La industria fotovoltaica se achicharra

De los cuatro fabricantes de células solares que florecieron con el invernadero ZP, sólo dos quedan vivos y están en la UCI

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La industria de la fabricación de células fotovoltaicas (la materia prima para los paneles solares) creció bajo el paraguas legal de la Unión Europea y bajo un microclima económico que despertó gran interés de los inversionistas. Creyeron en el crecimiento de un país con energías limpias pero han quedado achicharrados con las últimas reformas energéticas.

De los cuatro fabricantes de células fotovoltaicas que había en España, sólo una se mantiene en pie. “Más bien de rodillas. Tenemos un agujero de cinco millones de euros”, explica el director general de Celcelis, la última productora española de la materia prima de las placas solares, Víctor Tejuca.

Atrás quedaron Pevafersa (Toro, León) que está en liquidación, BP Solar (Madrid) que se mudó a Malasia e Isofotón (Málaga), una empresa que no puede refinanciar su deuda y que también afronta un ERE y un concurso de acreedores. Sobreviven, no obstante, algunos fabricantes de paneles solares, aunque no son ni la sombra de los que eran hace cuatro años atrás.

Competencia china

Celcelis acaba de entrar en concurso de acreedores –como el resto– por la dura competencia de los fabricantes chinos que introducen mercancía subvencionada (una base mínima del 17% de incentivo a la exportación que paga el gobierno chino) y los últimos cambios legales que ponen trabajas al autoconsumo energético a través de placas fotovoltaicas. “Antes, el retorno de inversión por instalar una placa era de siete años, ahora es de 15 y por eso nadie compra”, explica Tejuca.

La empresa también señala como responsable de su mala situación a la Junta de Castilla y León, que no ha pagado una subvención adjudicada por valor de cinco millones de euros.

La subvención que no llegó

La Junta asegura que la empresa no ha cumplido con las condiciones que exigía la ayuda, entre ellas, el mantenimiento de los puestos de trabajo. Además, explica que Celcelis ha desviado trabajadores a un call center, una actividad diferente a la que motivó la subvención.

“Es complicado justificar el impago porque no mantuvimos los puestos de trabajo en la planta. Y no lo pudimos hacer, en parte, porque tenemos un agujero por no recibir la subvención esperada. Además, la Junta forma parte del accionariado de la empresa y apoyó la medida”, explica Tejuca. “No somos unos especuladores porque yo soy avalista y respondo con mis bienes actuales y futuros por la compañía. Pocos empresarios hacen esto. El que especuló, ganó dinero y se fue. Nosotros seguimos”, añade.

Planta de 40 millones

Celcelis facturó en 2011 tres millones de euros, en 2012 un millón y este año ha tenido unos ingresos residuales. Mantiene una fábrica en El Bierzo, León, que costó 40 millones de euros. Fue creada en 2008 y ha tenido que paralizar la producción por la baja demanda. Aún cuenta con pedidos que se satisfacen con el producto almacenado.

La empresa ha desviado a los trabajadores que antes comercializaban las placas solares a vender por teléfono servicios para terceras empresas. El ministerio de Industria también ha pedido la devolución de la subvención de fondos Miner otorgada años atrás, una ayuda de seis millones de euros.

Los socios, procedentes de sectores del transporte, la automoción y los call centers, negocian ahora la entrada de nuevos capitalistas. Es la única salvación para regenerar los tejidos de la empresa.

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