cada bendito pueblo y curva con vistas panorámicas para hacer fotos.

Travesía por zonas agrestes. Foto Mendi E-Bike

Otros caminos en bici

El trayecto es parte de un recorrido más extenso de 40 km por el pantano, que sube hasta el alto del Guirguillano (a 709 mts); que integra el abanico de rutas ciclísticas como la Vuelta a los Puertos (72 km, 1.545 mts de desnivel), la dura Vuelta al puerto de Etxauri (105 km, 2.092 mts de desnivel), o la exigente Puertos Míticos (147 km, 3.357 mts de desnivel).

Según el tipo de bicicleta, el nivel de entrenamiento y el tiempo, se puede pedalear por la Ruta del Carlismo (46,2 km, 1.416 mts de desnivel), la Vuelta a Salinas de Oro (60,7 km, 1.584 mts de desnivel) o la sencilla Vuelta a Guesálaz y Yerri (42 km, 1.084 mts de desnivel).

Se pueden contratar salidas en grupo. Foto Mendi E-Bike

El camping Aritzaleku

El camping Aritzaleku (robledal, en euskera), cuenta con todas las comodidades para descansar y prepararse para una travesía ciclística. A 15 km de Estella-Lizarra, los amantes del turismo al aire libre disponen de parcelas con o sin electricidad para sus tiendas o autocaravanas, así como pods, mobil-homes, dormitorios múltiples y bungalows.

Nosotros nos alojamos en uno de estos últimos, bien dotado con todo lo necesario para cuatro personas, con una comodidad que no tiene nada que envidiar a muchos hoteles tres estrellas.

El camping se encuentra en una península sobre el embalse de Alloz. Foto Camping Aritzaleku

Navegando por el pantano

El clima no estaba para piscina ni teníamos tiempo de jugar a ser Tarzán en las tirolinas, pero sí pudimos disfrutar de una recomendada experiencia náutica en el embalse.

El camping se encuentra en una península que avanza como una cuña por el pantano, donde en su parte baja se encuentra la Escuela Navarra de Vela. Sea la hora que sea, siempre estará por ahí dando vueltas Ángel González, presidente de la Federación Navarra de Vela, quien nos invitó a dar un paseo en el pequeño velero de su amigo Juan Pacheco.

En el pequeño velero sobre el pantallo de Alloz. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

En un Jeaneau de 20 pies, estuvimos una hora cruzando de aquí para allá por el embalse, donde la ausencia de oleaje permitía que la embarcación navegara rápido pero en calma. A lo lejos, se veían los campos de cereales y las zonas boscosas, matizadas con las manchas de piedra y tejas de los pueblos vecinos.

En el camping Aritzaleku está la Escuela Navarra de Vela que enseña a navegar o alquila tablas para paddle surf, windsurf o piraguas

No estábamos solos: ese sábado, a pesar de la amenaza de lluvia, había un buen número de apasionados por la náutica surcando las aguas; ya que la escuela ofrece cursos de vela para principiantes en las categorías optimist o laser, o también se pueden alquilar piraguas, pédalos (carritos acuáticos a pedales), tablas de paddle surf y de windsurf.

Bungalow del Aritzaleku. Foto Camping Aritzaleku

Para reponer fuerzas tras estar pedaleando o navegando, el camping tiene un restaurante y bar con precios que sorprenden a los que venimos de ciudades como Barcelona: las cazuelas por menos de 10 euros, los platos combinados de porciones XXL entre 12 y 14 euros, o el menú del día a 20 euros con primero y segundo, hacen que uno casi termine con más kilos de los que llegó.

En el camping Errota-El Molino

Otro punto donde hicimos escala fue el camping Errota-El Molino. Ubicado a unos minutos del pueblo de Mendigorría (a 28 km de Pamplona) y la vera del río Arga, el complejo tiene esa estética retro que a muchos huéspedes recuerdan a las vacaciones de sus infancias.

Con una superficie de 100.000 m2 y una capacidad para 1.500 huéspedes, el camping fue abierto por Javier Beriain y Mila Apestería en 1983, una aventura empresarial que continúa su hija Ana Beriain como gerente.

Bungalows del camping El Molino. Foto Camping El Molino

En sus cuatro décadas en el camping han realizado varias ampliaciones y renovaciones (la más importante en el 2000, que duplicó su capacidad). En su historia hubo momentos únicos, nos cuenta Ana, como cuando 1.500 australianos e ingleses a fines de los ’90 ‘invadieron’ las instalaciones para ir a las fiestas de San Fermín.

Pedaleando a las ruinas romanas

Si no se cuenta con bici propia allí se puede alquilar una mecánica (16 euros el día), pero como no son del tipo BTT, es mejor usarlas en recorridos sencillos, como el que hice a las ruinas romanas de Andelos.

Ubicada a 5 km del camping por carreteras rurales (y alguna que otra cuesta), este yacimiento arqueológico presenta los restos del pueblo romano que llegó a tener 2.000 habitantes entre los siglos I y II, visita que se combina con la del cercano depósito regulador de aguas de 7.300 m3 y de las ruinas de la presa (a 3 km) que permiten descubrir los avanzados conocimientos hidrológicos de esta civilización.

Ruinas romanas de Andelos. Foto Wikipedia

El paseo a Andelos forma parte de una ruta circular de 20 kilómetros por el valle cercan al camping; circuito que se suma a otro de 5 km por el pueblo de Mendigorría y los caminos rurales de un meandro del río; el de 8,5 km al Puente de la Reina o el de 15 km al pueblo de Mañeru.

Desde el camping Errota-El Molino se pueden realizar sencillas rutas de senderismo o bici, como la que lleva a las ruinas romanas de Andelos

Ya si se tiene una BTT de varias marchas o una eléctrica, desde el camping Errota-El Molino se pueden realizar rutas como la de los Altos de Artajona y Miranda (60,3 km), la de Guirguillano y Lezaun (87 km), la del Puente, Barásoain y Artajona (56 km), la de Baigorri y Larraga (79 km) o la de Senderos de Nekeas (31 km).

Jardines del camping. Foto Camping El Molino

Ahora, si uno va en plan de rompepiernas, que se anime a los 38,6 km del camino que atraviesa Eskinza y Sanbil o los 48,6 km por los Senderos de Artajona.

Las instalaciones del camping

En el camping nos alojamos en unas pequeñas cabañas adaptadas para cuatro huéspedes, una de las seis variantes de bungalows que llegan hasta sofisticados modelos de glamping.

Además de juegos para niños, tirolinas, zonas de piraguas, un minigolf, un rocódromo y dos piscinas (una de ellas cubierta) hay un chiringuito al lado del río ideal para dejar pasar las horas con una cerveza.

Opciones de glamping más exclusivas. Foto Camping El Molino

O si se trata de comer, su restaurante tiene una carta que, como se ve en Navarra, presumen de platos abundantes a buen precio, como dimos cuenta de un solomillo con foie de pato y un codillo de cerdo asado.

Por lo visto, menos mal que en Navarra hay tantas actividades al aire libre, porque de alguna forma hay que contrabalancear a su famosa gastronomía.

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