6 restaurantes para conocer la cocina de una isla que resurge de sus cenizas

El verano es el momento propicio para viajar a La Palma y disfrutar de su naturaleza, y de paso, de la gastronomía de una isla que seduce por su gran variedad de producto

La Gatera Gastro-Bar es uno de los referentes de la nueva cocina en La Palma.

La isla de La Palma es un tesoro de belleza natural, henchida de paisajes inolvidables, con playas y acantilados que encandilan a los visitantes. Tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja, que tanto infortunio trajo consigo a los isleños, es quizá el momento de visitar la Isla Bonita, y asombrarnos ante los cambios que la naturaleza le ha deparado.

Pero la Palma es muchísimo más que su ecosistema, ya que también recoge una gran variedad de productos gastronómicos únicos como la sal de las Salinas de Fuencaliente, los pescados frescos que se capturan en su costa, el prestigioso ron Aldea, los productos de una huerta sin igual con sus frutas tropicales, los quesos palmeros ahumados de leche de cabra, y los afamado vinos, ensalzados por William Shakespeare, hoy representados por bodegas como Llanos Negros, Juan Matías Torres o Teneguía, entre otras.

La mejor forma de percatarse de cómo es la verdadera cocina de una isla que tiene mucho que ofrecer es disfrutando de algunos de sus más representativos restaurantes. Los 6 establecimientos que recomendamos, todos ellos con un férreo compromiso por mostrar la autenticidad de una cocina isleña única, son una apuesta más que segura.

El Jardín de la Sal se encuentra dentro de las propias Salinas de Fuencaliente.

Un espacio emblemático

Comenzamos visitando un lugar icónico de La Palma, Las Salinas de Fuencaliente, un rincón donde el blanco y el negro se funden para dar vida a un lugar creado por la magia de la naturaleza y el esfuerzo del trabajo humano. En 1994 fueron declaradas Espacio Natural de Interés Científico y desde entonces las salinas han ido creciendo mediante el apoyo de uno de los programas más importantes de la UNESCO, pues ha ampliado su extensión hasta alcanzar una superficie de 35.000 m2.

Justamente en este hermoso espacio que nadie que visite la isla debería dejar de inspeccionar, se encuentra el restaurante El Jardín de La Sal, ejemplo de cómo intervenir en un espacio natural protegido sin alterar el Medio ambiente ni el entorno visual. Es un edificio de piedra volcánica de una sola planta que fue inaugurado en septiembre de 2013, y que se ha convertido con el tiempo en uno de los mejores restaurantes de la isla.

Al frente de los fogones, Juan Carlos Rodríguez, un creador de sensaciones que ha sabido dar rienda suelta a su imaginación para convertir su cocina en un laboratorio alrededor del mundo de la sal (pronto aparecerá en el mercado una línea de sales de aceitunas negras, de tinta de chipirón o de lima).

Lomo de cherne con migas de mojo colorado. Foto El Jardin de la sal.

En la carta se aprecia el gran interés del chef por los productos de la isla, en especial por pescados como el pez escolar o mantequilla, el sable o conejo del infierno, especies no tan comerciales, pero a los que él sabe sacarle un gran partido culinario.

El comedor, con capacidad para unas 80 personas, es diáfano, decorado con motivos marinos, y muy apacible.

En la carta hay platos deliciosos como el aguachile de cherne y langostinos con aguacate y jugo de lima, el calamar sahariano a la plancha con majada de perejil y limón, el arroz caldoso de bacalao y marisco.

La sal es uno de los productos estrella del restaurante. Foto: El Jardín de la Sal.

De postre, no se pierdan la espuma de yogurt de leche de cabra con confitura de papaya o el gel de Licor 43 y flor de sal de canela. La carta de vinos, dirigida por el sumiller Jose Rodrigo Rovira, muestra vinos de La Palma y también de otras islas. Precio medio: 35/40 euros.

Tradición & innovación

Continuamos con la propuesta gastro del restaurante Casa Osmunda, premiado con un sol Repsol y recomendado por la guía Michelin. Para ello, nos trasladaremos hasta Breña Alta, al este de la isla.

Fundado en 2007, se ubica en un lugar histórico, una casa modesta en la que antaño solían descansar los antiguos comerciantes que iban de paso con sus mercancías desde Santa Cruz, capital de la isla, hasta la zona de Los Llanos de Aridane, al oeste.

Una de las salas de Casa Osmunda se encuentra en el interior de un aljibe.

El edificio fue restaurado con sumo cuidado, y conserva el tejado a cuatro aguas, el porche y las paredes interiores de piedra volcánica. Tiene dos comedores y una terraza de moderno diseño. Además dispone de una peculiar sala con techo abovedado donde antiguamente se situaba un aljibe.

La cocina de Casa Osmunda es, básicamente, de producto y han logrado fusionar inteligentemente la comida tradicional canaria con ligeros toques de modernidad.

En su carta observamos platos de pescado fresco del día tan pulidos como el lingote de atún con maracuyá, calabaza y teriyaki. Excelente también la ensaladilla de pulpo, el tartar de aguacates con langostinos de mango o el solomillo de res con crema de queso palmero y pera estofada al vermut.

La ensaladilla de pulpo es uno de los platos estrella de Casa Osmunda.

Excelente servicio y carta de vinos con representación de los mejores vinos canarios. Precio medio: 40/45 euros.

Una chef que despunta

También destaca en Breña Alta el restaurante y bar de tapas La Gatera Gastro-Bar. Lo hallaremos sin ningún problema en el número 56 de la calle 30 de mayo.

