Amazon apuntala su imperio en España con su facturación ficticia

Las cuatro filiales del gigante de Jeff Bezos alcanzaron los 500 millones de euros de facturación en 2018

Amazon confirma los días del Prime Day.

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Amazon pone luz y taquígrafos por completo a sus cuentas en España. Al menos, sobre el papel. La compañía de Jeff Bezos ha publicado las cuentas de las cuatro filiales que utiliza para operar en el mercado nacional, en las que aflora una facturación conjunta de 496 millones de euros, un 78% más que lo generado un año antes (278 millones de euros).

Amazon apuntaló su crecimiento en España a través de una red de sociedades instaladas en países de baja tributación que le permiten no ingresar toda la facturación que su actividad genera en España. Se sirve de una sucursal y de sociedades extranjeras, desde las que cobra por algunos servicios a los clientes españoles y desde donde paga a algunas de sus filiales por servicios de apoyo o trabajar para ellas. 

Concretamente, opera a través de la sucursal Amazon Eu, que no desvela sus cifras en España, y cuatro filiales: Amazon Spain Services, encargada de prestar asistencia y soporte para los servicios administrativos, financieros y técnicos; Amazon Online Spain, que comercializa publicidad, y Amazon Data Services Spain (antes Amazon Web Services Spain), encargada de la venta de servicios informáticos en la nube.

La cuarta es Amazon Spain Fulfiment, responsable de la parte logística, que a su vez controla la firma BCN1 Fulfillment, otra de las filiales del grupo dedicada a la gestión inmobiliaria. 

Algunas de ellas tienen como socio único a sociedades luxemburguesas (Amazon Europe Sarl y Amazon Europe Core Sarl). En el caso de la filial dedicada al servicio de datos, en cambio, su sociedad dominante es la firma estadounidense del grupo A1 Row Inc., radicada en Delaware.

Contactada por Economía Digital, voces oficiales de la compañía aseguran que los ingresos de las filiales de Amazon llegan desde diferentes fuentes, entre ellas sociedades extranjeras, aunque también explican que otra parte de los ingresos llegan desde servicios o ventas de filiales en España. La compañía optó por no hacer comentarios sobre si los ingresos que se generan en el país son los que finalmente se anotan en las cuentas.

Es lo que sucede, por ejemplo, con el pago anual del servicio Prime de Amazon (36 euros), que termina en Amazon Europe Sarl, sociedad limitada luxemburguesa y domiciliada en la avenida John F. Kennedy, y no desde una sociedad española, a pesar de que los clientes en España contratan y disfrutan del servicio aquí.

Amazon lo consigue haciendo uso de la sucursal que tiene en España, Amazon Eu Sarl Sucursal, constituida en 2015. Es un establecimiento secundario dependiente completamente de su matriz en Luxemburgo, siendo una mera extensión sin entidad jurídica propia, a diferencia de las filiales.

El grueso de la facturación de Amazon en España se realiza desde una sucursal que no desvela sus cifras

Es por ese motivo por el que el negocio real de Amazon en España es imposible de conocer al detalle  —  las sociedades dominantes no desglosan en sus cuentas cuánto dinero llega desde el mercado nacional ni tampoco cuánto desde el resto de sucursales de cada país— y por lo que diferentes gobiernos se han puesto manos a la obra para intentar tapar este agujero fiscal, a través de medidas como la ya conocida tasa Google.

Eso no significa que Amazon no pague impuestos en España, sino que el sistema le permite legalmente declarar unas ventas en el Registro Mercantil que no son las reales y acostumbran a ser inferiores, lo que más tarde se traslada al gravar sus beneficios. 

Diferentes firmas reputadas han apuntado que el negocio de Amazon en España es superior al declarado, como la empresa de investigación de mercados Netquest, que estimaba que en 2017 el comercio electrónico de Amazon en España superó los 4.200 millones de euros.

Amazon y Luxemburgo, una relación investigada

El uso de sociedades radicadas en países europeos con una tributación más laxa es un clásico de las grandes empresas, sobre todo si la base de su actividad es digital. Es una práctica que repiten tecnológicas como Uber, que opera para los países europeos desde Holanda, o Airbnb, que lo hace desde Irlanda.

Luxemburgo también es un habitual de estas prácticas. El país ha sido señalado en varias ocasiones por el trato fiscal favorable a las multinacionales, entre ellas Amazon, que tiene más de diez sociedades radicadas en el Gran Ducado, según la documentación consultada por este medio en el Luxembourg Business Registers (equivalente al Registro Mercantil en España). 

En 2017, la Comisión Europea ordenó al país que recuperara 250 millones de euros que Amazon debería haber pagado en impuestos, tras concluir que el pequeño país europeo había concedido a la compañía ventajas fiscales ilegales. 

Bruselas aseguró en un comunicado que el acuerdo alcanzado con las autoridades luxemburguesas «permitió a Amazon pagar sustancialmente menos impuestos que otras empresas».

Estas ventajas habrían permitido supuestamente que «casi tres cuartos de los beneficios de Amazon no fuesen gravados», es decir, «se permitió a Amazon pagar cuatro veces menos impuestos que a otras empresas locales sujetas a las mismas normas fiscales», según afirmó la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager.

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