Mahou asfixia a los bares de Madrid con su «agresiva» política comercial
La empresa cervecera vende tres veces más barato a las cadenas 100 Montaditos y La Sureña
La guerra de la cerveza iniciada por Mahou ha comenzado a asfixiar a los bares familiares de Madrid.
Los propietarios del grupo, Juan Gervás Sanz y José Herráiz de Mahou, que figuran entre los 100 hombres más ricos de España, venden el litro de cerveza a los clientes tradicionales a 1,20 euros el litro, mientras que a Restalia, la empresa que regenta 100 Montaditos y La Sureña, se lo rebajan hasta los 0,40 euros el litro. Ambas redes poseen el dominio del mercado del tapeo madrileño.
La nueva política comercial «es un ataque directo a los bares tradicionales», afectados por la crisis económica y la reducción de consumo, a juicio de los bares familiares de Madrid.
“Atraen al público con la cerveza tirada de precio y ganan un dineral cobrando un trozo de pan con un poco de queso a un euro”, explica el propietario de un establecimiento en Atocha, que prefiere mantener el anonimato.
Oferta agresiva
El éxito de 100 Montaditos y La Sureña, dos franquicias de cervecerías, se basa en una política de precios low cost. Es decir, vender cerveza a precios reducidos y los montaditos, a un euro.
Este martes, algunos restaurantes de 100 Montaditos ofrecían jarras de medio litro a un euro sin necesidad de pedir ninguna tapa. El pack de cinco botellines de 20 centilítros se comercializa a tres euros en La Sureña.
Consumo responsable
La nueva política comercial de incitación a un mayor consumo contradice los criterios de consumo responsable que la Asociación Española de Cerveceros promueve oficialmente.
Propietarios de bares, cafeterías y restaurante tradicionales de Madrid han bautizado la estrategia de Mahou como el fenómeno guillotina. Ésta ha mermado las ventas en los bares tradicionales donde 100 Montaditos y La Sureña tienen influencia.
Cambio de marca
Los precios agresivos han ocasionado un éxodo de bares tradicionales que trabajan con Mahou hacia otras cerveceras, a pesar de que pierden la marca de referencia en el mercado madrileño.
Los comerciales de Mahou a pie de calle reconocen el problema. “Sólo podemos aguantar estoicos el chaparrón de los clientes. No entendemos esta política. Esto no acabará bien”, aseguran.