El Gobierno planea la destitución del CEO de Indra para comprar ITP y contentar al PNV

Ignacio Mataix puede ser el siguiente en salir de la compañía tras la destitución de cinco consejeros independientes, mientras que el socialista Marc Murtra acapararía todo el poder

Íñigo Urkullu y Pedro Sánchez en 2019. EFE

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

La guerra de poder en Indra puede cobrarse una nueva víctima en las próximas semanas. El Gobierno quiere la cabeza de Ignacio Mataix, consejero delegado de la tecnológica controlada por la SEPI, para concentrar todo el poder en el presidente, el socialista Marc Murtra, y doblar la apuesta por el sector militar con la compra de ITP, en connivencia con el PNV y el grupo vasco Sapa, que ha aparecido por sorpresa en Indra. 

Los problemas de gobernanza en la cotizada empezaron con el nombramiento de Murtra en sustitución de Fernando Abril Martorell. A diferencia de sus predecesores, el nuevo presidente, procedente del PSC, no era un experto del sector tecnológico. El Gobierno quería que su presidencia fuera ejecutiva, para tener máximo control; aunque no lo logró, no tira la toalla. 

Dichos problemas estallaron por completo esta semana, con el golpe de mano de Amber, el fondo que preside el empresario armenio Joseph Oughourlian, presidente de Prisa, grupo afín al Gobierno de Pedro Sánchez. Aunque solo tiene el 4% de Indra, Amber forzó la salida de cinco consejeros independientes, pues a su demanda se sumaron la pública Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), primer accionista de Indra con el 25%, y Sapa, que tiene el 8%. 

La CNMV ha preguntado a la empresa por las salidas de consejeros independientes e investiga si ha habido connivencia entre estos tres accionistas, lo que podría considerarse ilegal y obligaría a la SEPI a lanzar una opa por el 100% de Indra, al entender que ha actuado como tenedor de más del 30%, porcentaje que no se puede superar sin presentar una oferta pública de compra de acciones. 

Según fuentes cercanas a la compañía, detrás de estos movimientos se encuentra la intención de Moncloa de apostar por el sector militar, en el que ya trabaja, más decididamente y retomar la compra de ITP Aero, empresa por la que ya pujó hace dos años pero que no logró adquirir. Los consejeros independientes habrían mostrado dudas de la apuesta y además, el Gobierno no los consideraba afines. 

El presidente de Indra, Marc Murtra.

Ahora, Indra trabaja para sustituir a los independientes hasta llegar al 50% del consejo, que deberán ser propuestos por la comisión de nombramientos del consejo y aprobados por el mismo consejo. Pero las mismas fuentes aseguran que buscan perfiles cercanos al Ejecutivo de Sánchez. La CNMV, que está a la espera de recibir la información requerida, vigilará también la elección de los consejeros. 

Y en la sala de máquinas, lo que persigue Moncloa es la salida de Ignacio Mataix. El consejero delegado se ha convertido en un elemento incómodo, y se trata del primer ejecutivo del grupo pues Murtra es presidente no ejecutivo. El CEO fue fichado por el expresidente, Abril Martorell, y escapa al control del Gobierno y la SEPI. 

El consejero delegado de la multinacional española Indra, Ignacio Mataix. Foto: Indra

La salida de Mataix dejará vacante el puesto de primer ejecutivo de Indra. La intención de Moncloa es que sea Marc Murtra quien concentre todo el poder. Con el management de la empresa controlado y un consejo de administración afín y maleable, Indra quiere reactivar la compra de ITP Aero, que Rolls-Royce acaba de vender al fondo estadounidense Bain Capital, aunque la operación todavía no se ha formalizado. 

ITP (y el PNV), la clave de la guerra en Indra

ITP es la clave de la guerra en Indra. Esta empresa de motores y componentes aeronáuticos es considerada estratégica para el gobierno vasco y el PNV, pues tiene fábricas en Sestao, Derio, Barakaldo y Zamudio y, además, en los dos últimos municipios, cuenta también con I+D e ingeniería. El ejecutivo de Íñigo Urkullu teme que si Bain opta por hacer recortes, despiezar o vender la empresa, pueda haber deslocalizaciones y pérdida de empleo y de tecnología. 

De hecho, el gobierno vasco ha admitido esta misma semana su intención de entrar en ITP con una participación de entre un 6 y un 7% cuando el fondo estadounidense tome el control y abra el 30% del accionariado de la aeronáutica a capital español, como está previsto. Está claro, pues, que la lehendakaritza y el PNV no van a quitar ojo de la todavía filial de Rolls-Royce. 

Pero aunque entre, la ideal no es que el 70% de ITP Aero esté en manos de un fondo de inversión. Por ello, lo que todos quieren es que sea Indra la que dé un golpe de efecto y logre comprarla, si el fabricante británico de automóviles de lujo no consigue cerrar la venta a Bain, o en el peor de los casos, que tome el resto del 30% reservado a capital español y plantee una opa.  

Ahí es donde entra otra empresa que ha aparecido en escena. Sapa es una tecnológica del sector de la defensa que acaba de aflorar una participación significativa en Indra, donde ha entrado gracias a un préstamo de Deutsche Bank. Esta compañía es propiedad de la familia guipuzcoana Aperribay, cuyo hombre fuerte es actualmente Jokin Aperribay, desde hace unas semanas, consejero de Indra. 

Pedro Sánchez con Jokin Aperribay después de que la Real Sociedad ganara la Copa de la Reina. EFE

Aperribay, consejero delegado de Sapa y presidente de la Real Sociedad de Fútbol, es amigo personal de Florentino Pérez, empresario de la órbita del PNV y se ha acercado también al Gobierno de Pedro Sánchez. De hecho, también sonó, hace unos meses, para comprar parte del 30% español de ITP. Habrá que ver si termina entrando o no.  

Donde ha irrumpido, en cambio, es en Indra, y no en cualquier momento, sino justo para apoyar el golpe de mano de Amber y la SEPI contra los consejeros independientes y el giro hacia la defensa en un momento clave para el sector. La invasión rusa de Ucrania empezó a provocar subidas del gasto militar que culminarán tras la cumbre de la OTAN en Madrid de esta semana, donde los países de la Unión Europea se han comprometido con Estados Unidos a multiplicar su gasto en defensa. 

El pastel que se abre para las empresas del sector es muy apetitoso. Indra, impulsada por el Gobierno y también por Oughourlian, que ya ve el negocio, y Sapa quieren comerse ese pastel, y el PNV quiere que algún pedazo se quede en el País Vasco. Los intereses coinciden y la alianza es un hecho. La cuestión es si lograrán hacerse con ITP y si la CNMV lo permitirá u obligará a la SEPI a lanzar una opa por Indra.  

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Salir de la versión móvil