El vino español traiciona al corcho para salir al exterior

El tapón de rosca cuenta con la aprobación de varios países europeos, mientras el mercado local todavía se resiste

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El sonido que se produce al descorchar una botella, el olor que permanece todavía en el tapón y la mezcla de sabores que se extienden en el paladar son elementos con los que el consumidor español asocia el vino.

Pero, ¿qué pasa si cambiamos el corcho por un tapón de rosca? ¿Se acaba con la tradición y se pierde el encanto? Para el mercado nacional todavía sí, pero no ocurre lo mismo en otros países. Por ello, algunas bodegas abandonan el corcho para salir al exterior.

El romanticismo que se asocia a las denominaciones de origen españolas se resiste, de momento, a la comodidad que ofrece esta alternativa en el embotellado de los vinos, conocida como pilfer.

De moda en el extranjero

El tapón de rosca es, sin embargo, una de las mejores opciones para otros países de Europa. “En el Reino Unido, aproximadamente el 90% de los vinos blancos, en particular los jóvenes, se comercializan con este tipo de tapón”, detalla el director general del Observatorio Español del Mercado del Vino, Rafael del Rey.

Pero los ingleses no son los únicos. También en Suecia o en Nueva Zelanda, la gran parte del vino que se vende ofrece este formato, más económico y adecuado para el consumo rápido.

Comienzos en el mercado español

La buena acogida que ha tenido esta modalidad en determinados países ha empujado a algunas empresas españolas a adaptar las instalaciones para ofrecer este tapón, principalmente, en los vinos que exportan. Han optado por el pilfer para el cliente extranjero y por el corcho para el nacional.

No obstante, el sector de la restauración en España comienza a estrenarse con el vino de rosca. Así, la empresa familiar de Valdepeñas Felix Solis se ha atrevido con el mercado español y ha lanzado recientemente el vino blanco DO Rueda en este formato.

Se trata de un vino joven, suave, de la variedad Sauvignon. «Es el primero con este cierre que vendemos aquí”, detallan fuentes de la firma, que subrayan que los países en los que más se demanda este tipo de tapón son Inglaterra, Holanda y Países Nórdicos.

Cuestión de gustos

A pesar de haberse puesto de moda en otras tierras, el vino made in Spain de alta calidad se asocia más al envejecimiento y, por consiguiente, al corcho. “Aunque el cierre es bueno y es ligeramente más barato, el tapón de rosca no es permeable por lo que no puede sustituir al tradicional. Un vino de 80 o 90 euros no se entiende con un cierre de este tipo”, explica el director técnico del consejo regulador DO Vinos de Madrid, Mario Barrera.

Los precios de los tapones de corcho pueden variar mucho dependiendo de la calidad. “Uno corcho muy bueno puede costar entre 1,5 y dos euros, mientras que un cierre de plástico, con rosca, puede oscilar entre los 12 y los 16 céntimos”, señala Barrera.

Ahorro de costes

Esta diferencia supone un ahorro de costes importante. No obstante, la reticencia del mercado español a este cierre no siempre es una cuestión de precio. “Es más por adaptarse a la demanda y al consumidor español que es más partidario del corcho. Se trata de cultura y apreciación”, insiste Del Rey, quien no descarta que en un futuro el sector acabe por rendirse al tapón de rosca.

Economía Digital

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