Todos los datos que rastrean las tarjetas de crédito

Todos los sectores desean datos de los clientes, pero la banca y las entidades financieras consideran esta información esencial para sus operaciones

Los bancos esconden sus tarjetas ‘revolving’ con intereses más altos. FOto: ED-Archivo

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Las entidades que emiten tarjetas de crédito tienen una relación intrínseca con el big data. Si cualquier área de negocio tiene sed de datos de sus clientes, por las razones que sea, los bancos y las entidades financieras no se excluyen de esa tendencia; de hecho, esta información es considerada esencial para la operación de estas empresas en pleno 2019.

Los datos tienen el poder de decirle a la banca si determinado cliente es digno de confianza, y si es ideal para recibir créditos, un préstamo o una hipoteca. Pero, para conseguir esta información, las empresas indagan en muchos aspectos de la vida de sus clientes, algunos que no parecen tener gran relación con su negocio principal.

Los bancos y otras entidades financieras usan el big data para designar calificaciones crediticias, ratios de ingresos y deudas, historiales de pagos y la confiabilidad, hábitos temporales y hasta el grado de responsabilidad personal de sus clientes, entre mucha otra información valiosa.

El vínculo entre big data y tarjetas de crédito

Tirar del big data para definir las calificaciones crediticias de los consumidores parece el paso natural de los bancos y las financieras. Cuando alguien quiere contratar una nueva tarjeta de crédito, estas empresas revisarán su historial financiero, su consistencia para pagar cualquier producto, la cantidad de deuda que carga y la edad de su cuenta bancaria más antigua, por ejemplo.

Pero además de la calificación crediticia, el perfil que los bancos hacen de los potenciales clientes se basa en otros datos, como documentos detallados acerca del historial de pagos, o el ratio entre ingresos y deudas, o incluso sus compras «responsables» (dígase de cualquier producto que demuestre responsabilidad personal, como materiales para mejoras en el hogar o extintores de incendios).

Otros datos que interesan a los bancos, de los que los clientes pueden no estar enterados, son los patrones de vacaciones y la ubicación. A estas empresas les interesa saber cada cuánto sus clientes libran del trabajo para conocer sus hábitos de consumo, y la ubicación les sirve para ofrecer productos más personalizados.

La forma de las personas de responder a los operadores de servicio al cliente de los bancos también queda registrada, especialmente si es una mala forma. De esta manera, las entidades intentan crear un perfil de las virtudes y defectos comunicativos de sus clientes.

Entre los datos que naturalmente recogen los bancos y la aplicación de la inteligencia artificial, el negocio del crédito tiene una amplia base de datos de los clientes, y esto no es necesariamente negativo. No obstante, los consumidores se benefician de informarse acerca de la información que estas empresas tienen sobre ellos.

¿Por qué los bancos quieren estos datos?

Como todo negocio, los emisores de tarjetas de crédito tienen el objetivo de atraer más clientes, como recuerda Read Write. Estas empresas no mueven un dedo sin antes hacer un balance de los riesgos y sin pensar primero en qué pueden hacer para mantener a su lado a los consumidores más valiosos.

Por esa razón utilizan los datos: quieren poner una nota al nivel de fiabilidad de cualquier persona que entra a la oficina o que pide información en línea. Y si conocen las preferencias y gustos de los clientes, todavía mejor: así saben cómo venderles productos que les vayan a resultar atractivos.

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