300.000 jóvenes sin expectativa de empleo entran al mercado laboral

España llega a la crisis con una tasa de desempleo juvenil del 32,99% y con riesgo de empeorar. En 2013, se marcaron máximos en el 56,91%

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España continúa sin ser un país de oportunidades para sus jóvenes. A medida que las expectativas económicas se ensombrecen, se escurece el futuro para quienes se incorporan al mercado laboral este año. Desde Funcas, calculan que más de 300.000 españoles con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años entrarán en el mercado laboral de aquí a finales de 2020. «La situación económica les condena o al paro de larga duración o a prolongar los estudios», apunta Raymond Torres, Director de Coyuntura y Análisis Internacional de la fundación de las ex cajas de ahorros. 

Según la EPA, al cierre del primer trimestre, el paro juvenil, que computa a los demandantes de empleo de hasta 25 años, se situaba en el 32,99%. En los máximos de la crisis previa, que se marcaron en el primer trimestre de 2013, la tasa de desempleo en este grupo de edad llegó al 56,91%.

El economista de Funcas cree sobre estos jóvenes se presentan muchas incertidumbres, reclama que no se les deje atrás, y pide innovar en materia de acceso al mercado de trabajo. «Para ser exitosa, la política de empleo deberá disponer de recursos humanos suficientes de modo a personalizar sus dispositivos y adaptarlos a un entorno cambiante. La experiencia internacional muestra que esta puede ser una inversión rentable, a condición de diseñar las medidas correctamente y evaluarlas, como es el caso de las políticas activas de empleo en el País Vasco», reflexiona.

Desde Esade también insisten en que los jóvenes son un grupo crítico ante otro golpe del desempleo, al igual que los trabajadores de más edad. «Tres colectivos nos preocupan especialmente: los desempleados de larga duración, sin prestaciones, que serán de nuevo relegados en la (larga) cola del paro, a semejanza de lo que ocurrió en la Gran Recesión; los nuevos entrantes, que entrarán en un mercado de trabajo muy debilitado o simplemente no entrarán, y finalmente los trabajadores de mayor edad, que probablemente sean separados del mercado de trabajo de forma permanente», recoge en el e-book «La economía española en tiempos de pandemia: una primera aproximación». Este el primer libro que reflexiona sobre el impacto económico del coronavirus, bajo el impulso del Centro de Política Económica de Esade (EsadeEcpol), que dirige Toni Roldán, junto a FEDEA y Nada Es Gratis.

El empleo y el empobrecimiento de los españoles

Bruselas no es ajena a la enorme crisis de empleo a la que se puede ver abocada otra vez España. Los escenarios económicos presentados en los últimos días por el Banco Central Europeo (BCE) o el Banco de España anticipan que si la pandemia no se controla, incluso en 2022 la tasa de desempleo se mantendría por encima del 22% de la población activa. Como mínimo, e incluso aunque la Covid-19 no vuelva a cerrar actividades y la recesión sea más benigna, dentro dos ejercicios el desempleo se mantendrá sobre el 17%. Es decir, que al menos existirán 770.000 desempleados más que en diciembre de 2019.

La Comisión Europea no ha pasado por alto que el desempleo puede volver a tocar cifras récord. De hecho, espera que España adopte medidas que impulsen la cualificación de los trabajadores a lo largo de los próximos años, a través de los programas que tendrá que ir presentando para obtener el apoyo del Fondo de Reconstrucción, que se espera tenga luz verde en los próximos meses y entre en vigor el 1 de enero.

Con varias generaciones arrastrando gran inestabilidad en el mercado laboral, los salarios de los más jóvenes son inferiores, a igual calificación. Así lo recogía el Banco de España en un estudio titulado «Tendencias laborales intergeneracionales en España en las últimas décadas» publicado a finales de mayo, realizado por Sergio Puente y Ana Regil.

En él, mostraba como el salario mensual de las generación nacida en 1967 era más alto cumplidos los 30 o los 40 que el de los nacidos en 1977. También estaba por encima al llegar a la treintena en el caso de la generación nacida en 1987, tanto en el caso de los trabajadores con estudios bajos, como los licenciados superiores.

Sin un programa exitoso de apoyo y cualificación, parece que la siguiente generación también será más pobre que sus predecesoras.

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