Del medievo a la actualidad: así cambió la forma en que vemos las ciudades
Una exposición en el Museo de Santa Cruz de Toledo deja ver la evolución de los planos y las vistas de las ciudades desde la antigüedad hasta el siglo XIX, incluido el primer atlas de la historia

‘Civitates orbis terrarum’, el primer atlas de ciudades. Foto: Instituto Geográfico Nacional.
Muchos siglos antes de la existencia de Google Maps y sus streets views, de las postales e incluso de la existencia de un turismo como tal, ya había quien fantaseaba con poder descubrir ciudades desde el propio hogar. La ciencia que Ptolomeo llamó corografía en el siglo II cristalizaría siglos después con los primeros atlas que en el siglo XV mostraban ya planos y vistas de diferentes urbes que la introducción de la imprenta permitió difundir a gran escala.
Precisamente uno de esos primeros libros que permitieron viajar sin sufrir las penurias que los desplazamientos entrañaban en aquellos años, el Liber Chronicarum, es la pieza central de una exposición que lleva al Museo Santa Cruz en Toledo una selección de vistas y planos de ciudades del mundo a lo largo de la historia.
Así cambió la representación de las ciudades
Con el nombre de Ciudades del mundo. Vistas y Planos, la muestra reúne, en su inmensa mayoría, obras históricas procedentes del Instituto Geográfico Nacional (IGN) que incluyen vistas de ciudades como Florencia y Jerusalén o planos de París o Madrid, entre otros.
Además, para esta exposición se han sumado diferentes representaciones de la propia Toledo entre los siglos XV y XIX entre ellas, y presentada por primera vez al público, una reproducción de plancha metálica grabada sacada de las páginas del Civitates orbis terrarum, de 1572, considerado primer atlas de ciudades del mundo según los responsables de la exposición.
Una obra que nacía con el propósito, según su propio autor, el clérigo flamenco Georg Braun, de dar respuesta a un anhelo como él mismo manifiesta en su prólogo “¿Qué sería más agradable que, en la seguridad del hogar, sin miedo a los peligros, poder contemplar en estos libros la forma de toda la tierra en que habitamos, adornada con el esplendor de sus diversas regiones, ríos, ciudades y fortalezas?”.
La representación de ciudades como género artístico
Si durante la Edad Media la representación de las ciudades se limitó a representaciones, normalmente ficticias y sobre mapa-mundis, de los principales lugares con importancia histórica y religiosa como Tierra Santa y Jerusalén, el Renacimiento propició la aparición de planos y vistas relativamente fiables de las ciudades, especialmente de Italia, donde se desarrolló incluso el género vedutismo.
Muy típico de Settecento y de ciudades como Venecia, este género enmarcado dentro del paisajismo muestra vistas generalmente urbanas donde aparecen con todo detalle canales, monumentos y lugares típicos. Concebidas como recuerdos son algo así como las precedentes de las postales y las firmaron artistas como Canaletto, Bernardo Bellotto, Francesco Guardi, Michele Marieschi y Luca Carlevarijs.
En otros lugares como Holanda también se cultivó como género artístico propio el paisaje urbano, con artistas como Gerrit Berckheyde o Carel Fabritius, sin olvidar la magnífica Vista de Delft de Vermeer.
El interés por representar el paisaje urbano desde el siglo XV trajo consigo el desarrollo de un género artístico que tiene a la ciudad como protagonista
Con el paso de los siglos fue aumentando el número de ciudades representadas y también la fidelidad al original, además de los estilos y la calidad de las representaciones desde los más sencillos grabados xilográficos incunables hasta las finísimas litografías del siglo XIX.
Toda esta evolución de las vistas de las ciudades puede seguirse en la muestra del museo toledano de Santa Cruz que añade, como colofón, una selección de vistas de Toledo y Cuenca realizadas ya a finales del siglo XIX o en pleno siglo XX, de las colecciones de sus propios fondos.
En concreto, son seis óleos, cinco de ellos con vistas de la ciudad de Toledo y uno de la ciudad de Cuenca: Vista sur de Toledo desde los cigarrales, de Aureliano de Beruete y Moret (1895); Toledo por la tarde, de Marian Kratochwill (1959); Vista de Toledo, de Efrén Pinto (1982); Vista de Toledo, de Ricardo Arredondo (1900); Toledo, barrio de Andaque (1933), y Cuenca, la Hoz del Júcar desde el puente de San Antón, ambos del pintor August Bresgen.
Leer más: A la vieja Toledo le va la vanguardia
Museo de Santa Cruz
La exposición es además una magnífica excusa para conocer este museo, que toma su nombre del edificio que le sirve de sede, el antiguo Hospital de Santa Cruz, fundado por el Cardenal Pedro González de Mendoza como hospital general y para acogimiento de niños expósitos.
Construido en las primeras décadas del siglo XVI, se trata de una de las obras maestras de la arquitectura del Renacimiento español. De planta de cruz griega con dos pisos, destaca un gran crucero central abierto a ambos pisos y un total de ocho crujías, más otra sala encima del zaguán, todas ellas cubiertas con techumbres de madera, así como dos claustros.
En su diseño y ejecución trabajaron, entre otros, Antón y Enrique Egas, famosos arquitectos toledanos de origen flamenco, y el maestro Alonso de Covarrubias.
Su magnífica portada, dedicada a la devoción de la Santa Cruz, el claustro principal y la espléndida escalera de Covarrubias, en el patio principal, justifican por sí mismo la visita a este museo.