La industria se impacienta con el Gobierno: ni rastro de la subasta de electricidad barata

Las empresas electrointensivas aseguran que la electricidad a precios baratos no ha llegado, lo que afecta a su competitividad frente a la industria de los países vecinos

Una imagen de la planta de Celsa en Castellbisbal (Barcelona).

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Prácticamente cinco meses después de que el Gobierno prometiese precios «razonables» de la energía para la gran industria, poco o nada se sabe de esta electricidad barata. El MWh sigue disparado y las grandes firmas ya admiten abiertamente que han paralizado inversiones por el desplome de los márgenes. Las compañías manufactureras lamentan la inacción del Ejecutivo y la falta de noticias procedente de las eléctricas.

En conversación con Economía Digital, el director general de la Asociación de Empresas con Gran consumo de Energía (AEGE)Fernando Soto, lamenta que no se ha cumplido lo prometido en otoño del año pasado. «Las eléctricas se comprometieron a ofrecer contratos bilaterales a precios competitivos para la industria electrointensiva, pero continuamos sin recibir noticias de estas ofertas y no hay señales de los prometidos acuerdos», denuncia.

Además, el Ejecutivo tampoco ha convocado las subas de energía de tecnología inframarginal (nuclear, hidráulica y renovables) que deberían haberse celebrado en 2021. El sector hace tiempo que advierte de los sobrecostes existentes en la Unión Europea para fabricar. Así lo avisaba ya hace meses el dirigente: “Quiero ser optimista, pero es cierto que ya asoma el fantasma de las deslocalizaciones para el primer trimestre si no se revierte esta situación”.

El caso español es especialmente sangrante. Soto cifra en 1.500 millones el sobrecoste que las empresas electrointensivas pagaron de más frente a sus competidores alemanes y franceses. “En España, en 2022 con los precios eléctricos por los 190 €/MWh y los diferenciales con nuestros competidores, podemos estimar que se producirá un sobrecoste de más de 2.300 millones de euros”, explicó. 

“Las industrias electrointensivas españolas arrancan 2022 sin señal de que los altos precios eléctricos vayan a moderarse, por lo que su actividad continúa estando en serio riesgo”, lamentó. Las firmas afiliadas a AEGE cerraron 2021 pagando un precio de unos 120 €/MWh, más del doble que los industriales franceses (cuyas facturas fueron de 50 €/MWh), y más de 36 €/MWh por encima que nuestros también competidores alemanes.

Es el caso de, por ejemplo, Cementos Molins, que ha visto como la subida del kilovatio se ha comido aproximadamente un cuarto de su beneficio operativo.  Así lo admitió el consejero delegado de la compañía, Julio Rodríguez, en un evento celebrado en el barcelonés Círculo Ecuestre. El dirigente advirtió que con el MWh por encima de 200 euros es muy difícil competir. Ya no con las compañías asiáticas. También con las del resto de Europa. “Se nos va el 25% del resultado operativo”, lamentó. 

«En el corto plazo se invertirá donde se pueda ser más competitivo», avisa el consejero delegado de Ficosa, Javier Pujol

“El coste unitario de la electricidad se ha disparado, y para nosotros el precio de la energía es un ser o no ser”, avisó. Sin una certidumbre de que los precios vayan a bajar se hace muy difícil pensar en grandes inversiones en el territorio, añadió.

A los lamentos de Julio Rodríguez se sumaron el resto de directivos citados en el auditorio. Jordi Mercader, director general de Miquel y Costas, también lamentó el golpe de “unos costes energéticos disparados” y pidió a las administraciones europeas que el continente “sea igual de competitivo que otras regiones”. 

Javier Pujol, consejero delegado de Ficosa, advirtió del impacto que va a suponer para España mantener el precio de la energía tan alto. Más cuando en el país vecino se paga la mitad. “En el corto plazo se invertirá donde se pueda ser más competitivo”, señaló. 

Gobierno y eléctricas se pasan la pelota

Mientras la industria soporta el incremento de costes, el Ejecutivo y las eléctricas se pasan la pelota. Las compañías aseguran que esperan a que el Ministerio para la Transición Ecológica dictamine las condiciones para subastar la energía a bajo costes. Debía realizarse antes del 31 de diciembre de 2021, pero el compromiso no se cumplió. Ahora, la cartera dirigida por Teresa Ribera trabaja para sacarla adelante a lo largo de 2022.

Así lo aseguró la secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, en una entrevista concedida a El Periódico de la Energía. «Con la industria tenemos un contacto directo y fluido porque sabemos que lo están pasando realmente mal y esa crisis de precios, la parte eléctrica, preocupa», señaló.

El oxígeno tampoco llega a través de los contratos bilaterales. Las eléctricas solo tienen la obligación de vender a precios razonables la energía que producen ellas mismas, una cantidad muy inferior a la que requiere el mercado. «Toda la producción renovable propia se vende así a  precios razonables, pero esta producción es limitada y  tiene que complementarse con precios de mercado», explican fuentes de Endesa.

Así, las firmas aseguran estar «en contacto directo con los clientes industriales para buscar un precio competitivo», algo que la industria parece desmentir con las denuncias realizadas.

Carles Huguet
Xavier Alegret

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