La desglobalización del comercio alcanza a España: sus exportaciones se concentran en Europa

El peso de Reino Unido y el resto de contientes empezó a caer con la irrupción del Covid y se ha acelerdo con la guera de Ucrania

Puerto de Bilbao

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Las exportaciones españolas llevan dos años creciendo a un ritmo superior al 20% mientras se produce una desglobalización del comercio español que nos hace más dependientes de Europa mientras nos aleja de los mercados con mayores crecimientos. El Covid, con las alteraciones que supuso en la capacidad de fabricar y de comprar en 2020, la crisis de suministros de chips, encarecimiento de fletes y materias primas en 2021 y la guerra de Ucrania con la crisis energética en 2022, han propiciado un cambio en los socios comerciales de España.

Los datos del Ministerio de Industria sobre las exportaciones muestran una evolución desde 2019 hasta 2022 en el que el peso de Europa gana casi cinco puntos. Además, esto se produce especialmente dentro de la Unión Europea ya que destinos como Reino Unido están desenganchándo sus relaciones comerciales con España. Mientras el peso del continente europeo pasa de un peso del 72% al 76,8%, Reino Unido suponía en 2019 un 6,8% de las ventas mientras que en 2022 se limitó a un 5%.

El profesor Vicente Pallardó, director de la Cátedra Valenciaport de Economía Portuaria y experto en análisis de coyuntura internacional, incide en que "los proceso de integración económica intensifican notablemente el comercio. Como están descubriendo los británicos salirse de uno sin un plan alternativo creíble es un muy costoso error". El crecimiento de las exportaciones españolas no se está produciendo entre los principales socios comerciales de España (Alemania, Francia, Italia y Portugal) sino de manera distribuida sobre el resto de socios de la Unión Europa.

Esta concentración de las exportaciones en Europa lleva a que se haya perdido cuota en América. La evolución de este mercado es especialmente complejo ya que ofreció en 2021 un incremento de las ventas que parecía romper el proceso de desenganche que América tiene en su relación con Europa. El experto en coyuntura internacional Vicente Pallardó recuerda que, tras la irrupción del Covid, Estados Unidos tuvo una recuperación económica más temprana y fuerte que Europa, lo que explicaría el aumento de sus compras en 2021 mientras que el año pasado volvió a bajar.

La evolución de las ventas al continente americano tiene en el dólar un factor crítico. Actualmente, el cambio está en 1.09 dólares por euro aunque en 2022 llegó a romperse la barrera de la paridad, lo que encarece los productos españoles en América. El escenario de hace 10 años, con un cambio por encima del 1,30, supone un cambio radical en las opciones de comercio de las firmas nacionales.

Una de las caídas más preocupantes es la de Asia, que de representar el 10,1% de las exportaciones ha descendido hasta el 7,8%. El desplome afecta tanto a las ventas actuales como a las expectativas de crecimiento futuras. El profesor Pallardó apunta que "el problema de depender de Europa es que es un continente de bajo crecimiento". Dicho de otro modo, se produce una desconexión de España de aquellas economías emergentes que pueden ofrecer grandes crecimientos en sus compras.

China suponía en 2019 el 2,9% de las ventas españolas en el exterior y en 2022 fue sólo el 2,1%. Asia sin China, Japón y Oriente Medio aglutinó antes del Covid el 3,9% de las exportaciones españoles mientras el año pasado se quedó en el 2,5%.

En el caso de África, España ha perdido un socio comercial de referencia como era Argelia por la crisis política que desató Pedro Sánchez hasta el punto que provocó 3.000 millones de euros de pérdidas a las empresas españolas. De hecho, y pese a la proximidad geográfica ya que África es el continente más cercano a España, la tendencia bajista, firme y acelerada con el paso de un peso del 5,8% en 2019 al 5,4% en 2021 para descender hasta el 4,3% en 2022.

Respecto a Oceanía, el mercado más lejano, la tendencia también se confirma en la medida en la que pasa de representar un 0,5% de las exportaciones en 2019 a un 0,4%. El escaso peso del mercado en las antípodas no evita, sin embargo, que siga siendo uno de los destinos deseados por gran parte de los industriales desde la cerámica o el mueble.

Con estos datos, una de las reflexiones que empiezan a correr por los despachos del Ibex es que cuando una empresa elige su cadena de suministros ahora tiene además que pensar en el factor geopolítico. El hecho de que un país sea o no de tu aliado geopolítico puede llevar a que un conflicto internacional te deje sin existencias. El ejemplo más claro vivido recientemente ha sido el conflicto de Ucrania y la diferencia entre tener un proveedor en Rusia o China frente a que sea de la Unión Europea.

Desde el sector de la automoción también se apunta hacia la batalla entre los defensores de subcontratar en "low cost country" frente a los defensores de reducir la huella de carbono de toda su cadena de valor, lo que obliga a desglobalizar la cadena de suministro con las oportunidades que ello supone para el mercado europeo y las dificultades que implica en el resto de continentes.

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