Uber prescinde de la app con la que engañaba a las autoridades

Uber reconoció hace unos días el uso de una herramienta con la que impedía a las autoridades controlar correctamente su actividad

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Uber no ha tenido un buen inicio de año. La multinacional tecnológica ha encadenado en las últimas semanas varias polémicas. Desde el presunto robo de información confidencial a Google sobre su proyecto de coche autónomo hasta, a las denuncias de acoso sexual contra algunos de sus empleados en los Estados Unidos (EEUU), supuestamente no investigadas como deberían por parte de la compañía.

A ello se unió este pasado fin de semana la revelación, a través de una información de The New York Times, sobre el uso de una aplicación con la que Uber burlaba la vigilancia policial y de las autoridades en varias ciudades. La herramienta en cuestión, bautizada como Greyball, permitía recopilar información sobre el usuario que la utilizaba para, en ciertos casos, negarle o entorpecer el normal uso de la plataforma. A través de tácticas como la aparición en la pantalla del supuesto cliente de coches ‘fantasma’ o la ocultación de otros conductores.

Desde 2014 Uber integró Greyball en un programa conocido como VTOS (violación de términos de servicio, en inglés) creado inicialmente para identificar a usuarios que no hiciesen un uso correcto de la aplicación. Posteriormente, esta tecnología fue utilizada para engañar a las autoridades de ciudades como Boston, Las Vegas, Portland –ciudad donde se grabó el vídeo inferior, donde un policía trata sin éxito de cazar algún vehículo Uber– o París. También en mercados internacionales como Italia, Australia, China o Corea del Sur.

«El programa busca evitar a los usuarios fraudulentos que violan los términos del servicio, que son gente que quiere agredir a los chóferes, alterar nuestras operaciones o competidores que se alian con las autoridades en operaciones secretas para atrapar a nuestros conductores», aseguró un portavoz de Uber tras desvelarse las prácticas de la compañía dirigida por Travis Kalanick, duramente criticada por su manera de introducirse en nuevas ciudades y países, obviando en ocasiones las legislaciones locales.

 
Con el ánimo de intentar apagar el fuego creado, la multinacional con sede en San Francisco emitió este miércoles un breve comunicado en el que renuncia al uso de Greyball como herramienta de espionaje hacia las autoridades. “Hemos comenzado a revisar el modo en que esta tecnología ha sido utilizada hasta la fecha. Además estamos prohibiendo de manera expresa su uso para influir en las tareas de control de las autoridades locales”, asegura Joe Sullivan, responsable de seguridad de la compañía.
 
“Dada la manera en que nuestros sistemas se configuran, se tardará un tiempo en asegurar que esta prohibición se cumple enteramente”, continua la nota.
Economía Digital

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