Así afecta el nuevo corralito chino a la economía española

Las inmobiliarias españolas comienzan a sufrir unas restricciones económicas decididas por el gobierno chino

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Las inmobiliarias españolas comienzan a sufrir las consecuencias del nuevo corralito chino. El gobierno de ese país ha decidido prohibir la salida de capital del país para la inversión en activos inmobiliarios, bolsa de valores y seguros de vida, entre otros productos que considera especulativos.

El comunismo más capitalista del mundo (o viceversa) también aflora sus contradicciones. Mientras anuncia mayor apertura para los inversionistas, ha comenzado a prohibir la inversión inmobiliaria fuera de China. Desde enero pasado, está prohibida la retirada de dinero para comprar un piso o un local. Y las inmobiliarias españolas comienzan a ser víctimas de la medida.

“Ya desde el 2006 había restricciones porque solo se podían sacar  50.000 euros anuales, pero a partir de este año las trabas son mayores. No se puede sacar dinero de China para compras de inmuebles, inversiones en mercados de valores y seguros de vida, entre otros. Y las consecuencias ya se notan. Se ha comenzado a ver que hay más lentitud en la compra”, explica Belén Pedrajas, consejera delegada de PLS Consulting, una inmobiliaria dedicada a los compradores de inmuebles chinos que viven fuera de España.

El gobierno de China ha decidido prohibir la salida de capital del país para la inversión en activos inmobiliarios, bolsa de valores y seguros de vida, entre otros productos que considera especulativos.

El corralito selectivo para el ladrillo también comienza a causar estragos en las principales ciudades que reciben estas inversiones. En Londres, los chinos que compraron pisos en la torre de apartamentos más alta de la ciudad a finales del año pasado están ahora luchando para poder transferir sus anticipos. Si no pagan, podían perder las propiedades.

En Silicon Valley, la inmobiliaria Keller Williams Realty aseguró a Bloomberg que las consultas desde China se han desplomado desde el comienzo del año. Y en Sydney, los promotores afrontan problemas financieros por el retroceso de los compradores chinos, según la consultora Basis Point.

Las viviendas más caras (las que superan el medio millón de euros) son las más afectadas por la medida. Cada vez resulta más difícil repatriar grandes sumas de dinero. Los pisos baratos en barrios preferidos de los trabajadores y pequeños comerciantes como Usera (en Madrid) y Santa Coloma (en Barcelona) continúan con su movimiento normal, aunque las consecuencias podrían llegar en los próximos meses.

Los controles

Pedrajas, de la inmobiliaria especializada en inversores chinos, conoce bien ese negocio inmobiliario en España. Fue contratada por Wanda para desarrollar el proyecto del edificio España, que finalmente será vendido al empresario murciano Trinitario Casanova, propietario del holding murciano Baraka.

Explica que los inversores chinos, precavidos y sin prisas para comprar inmuebles, están retrasando aún más la decisión de comprar. Y si necesitan traer dinero de China, la decisión parece lógica. Los gobiernos de 101 países han firmado acuerdos bilaterales con China para compartir información tributaria de los ciudadanos de ese país con bienes en el extranjero.

Los inversores chinos, precavidos y sin prisas para comprar inmuebles, están retrasando aún más la decisión de comprar.

El gobierno chino intenta frenar la fuga de capitales que sufre el país tras las turbulencias financieras de 2015 y de 2016 en ese país. La versión oficial es que el gobierno debe priorizar las inversiones estratégicas que realizan sus empresarios, pero la mayoría de inversionistas ve solo una medida para proteger la moneda local.

“La inversión china en todos los sectores sigue creciendo tanto en España como en Europa, pero el sector inmobiliario ha sido afectado por las restricciones del gobierno para sacar capital fuera del país. De hecho, es un sector que más ha decrecido”, explica Ivana Casaburi, profesora de Esade e investigadora de las tendencias de inversión de chinos en Europa.

Burbuja china

La medida afecta especialmente a los ciudadanos que comenzaban a diversificar sus ahorros en el extranjero. En las zonas más exclusivas de Shanghái, el metro cuadrado se ha disparado hasta los 30.000 dólares, con lo cual muchos inversores ven oportunidades en ciudades europeas con precios aún muy por debajo de esas cifras.
Aún así, el inversor chino sigue pensando que España está en venta, que siguen los pisos a precios de saldo. “Tenemos que explicarles que esa época ya acabó. Todavía hay precios relativamente competitivos, pero no las gangas que ellos esperan”, explica la consejera delegada de la inmobiliaria dedicada al mercado chino. Ahora, el inversor de ese país, paciente y ahorrador, se toma todavía más tiempo. 

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