Mariana Hernández, su cocinera y propietaria, una creadora en ascenso, ofrece una cocina palmera, con producto autóctono y divertidos toques de modernidad en platos en los que combina técnica, creatividad y buen hacer.

La Gatera Gastro-Bar tiene un comedor agradable y coqueto.

En los últimos años, Hernández se ha convertido en referente de la nueva cocina de La Palma gracias a su amplia sabiduría culinaria.

Propuestas tan suculentas y significativas como el pan brioche con carabineros y boloñesa coreana de langostinos, el cordero a baja temperatura, boniato, avellanas al curry y miel de caña, o la ensaladilla de boniato no deberían faltar en nuestra comanda. El local es muy agradable y coqueto, y está decorado con cierta informalidad a la par que elegancia.

Cordero a baja temperatura, boniato, avellanas al curry y miel de caña. Foto: La Gatera Gastro-Bar.

Buena carta de vinos y mejor servicio. 35/40 euros.

De lo más moderno

Nos trasladamos a la localidad de Los Llanos de Aridane, al oeste de la isla, considerada como la capital económica de La Palma por su protagonismo en áreas como la agricultura y el turismo.

Aquí, alojado en una antigua casa canaria de aspecto rústico, nos toparemos con el restaurante El Rincón de Moraga, recomendado por la Guía Michelin.

Foto: El Rincón de Moraga.

Está capitaneado por Miriam Cruz, propietaria y directora general del negocio. Dirigiendo un entramado culinario que funciona como un reloj encontramos al chef Alejandro Trujillo, apoyado en todo momento por el cocinero Jorge Cruz, hermano de la propietaria.

El restaurante disfruta de un ambiente muy cool y de una decoración fresca y moderna. El servicio es muy atento y en la carta de vinos se observa una especial preocupación por mostrar los vinos de la tierra.

En cuanto a su cocina, se detecta inmediatamente un respeto total por el producto local, y un empeño muy loable por crear con ellos platos originales, vanguardistas, arriesgados y con mucha técnica, pero siempre respetando la esencia de la cocina tradicional canaria.

Foto: El Rincón de Moraga.

Estupendas propuestas excelentemente trabajadas como el pulpo laminado, el tartar de salmón, el tataki de presa ibérica y los langostinos frescos en tempura. También preparan muy bien pescados locales tan gustosos como el cherne o la vieja.

De postre no dejen de probar el volcán de chocolate y torrija. Precio medio: 45/50 euros.

Un lujo de restaurante

En Tazacorte, al oeste de la isla, una de las más importantes zonas agrícolas de La Palma, encontramos uno de los restaurantes más estéticos de la isla: El Sitio.

Allí, en pleno centro de la localidad, se halla el Hotel Hacienda de Abajo, una antigua propiedad azucarera del siglo XVI. En su interior se ubica el restaurante El Sitio, reconocido con un Sol Repsol.

Foto: Restaurante El Sitio.

Tanto el hotel como el restaurante disfrutan de significadas obras de arte, entre ellos tapices franceses y flamencos de los siglos XVI al XVIII, una valiosa pinacoteca con obras de los siglos XV al XX, esculturas, muebles y porcelanas chinas desde la dinastía Tang hasta la Qing, entre otras maravillas.

El restaurante El Sitio posee una refinada decoración enriquecida con delicadas obras de arte

Al frente de los fogones encontramos al chef palmero José Alberto Díaz, que propone una cocina muy sutil, original y trabajada, que pone en valor la riqueza de productos que encierra la isla.

Destaca en su oferta una amplia selección de platos vegetarianos de alta cocina como las lentejas con leche de coco y curry o la crema de plátano con su crujiente y cilantro, entre otras sutilezas.

Ceviche de pescado blanco, langostinos y tomatillo de árbol.

También dispone de acertados platos de pescado y de carnes. Muy bueno el medregal en mojo hervido y papa negra. Conocido también como pez limón, el medregal se pesca en la costa de La Palma. Pero no se pierdan tampoco el ceviche de pescado blanco, langostinos y tomatillo de árbol o la costilla de vaca con mole de mojo rojo y yogur.

También dispone el restaurante de una más que aceptable carta de postres artesanos, y de una carta de vinos con más de 50 referencias internacionales de todo tipo, y una excelente representación de vinos canarios. Optimo servicio y ambiente relajado. Precio medio: 50/60 euros.

Chicha de la buena

Los amantes de las carnes tienen su templo en el restaurante El Asador del Campesino, localizado en la carretera que da acceso al casco urbano del municipio de Barlovento, al norte de la isla.

Es un restaurante al que acuden los palmeros para disfrutar de una cocina honesta con un gran producto. Su propuesta se basa en todo tipo de carnes a la parrilla.

Asador El Campesino.

Destacan el tierno chuletón madurado y el cabrito, e incluso el pollo asado. En conjunto, sus parrilladas de carne tienen muy buena fama. El mojo picón rojo es antológico, como lo es también el gofio escaldado y el queso palmero asado a la brasa.

De postre deben pedir sí, o sí, la famosa tarta Príncipe Alberto, que lleva una mouse de chocolate con avellanas y almendras, entre otros ingredientes. Fue un invento de la famosa repostera palmera Matilde Arroyo, que al crear una nueva tarta que le agradó mucho, y aprovechando la visita a la isla del entonces soltero de oro, el Príncipe Alberto de Mónaco, le puso su nombre porque comentó que estaba tan rica como bueno estaba el conocido noble monegasco. Precio medio: 25/30 euros.

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