Cataluña eleva la presión fiscal sobre Endesa: paga 441 millones en ‘tasas verdes’ en cuatro años

El negocio de generación de la eléctrica azul le pasan factura con esta doble imposición, y sin la certeza de que esta tasa se vaya a retirar

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La Tasa Ambiental Catalana se ha convertido en un quebradero de cabeza fiscal para Endesa. En el último ejercicio ha tenido que abonar 138 M€, y por el momento no hay ninguna previsión de que este gravamen vaya a desaparecer.

Pese a que la compañía dirigida por José Bogas fue muy beligerante cuando se implementó esta nueva tasa —en 2020—, en estos momentos parece haber perdido fuerza y asume, con resignación, este pago.

El primer computo, en el año de la pandemia, el coste fue de 54 M€, porque la aplicación no se hizo del ejercicio entero. Desde entonces ha ido en aumento.

En 2021, ya completo, la tasa supuso para Endesa un total de 109 M€. El año siguiente el ascenso fue considerable. Por el tipo de actividad que grava esta tasa, cuanto más negocio eléctrico desarrolla Endesa, más será su factura.

Los dos ejercicios siguientes se han vuelto a elevar. En 2022 el pago fue de 140 M€, récord hasta el momento; y este último ciclo ha sido de 138 M€. Esta situación deja una factura muy por encima de los 400 millones.

Por qué esta ‘tasa verde’

Esta Ley —que nació hace cuatro años— recoge la creación y regulación de un impuesto sobre las instalaciones que tienen impacto en el medio ambiente en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Cataluña. En concreto, este impuesto grava la producción, almacenamiento, transformación y transporte de energía eléctrica en Cataluña.

En el ámbito de la generación, se grava la producción de energía con una tasa general de 5 €/MWh, que será de 1 €/MWh para los ciclos combinados, quedando excluidas en todo caso la generación hidráulica y la generación con fuentes renovables, así como con biomasa, biogás, la cogeneración de alta eficiencia o con purines.

En el ámbito del transporte se establece una cuota en función del nivel de tensión de las instalaciones, estando exentas las de tensión inferior a 30 kV y las instalaciones de evacuación de producción renovable.

Endesa ante su año financiero

Esta carga impositiva confluye con un ejercicio no especialmente bueno para Endesa. La eléctrica ha sufrido unos fuertes impactos extraordinarios en sus cuentas de 2023 que le han generado una reducción del beneficio de hasta un 70% con respecto al ejercicio anterior. El beneficio neto reportado fue de 742 M€. El gran deterioro llegó por el laudo frente a Qatarenergy.

Se trataba de un impacto conocido por la empresa, y sobre el que la compañía dirigida por José Bogas tuvo que pronunciarse hace unos meses. En la presentación de los resultados financieros, el ebitda reportado se reduce un 32% hasta 3.777 M€, ya que la comparativa incluye -en 2023- un impacto negativo por el retroactivo de 450 millones resultado de un laudo arbitral sobre un contrato de suministro de gas.

A esta cifra también se suma el registro de una provisión para digitalización de 165 M€, mientras que en 2022 ajusta el impacto positivo de la venta del negocio de movilidad eléctrica a la matriz Enel.

Endesa explica que el ejercicio 2023 se encuadra en un contexto de progresiva normalización del mercado energético derivada de la caída de un 64% en el precio promedio del gas (índice TTF) y, en consecuencia, de un 48% en el precio medio en el pool eléctrico ibérico hasta 87 euros/MWh.

El beneficio ordinario neto, que es el que sirve de base para el reparto del dividendo, se situó por su parte en 951 M€, un 60% menos. Una evolución que se explica por el menor ebitda, las mayores amortizaciones y pérdidas por deterioro, y el aumento de los costes financieros, afectados también por una negativa actualización financiera de provisiones.

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Raúl Masa

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