El Popular mantiene cautiva su autocartera con minusvalías del 50%

Antes y después de la ampliación de junio, el banco compró 100 millones de acciones propias entre 1, 2 y 3 euros. Pagó por ellas más de 180 millones y ahora apenas valen 100

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No todos los valores se están aprovechando del arreón bursátil que, en las últimas semanas, está registrando el IBEX 35 –en máximos anuales en el umbral de los 9.400 puntos–. Entre las entidades financieras del selectivo, el Banco Popular y el BBVA representan la cara y la cruz.

Mientras que a la entidad presidida por Francisco González le ha venido dios a ver con este subidón, vendiendo a manos llenas sus acciones propias, hasta reducirlas al 0,12% de su capital –los casi 40 millones de títulos de principios de año se han quedado en poco más de 8–, el Popular mantiene cautivos, desde mediados de agosto, casi 100 millones de títulos, equivalentes al 2,2% del capital. No los puede tocar porque acumulan unas minusvalías conjuntas del 50%.

De tres euros a uno

Acciones propias adquiridas por el Popular antes y después la ampliación de capital acometida el pasado mes de junio –obligada por la propia ampliación, pero también por una mera decisión de negocio bursátil–, por las que la entidad todavía presidida por Ángel Ron desembolsó más de 180 millones de euros.

Hoy, a pesar de la subida registrada en las últimas semanas, el valor unitario de un euro por título deja este paquete con una capitalización de poco más de 90 millones.

En este trasiego con sus acciones, hace un año el Popular atesoraba 17,5 millones de acciones propias, que, antes de la ampliación, equivalían al 0,8% de su capital. De contar con una autocartera mínima del 0,097%, entre los días 8 y 21 de diciembre de 2015 adquiría 17 millones de acciones y vendía 1,7 millones, a precios medios, en ambos casos, de tres euros por acción.

En marzo, últimas compraventas con beneficios

Ya en 2016, entre finales de enero y mediados de marzo, en medio de los altibajos bursátiles pero con ligera tendencia al alza, la operativa de trading realizada por los responsables del Popular con sus acciones derivó en una reducción de la autocartera al 0,65%, al transmitir casi 20 millones de acciones y adquirir solo 16 millones.

A partir de aquí, la hecatombe. En los dos meses previos al anuncio, a finales de mayo, de la ampliación de capital por 2.500 millones a un precio, con prima incluida, de 1,25 euros por acción, el Popular hacía acopio de títulos propios de una manera exponencial. Y los adquiría a una media de 2,3 euros, prácticamente el doble del precio que luego se fijaría en la ampliación.

Acopio en vano

Así, entre el 21 de marzo y el 18 de mayo –una semana antes de anunciar la nueva inyección de capital solicitada a los accionistas–, el Popular compraba más de 22 millones de acciones propias y solo vendía 4,2 millones, elevando su autocartera al 1,475% de su capital.

Y ya fijado el precio de 1,25 euros de la ampliación, la entidad, confiando que la acción se revalorizaría, adquiría, entre el 18 de mayo y el 6 de junio, otros 19 millones de acciones a un precio medio de 1,5 de euros.

Al desprenderse en este periodo de 640.000 acciones propias y con los ajustes derivados de la ampliación, dejaba su autocartera en 50,5 millones de títulos, equivalentes al 1,2% del capital.

El principio del fin con el brexit

Tras la ampliación, el Popular prosiguió con las compras masivas de acciones propias, intentando reflotar la acción. Resultó en vano. Un día antes de que los nuevos títulos cotizaran en el parqué, la entidad presidida por Ángel Ron compraba 12,7 millones de acciones a 1,41 euros, por encima del cierre de ese día. Y en la jornada siguiente, tras el brexit, todo se vino abajo.

Las consecuencias de la negativa de los británicos a seguir en la Unión Europea provocó que, en el descalabro bursátil generalizado, el Popular perdiera un 15%, dejando la acción en 1,18 euros, ya por debajo del precio de la ampliación.

La debacle, hasta 0,77 euros

A pesar de todo, el banco prosiguió hasta mediados de agosto intentando sustentar su acción. Así, se gastaba otros 50 millones, entre el 22 de junio y el 16 de agosto, en comprar 42 millones más de acciones, a una media ligeramente por debajo al precio de la ampliación.

Desde entonces, el inicio de la debacle –con la caída del valor hasta el mínimo de 0,77 euros del pasado 28 de noviembre– motivó que el Popular cesara en esta operativa. Entendió que el 50% de minusvalías acumuladas en los 100 millones de acciones propias adquiridas en los últimos meses resultaban suficientes.

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