Un histórico proveedor de automoción cae en concurso de acreedores por acumular una deuda de 69 millones

Su principal planta, ubicada en el polígono industrial de Abadiño (Vizcaya), ha sido durante décadas proveedor clave de componentes de alta precisión para fabricantes de automóviles y grandes ensambladores europeos

Un histórico proveedor de automoción cae en concurso de acreedores por acumular una deuda de 69 millones

Un histórico proveedor de automoción cae en concurso de acreedores por acumular una deuda de 69 millones

Satuerca, un proveedor de automoción, ha anunciado la quiebra y la liquidación de la compañía. Este es un revés importante para el desarrollo industrial en Euskadi, donde era una compañía con un gran peso. Pero el Juzgado Mercantil número 2 de Bilbao ha decretado la quiebra absoluta de la empresa y ha ordenado el concurso de acreedores y la liquidación tanto de la matriz (Sociedad Anónima de Tuercas) como de las filiales: Estamcal Estampados en Caliente, Mecanifran y Corponorte

La industria vasca, ya presionada por la transformación tecnológica y la globalización, enfrenta una nueva baja significativa con el cierre de Satuerca, empresa fundada en 1969 que se consolidó como referente en la industria auxiliar de automoción en el País Vasco. Su planta principal, situada en el polígono industrial de Abadiño (Vizcaya), fue durante décadas un proveedor clave de componentes de alta precisión para fabricantes de automóviles y grandes ensambladores europeos. El grupo contaba con 171 trabajadores y alcanzaba una facturación anual de 75 millones de euros.

Su catálogo de productos abarcaba la forja y mecanizado de piezas mecánicas complejas, como anillos de rodamiento, engranajes, núcleos de embrague, levas y, por supuesto, tuercas. 

Además de la fábrica vasca, Satuerca gestionaba otra factoría en Rumanía, integrada en el esfuerzo internacionalizador de la empresa, común en las compañías del sector en las últimas dos décadas.

Concurso de acreedores para Satuerca

Un juez. Foto: Freepik. Salario.
Un juez. Foto: Freepik.

El auto judicial revela un saldo insolvente de 69 millones de euros en pasivo exigible, frente a un activo conjunto de alrededor de 80 millones

El declive no es casual ni repentino, sino el final de un largo proceso de tensiones financieras y adaptación incompleta a los cambios de la industria.

La crisis de la compañía cuenta con varios factores clave:

  • Caída de la rentabilidad: La presión sobre los márgenes en la automoción, afectada por la electrificación, la deslocalización de compras y la entrada de nuevos actores asiáticos, ha mermado la rentabilidad de los proveedores tradicionales.
  • Altos costes energéticos y salariales: La industria vasca está sujeta a costes estructurales mayores frente a competidores de Europa del Este y Asia, lo que ha hecho difícil mantener márgenes y competitividad.
  • Deuda acumulada: Los ajustes tras la pandemia, los problemas globales en la cadena de suministros y la ralentización de la demanda de vehículos de combustión agravaron su exposición financiera, hasta acumular un pasivo inasumible.
  • Dificultad de acceso a financiación y nuevos contratos: Aunque Satuerca apostó por la internacionalización, el acceso a grandes contratos y capital ha sido cada vez más limitado frente a proveedores más grandes o innovadores.

El impacto en el empleo y el tejido industrial vasco

El golpe más inmediato lo sufren los más de 170 trabajadores de las cuatro compañías, muchos de ellos con décadas de vinculación a la planta de Abadiño y a la industria local. 

Pero el impacto trasciende el perímetro de Satuerca: la empresa arrastraba a una nutrida red de proveedores locales, talleres auxiliares y empresas de servicios en la comarca.

La caída de un grupo como Satuerca es también un síntoma de la fragilidad del tejido industrial tradicional vasco frente a la doble transición —digital y energética— que sacude a la automoción europea. 

El sector auxiliar vasco, históricamente robusto (con más de 300 empresas y cerca de 42.000 empleos directos, según la SPRI), ya sufrió sustos recientes con los problemas de compañías como CIE Automotive y Gestamp, aunque estos gigantes han logrado capear el temporal por su mayor tamaño y presencia internacional.

El concurso afecta a Estamcal Estampados en Caliente, Mecanifran, y Corponorte, filiales históricas y especializadas en piezas de forja y mecanizado avanzado, todas altamente dependientes de los contratos con la propia Satuerca y el sector de automoción.

El juez ha decretado la disolución y suspensión de los administradores, designando como administrador concursal al economista Gonzalo Ricardo Pérez Grijelmo. Todo el grupo estaba dirigido hasta ahora por el holding madrileño Ceriñola, bajo la batuta de Yago Varela Augé, junto a los administradores José Enrique de Uhagón Foxá y José Alcíbar Urquidi.

Es previsible que en las próximas semanas se abra un proceso para la liquidación ordenada de activos, priorizando el pago a acreedores y los derechos de los trabajadores según marca la legislación vigente.

Sindicatos y administraciones locales han expresado su preocupación y piden alternativas para recolocar a los empleados, así como evitar la destrucción de conocimiento industrial.

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