Raimat: enoturismo y naturaleza en el corazón de Lleida

Descubrir Raimat Natura es disfrutar de un parque natural con viñas, en un espacio único en Europa productor de grandes vinos y hogar de cientos de especies animales

Fotografiando aves desde el globo en las cercanías del castillo de Raimat. FOTO Castillo de Raimat

Si quiere hacer enoturismo visitando una bodega modernista, -las primera de hormigón en la Península-; catar los grandes vinos de Raimat (DO Costers del Segre); y cenar cocina de proximidad con la firma de un estrella Michelin como Josep Maria Castaño ya puede hacerlo en Raimat Natura.

La laguna clamor refugio de aves acuáticas. Imagen: Raimat/ 15 bodegas

Este es un proyecto único en Europa, un tesoro de biodiversidad, indicado tanto para los amantes de los vinos como para las familias, el de los apasionados por la natural y sobre todo los aficionados a la ornitología. 

Un espacio natural para descubrir

Es un espacio natural de 700 hectáreas que se puede recorrer a pie por cuenta propia o conducidos por un guía, o en bici por tres itinerarios señalizados.

Bici eléctrica y señalización de rutas. Imagne: Raimat/15 bodegas

El espacio natural de Raimat 700 hectáreas se puede recorrer a pie, en bici o con paseos en globo

Allí también se pueden realizar vuelos en globo, descubrir los tesoros de unas viñas sostenibles y ecológicas y, por supuesto, ver corretear o estudiar a cientos de aves, entre rapaces y acuáticas, así como varias especies de mamíferos.

Infografía: Jordi Català.

A 15 minutos de la estación de AVE de Lleida, la experiencia se puede complementar con el alojamiento en un castillo medieval.

El parque natural

La recepción se hace en un centro de interpretación que recibe desde una espectacular terraza sobre las viñas y el parque natural.

Es un espacio multidisciplinario donde se pueden adquirir los vinos de Raimat y, que además, acoge exposiciones, formación escolar y el amplio programa de actividades enoturísticas.

Y por las noches se transforma en un restaurante único para cenar bajo las estrellas.

Tres rutas para visitar el parque

La primera ruta, de un kilómetro de longitud, circunvala la laguna de la Clamor Baixa, una zona recomendada para observar las aves, con una pasarela adaptada a personas de movilidad reducida. 

Centro de atención al visitante, y enogastronomía. Imagen: Raimat/ 15 bodegas

La segunda tiene llega a los tres kilómetros y accede a la antigua majada de Raimat, hoy recuperada con unas 50 ovejas.

La tercera, de entre 10 y 15 kilómetros, llega a lugares desconocidos como el antiguo polvorín de Raimat y a las diversas especies de arbustos de los cerros de la zona. 

Existe el proyecto para que estas rutas, con carteles informativos, puedan enlazarse con circuitos que alcanzan a la ciudad de Lleida

La biodiversidad es la clave

La finca Raimat se ha convertido en refugio y punto de cría de rapaces y todo tipo de aves acuáticas por su microclima, sus zonas húmedas, la ausencia de depredadores la abundancia de alimento.

Infografía: Jordi Català.

A lo largo del año es una de las zonas más importantes de Cataluña para observar aves que solo van a lugares como el Delta del Ebrolos humedales del Empordà o el estanque de Ibars.

En invierno llegan vienen aves migratorias, tras un verano en países nórdicos, como son patos de los tipos cuchara, porrón pardo y rabudos; así como otras 15 especies. 

Cartel Raimat. Imagen: Jordi Català.

En Raimat hemos conseguido la convivencia entre el cultivo de la viña y su entorno natural

Joan Esteve, director de Raimat

En verano la finca es zona de cría de numerosas especies protegidas, donde se pueden ver los chapuzones de los cormoranes moñudos, fochas, gallinitas de agua, garzas reales, nutrias y galápagos leprosos. También hay especies esteparias y aves de vistosos plumajes como el oriol y el abejaruco.

Además de mamíferos como conejos, liebres y zorros en la zona hay cientos de especies florales y una centenaria encina. Y sin olvidar las diez variedades de uvas de Raimat, claro.

La responsabilidad ante la naturaleza

Para el director de RaimatJoan Esteve, “la gestión de un pequeño territorio tiene una enorme responsabilidad. En Raimat hemos conseguido la convivencia entre el cultivo de la viña y su entorno natural, respetando los hábitats y las especies que viven en él”.

Rutas entre viñas. Imagen: Raimat/ 15 bodegas

“El cultivo ecológico, el mantenimiento de las cubiertas vegetales, la replantación de hábitats degradados y una larga lista de acciones han permitido que en la finca convivan multitud de especies”, agregó.

El lugar, describe, es un santuario de biodiversidad para aves rapaces como el águila perdicera, el aguilucho lagunero y el milano real por la ausencia de cazadores y la concentración de especies que son su alimento.

Un poco de historia

En la región primero llegaron fueron los ilergetes (íberos), después vinieron los romanos con sus explotaciones agrarias y en la alta Edad Media los sarracenos, con grandes avances agropecuarios en estas tierras fronterizas entre taifas.

Infografía: Jordi Català.

La guerra de los Segadors y la de Sucesión convirtieron Raimat en un desierto durante 270 años

Después llegarían los señores feudales y los monjes, que dejarían escasas huellas. Andando el tiempo sucedieron dos devastadoras guerras: la de los Segadors (1640-1652) y la de Sucesión (1701-1714), que convirtieron Raimat en un desierto inhabitado durante 270 años.

El cambio

No fue hasta 1914, en que el visionario emprendedor Manel Raventós i Doménech, propietario de las cavas Codorníu, compró 3.200 hectáreas desérticas alrededor del solitario castillo de Raimat, para ampliar sus viñas por la demanda en Europa del entonces llamado champaña.

El objetivo fue convertir el páramo en un vergel con viñas, la mayor finca vitivinícola de Europa bajo una misma propiedad. 

Infografía: Jordi Català.

Raventós y su esposa Montserrat Fatjó realizaron una gran obra hidráulica con aguas del deshielo en los Pirineos, para unas tierras donde pasaban años sin llover, y construyeron más de 150 kilómetros de caminos para mejorar accesos y conectar parcelas y bancales remotos. 

Primero fueron 75 hectáreas de chopos, y tras ello Raventós apostó fuerte, de manera que en los años ‘30 ya se contaba con un millón de árboles alrededor del antaño solitario castillo.

Cerca de la fortaleza se descubrió una lápida sepulcral en piedra de 1627, con los símbolos de la mano y el racimo de uva, que se transformó en el emblema de Raimat.

Pueblo de Raimat. Sagrado Corazón. Imagen: Raimat.

Al plantar las viñas se escogieron variedades típicas para elaborar espumosos y se hizo con las técnicas más modernas aprendidas por Raventós en sus viajes al extranjero, usando las vides macabeo, parellada y monastrell. 

Junto a las viñas se iban construyendo casas, una iglesia, una escuela, y una cooperativa, con una estructura similar a las colonias fabriles del Llobregat, hasta constituir el municipio de Raimat, que empezó a crecer y a ofrecer trabajo a muchas familias de los alrededores.

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